Sociedad

En seis años, 138 varones también fueron víctimas en casos de femicidio

La cifra corresponde a los homicidios cometidos contra personas que mantenían un vínculo afectivo con la mujer a la que intentaron defender y quedaron en la línea de fuego. Los femicidios vinculados quedan un poco tapados por la difusión de los femicidios, pero no son casos aislados. En un estudio se visualiza con absoluta claridad el crecimiento a lo largo de los seis años analizados de la cantidad de casos.

César Argüello estuvo doce años en pareja con Patricia Putero, con quien tuvo dos hijos, Elisandro y Lisandro. El grupo compartió una casa en San Francisco Solano, hasta que la mujer decidió terminar la relación. En febrero del año pasado, el hombre degolló a los chicos, de 2 y 7 años, y luego se suicidó. En la macabra escena fue hallada una carta dirigida a su ex: «Ahora podés hacer lo que quieras, ya no te voy a molestar más», le escribió.

El caso forma parte de una lamentable estadística de hechos denominados «femicidios vinculados», un término desarrollado por el Observatorio de Femicidios Marisel Zambrano, organismo de La Casa del Encuentro, que «parte de las acciones del femicida para consumar su fin: matar, castigar o destruir psíquicamente a la mujer sobre la cual ejerce la dominación».

Los femicidios vinculados, básicamente contra personas que intentaron impedir el femicidio o que formaban parte de su entorno afectivo, son registrados en la Argentina por La Casa del Encuentro desde el 2008, y hasta diciembre de 2013 contabilizaron 217 víctimas: 79 mujeres y niñas, y 138 hombres y niños.

«Los femicidios vinculados quedan un poco tapados por la difusión de los femicidios, pero no son casos aislados. Esta estadística no existe en ningún país latinoamericano, porque aún no se toma la magnitud que merece. Pero la base de estos crímenes es la misma, porque el agresor continúa considerando a la mujer de su propiedad, y así puede llegar a cometer estos homicidios contra personas que intentan defender a la víctima, lo que llamamos línea de fuego que es el momento del ataque, o también como una forma de venganza perpetua, porque muchas veces la mujer sigue con vida y debe continuar con el dolor del ser querido asesinado», explicó la especialista Ada Rico, coordinadora del registro de la organización.

En el estudio se visualiza con absoluta claridad el crecimiento a lo largo de los seis años analizados de la cantidad de casos, y también la relevancia en constante aumento de varones que resultan agredidos fatalmente por los agresores.

Así, el informe arranca con los hechos perpetrados en 2008, cuando fueron 11 los femicidios vinculados de mujeres y niñas, y 12 los casos con hombres y niños. En 2009, fueron 14 y 18; en 2010, fueron 12 y 16; en 2011, fueron 13 y 29; en 2012, fueron 18 y 24; y en 2013, fueron 11 y 39.

«Hay claramente un tema de venganza en los femicidios vinculados», sostuvo Rico. Esto quedó claro en el caso del pequeño Tomás de la ciudad bonaerense de Lincoln, asesinado por su padrastro, quien no aceptaba la separación con la madre del niño.

 

Tomás, un caso de venganza

 

El caso de Tomás Santillán, de 9 años, de la ciudad bonaerense de Lincoln, asesinado en 2011 por su padrastro, quien no aceptaba la separación con la madre del niño, es uno de los casos emblemáticos de «femicidio vinculado». Adalberto Cuello fue condenado a perpetua, pero la mamá del nene asesinado, Susana, salió del tribunal diciendo que le había destruido su vida. «Su hijo no volverá aunque se haya hecho justicia, y esa marca en la psiquis de la mujer es difícil de superar», sostuvo Ada Rico.