Opinión

La impronta de San Martín y su legado histórico

En en un nuevo aniversario del fallecimiento del General San Martín, rendimos un homenaje con éste modesto escrito en donde analizaremos algunos aspectos relevantes de su vida personal, militar y política.

El general San Martín.

Este abordaje  lo realizaremos atendiendo al proceso histórico en sí, donde también apuntaremos a marcar una serie de interrogantes que creemos, pueden aportarnos elementos para la búsqueda y profundización del conocimiento histórico.

Contra muchos de los supuestos establecidos por la historia oficial, en su intento de dotar de un origen fundacional a nuestro país, que conlleva la definición de José de  San Martín como  el “padre de la patria”, en este ensayo  intentaremos hacer hincapié, en la idea de que  el libertador fue en realidad, un líder continental de proyecciones mucho más amplias y abarcativas.

Creemos que él, de alguna manera, representó la concreción de un ideal de emancipación de toda la América del Sur. Ideal también compartido por el otro gran libertador del continente: el General Bolívar.

Es que San Martín no solo liberó lo que hoy conocemos como la Argentina, sino que también hizo lo mismo con Chile y Perú, pueblo del que incluso fue nombrado protector. Respecto a esta cuestión, sería interesante hacernos el siguiente interrogante: cuando hablamos de la patria, ¿a qué patria nos estamos refiriendo? Si pensamos en las batallas por nuestra independencia, vemos que muchas de ellas (Huaqui, Vilcapugio, Ayohuma), por mencionar solo algunas, se dieron en el alto Perú, actual Bolivia; en un territorio que hoy no pertenece a la Argentina. Esto se debe a que el Virreinato del Río de la Plata como unidad política, comprendía límites muchos más amplios que nuestro país en la actualidad. Del mismo surgieron cuatro estados nacionales: Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay.

Introduzcámonos ya con el personaje en cuestión y mencionemos algunos aspectos importantes de su vida. Nacido en Yapeyu, actual provincia de Corrientes, de joven partió hacia España donde hizo carrera militar en los ejércitos del rey. Cabe destacar que su bautismo de fuego, fue apenas a los 14 años de edad, en el sitio de Oran (1791) en Marruecos, en plena campaña expansionista del imperio español en el norte de África. También combatió en la batalla de Bailen (1808), donde por primera vez el invencible ejercito de Napoleón Bonaparte fue derrotado.

En 1812, San Martín llego al Río de la Plata a bordo de la fragata George Canning, para ponerse a disposición del gobierno revolucionario que en esos momentos se encontraba en plena guerra con España.

El, así como Miranda y Bolívar entre otros libertadores, formaba parte de ese grupo de criollos adherentes a los principios del liberalismo político. En ellos fue madurando un pensamiento que llevaba consigo el rechazo a la forma de gobierno arbitraria y despótica de la monarquía.

Con la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, encargado a San Martín por el gobierno revolucionario, el libertador libró el único combate que se dió en lo que hoy es suelo argentino en San Lorenzo (1812). En esta batalla, los patriotas vencieron a los españoles en apenas quince minutos. Ese primer triunfo, fue producto de la genialidad táctica de San Martín, que  preparó una emboscada dividiendo a sus tropas y atacando al enemigo por dos frentes.

Pero la figura del también llamado “santo de la espada”, trascendió en los anales de la historia  y  llegó  a nosotros a través de la que fue tal vez su mayor hazaña: el cruce de Los Andes.

Desde la región de Cuyo, una zona marginal y pobre, San Martín instruyó y creó un ejército de más de cinco mil hombres prácticamente de la nada. Con esa fuerza bélica, se aprestó a cruzar la cordillera para derrotar al poder realista asentado en Chile. Las gloriosas jornadas de triunfos se consiguieron en las batallas de Chacabuco (1817) y  Maipú (1818).

De alguna manera, el triunfo en Chile consolidó y garantizó la libertad de las Provincias Unidas del Sud. Las mismas habían logrado declarar su independencia en Tucumán (1816) poco antes de la campaña de Los Andes y San Martín fue uno de los que más presión ejerció para que esto sucediera.

Respecto a esta cuestión, puede sostenerse que la insistencia del libertador al congreso para que dictara definitivamente la independencia tenía sus motivos. Para San Martín no era lo mismo cruzar con un ejército sublevado sin reconocimiento, que con uno que fuese parte de un país independiente  declarado libre y soberano a la faz del mundo.

La emancipación legal, realizada en Tucumán, en el mismo corazón de las provincias, se dio en un contexto marcado por el afianzamiento de la contrarrevolución en todo Sudamérica. La reacción fue desplegada por el rey de España que cuando recuperó el trono en 1814, envió a sus ejércitos para reprimir a los sublevados del continente.

En ese momento adverso para todos los patriotas americanos, la única revolución que prevalecía en pie era la del Río de la Plata. El difícil panorama de nubes negras que se cernía sobre la América entera fue lo que revistió a la emancipación y la ruptura de lazos de las Provincias Unidas del Sud con España, de un valor indubitable e inigualable. Con la declaración de independencia, la revolución se afirmó  llevando consigo el avance del reloj de la historia, que ya no se detendría.

Por eso creemos que el cruce de Los Andes fue verdaderamente una epopeya con una trascendencia que revistió un carácter épico. Ya que lo que allí se jugó, fue una especie de todo o nada por la liberación del continente y el triunfo de los ideales revolucionarios en América entera.

Fuente: Resumen del Sur