El funcionario nacional relató que “las reuniones deben ser cordiales” y “precisamente la Presidenta lo recibió a su sucesor con toda la buena fe y con la vocación de colaborar de la mejor manera».

Agregó que “la única condición” que pidió la jefa de Estado fue “discreción» y que parte de lo conversado «no se hiciera público, porque si no entramos a discutir de política por los medios de comunicación social, lo que no tiene mucho sentido».

Luego confió que convocó a su sucesor y actual funcionario del Gobierno porteño, Marcos Peña, y que este “se negó a un encuentro”.

«Anoche la Presidenta me citó a Olivos y me pidió que lo convoque a Marcos Peña con el propósito de mantener un encuentro. Lo llamé para encontrarnos y me dijo que no. Que habían estado hablando con el presidente electo y que este tipo de encuentros debían ser públicos”, explicó el jefe de Gabinete.

Remarcó que lo invitó (a Marcos Peña) a su despacho en la Casa Rosada, y amplió: «no lo estaba citando en un bar en el barrio porteño de Pompeya, sino en mi despacho”.

Tras sostener que el presidente electo y su equipo no son «serios», Aníbal Fernández remarcó que «no han tenido vocación de hacer una transición. Si la vocación es hacer una transición para las cámaras, porque la intención es hacer un showcete televisivo, no es nuestra vocación. Queremos aportar datos, pero sin este gesto de chiquilines”.

El martes por la tarde, Cristina recibió a Macri en la quinta de Olivos en un encuentro que se extendió por 40 minutos con el propósito de acordar los detalles de la ceremonia de traspaso del mando presidencial.