Opinión, Política

Cambiemos, el Mitrismo del Siglo XXI

Por Fernando Gómez, Secretario Político de Descamisados, Director de la Revista Oveja Negra.

Columna de Fernando Gómez.

Las decisiones políticas y económicas asumidas por el Gerente a cargo del Gobierno Nacional, Mauricio Macri, han reconstruido en pocos días la mirada centralista y unitaria de un país chico, blanco, urbano y dirigido por un puñado de sus pocos dueños. Un modelo de país al que le sobran provincias y gente. La decisión de incrementar los fondos coparticipables a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es tan sólo un nuevo capítulo del futuro sombrío que amenaza a nuestras provincias.

Felipe Varela, allá por el siglo XIX, sentenciaba que “Ser porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Ésta es la política del gobierno de Mitre.”. Varela, junto a los caudillos del interior, alzaron el proyecto genuinamente federalista de la Argentina, que proponía una redistribución equitativa de la renta aduanera. Política a la que resistió Mitre, desde la metrópoli, y le declaró la guerra a las provincias.

Aquellos proyectos antagónicos de Nación, vienen confrontando a lo largo de la historia. Las políticas económicas de neto corte neoliberal que vienen adoptándose en la Argentina desde el 11 de Diciembre de 2015, encarnan la versión mas cruda del proyecto unitario que erige a Mitre como bandera.

En el día de ayer, a través del decreto 194/2016 el Gobierno Nacional incrementó el coeficiente de coparticipación que recibe la Ciudad de Buenos Aires del 1,40% al 3,75%. Hablando en plata, de los estimados 10 mil millones que pensaba recibir la Ciudad en 2016, pasó a 26 mil millones, un incremento del 168%, según el decreto, para atender a los gastos del traspaso de la Policía Federal a la jurisdicción porteña, como argumento de su promulgación.

Sin reparar en el pequeño detalle que nos indica que los gastos del traspaso de la policía no superarían los 11 mil millones (según estimaciones de la propia Ciudad de Buenos Aires), lo que ha significado la decisión sobre fondos coparticipables, es profundizar la desigualdad fiscal y económica entre la metrópoli y el interior profundo del país. En tal sentido, la Ciudad pasó a ocupar el cuarto lugar en recursos destinados de Nación, cuando antes del decreto ocupaba el decimonoveno lugar.

El cinismo como política de Estado.

En reiteradas oportunidades, Mauricio Macri repitió el libreto de construir un auténtico federalismo. Emblema del discurso cínico, se ha transformado el anunciado Plan Belgrano para el desarrollo del Norte Grande, que en su estimación mas auspiciosa prevé una inversión de 10 mil millones de dólares en diez años. Si nos atenemos a las cuentas que ellos mismos anuncian, las diez provincias que componen el Norte Grande, deberán estimar recibir en obras de infraestructura poco mas de 2 mil millones de pesos por año, cifra que resulta ridícula en comparación con el incremento que vía decreto Macri le asignó ayer a la Ciudad de Buenos Aires.

A un mes de haber asumido el gobierno, la Alianza Cambiemos, no ha tomado una sola decisión que implique un beneficio para el desarrollo económico de nuestro interior profundo. Con bestial cinismo se anunció que la eliminación de las retenciones a los granos exportables, y la reducción a la soja, constituían un aporte a la mirada federal del país, para ello, se eliminaron las retenciones a la exportación de productos de las economías regionales.

Lo cierto es que la brutal transferencia de ingresos que implica dicha decisión para cuatro pulpos agroexportadores (Cargill, Bunge, Nidera, Dreyfus) han colocado a las economías regionales en una situación de crisis a mediano plazo. La renta excedente por la eliminación de las retenciones, se licúan en los mayores costos por la devaluación asumida, en el incremento del transporte por aumento de combustibles y la merma de subsidios anunciadas sobre los servicios.

Incluso, la decisión encendió la alerta en medianos y grandes productores, que no reciben la renta excedente que queda en las arcas de las corporaciones agroexportadoras. Porque cuando el Estado desaparece, no sólo se come a los mas humildes, si no también a cualquiera que no ingrese en el staff de los veinte grupos económicos para los que ha decidido gobernar Cambiemos.

El impacto de la reducción de las retenciones a la soja, se verá reflejado en el mediano plazo sobre el Fondo Federal Solidario creado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y que significó un avance enorme en la construcción de una economía auténticamente federal, que exceda la discusión fiscal, para llevarla al plano de la redistribución de la riqueza producto de nuestro suelo. Mientras los especuladores liquiden las cosechas escondidas en silobolsas, la cosa andará bien. Cuando se normalice el ritmo de exportación, las Provincias tendrán menos ingresos para obras de infraestructura que han significado un avance enorme en su desarrollo.

No es casual que en nuestro litoral continúen evacuados miles y miles de los mas humildes de nuestra Patria, mientras Macri propone en Corrientes reanudar la represa de Ayuí Grande para inundar ocho mil hectáreas para favorecer la industria arrocera que conduce Aranda, dueño de Clarín.

No es casual que en nuestra Patagonia las trabajadoras y trabajadores del petróleo hayan construido enormes e históricas movilizaciones en defensa de sus fuentes de trabajo, ante las políticas restrictivas e importadoras anunciadas por el CEO de Shell, actual Ministro de Energía.

No es casual que en nuestro Norte tengan presa a Milagro Sala, por defender los puestos de trabajo de miles y miles de cooperativistas vinculados al desarrollo de obras de infraestructura y vivienda en la Provincia de Jujuy.

No es casual que nada de esto sea noticia en las corporaciones mediáticas.

Nada es casualidad, todo es producto de la nueva fase de implementación del neoliberalismo en la Argentina.

Nada es casual, es consecuencia del saqueo llevado adelante por los rubios, bienpensantes, hijos de la oligarquía porteña, que vienen a consolidar el país chiquito, al que le sobran provincias y gente, por el que luchó Bartolomé Mitre.