Ciudad

Evalúan la venta de un edificio del Colegio de Auditores Generales

Josefa Prada, miembro del Colegio de Auditores, y única auditora en contra de la venta presentó su postura ante los legisladores porteños. Según ella “cómo un inmueble supuestamente inservible para su utilización por un organismo público puede resultar atractivo para eventuales interesados del sector privado”.

El Colegio de Auditores Generales presentó a los legisladores de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto que posibilite la venta del edificio adquirido por este organismo, e4l cual se encuentra ubicado en la calle  Bartolomé Mitre 1249, de esta Ciudad.

Frente a ello la auditora General y miembro del Colegio de Auditores Josefa Prada manifestó, ante los legisladores, no estar de acuerdo con dicha venta argumentando y preguntándose “cómo un inmueble supuestamente inservible para su utilización por un organismo público puede resultar atractivo para eventuales interesados del sector privado, salvo que aceptemos el remanido slogan de la  presunta ineficiencia del Estado en la administración y la gestión de los recursos”.

Al respecto pone como ejemplo a valorar el de la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, “que ha sabido encontrar las formas más adecuadas para restaurar y recuperar los edificios de su propiedad”.

Dado que dice haber sido “señalada, con nombre y apellido, como la única miembro, que se opone a la mencionada venta” en una reciente reunión de la Comisión de Presupuesto de la Honorable Legislatura  expuso su parecer frente a esta situación: “Si bien la iniciativa de compra de una sede propia surgió a partir de una decisión del Colegio de Auditores Generales en su primera integración (1999-2003), fue durante la gestión del “Segundo Colegio” (2003-2007) que se realizaron los actos tendientes a concretar la ansiada adquisición. Con este objetivo se llamó a Licitación Pública, creándose distintas Comisiones Técnicas de evaluación edilicia, integradas por personal calificado de esta AGCBA, que intervinieron activamente en todo el proceso previo a la compra del inmueble”.

A fin de verificar la conveniencia económica de la oferta presentada, se dio intervención al Banco de la Ciudad de Buenos Aires para que efectuara la tasación del inmueble, con la siguiente conclusión: “Se estima el valor de mercado del inmueble considerándolo desocupado, libre de toda situación jurídico-litigiosa y libre de deudas para una operación de compra venta al contado, en la suma de $5.500.000.- (Pesos cinco millones quinientos mil)”. Finalmente la compra se realizó por la suma de $4.992.000.- pesos.

Según ella, en los informes elaborados por las Comisiones Técnicas de evaluación edilicia, al momento de juzgar la conveniencia de la operación se tuvieron en cuenta las siguientes características, entre otras: a)    la excelente ubicación  del inmueble, a metros de Av. 9 de Julio, con  la inmediatez de cuatro líneas de subtes (Líneas A, B, C y D) y sus respectivas posibilidades combinatorias, así como la fluida circulación de numerosas líneas de colectivos. b)    El sistema de ventilación de pozos de aire y luz, más amplios y espaciosos que los economizados espacios de edificios más modernos. c)    Una buena estructura de 4.800 metros cuadrados con dos subsuelos,  aptos para cocheras y archivos, estructura que, además, contaba con planos y se adecuaba a la normativa exigida. d)    La adecuada y funcional disposición de sus núcleos sanitarios. e)     Aunque no había duda alguna de que la estética arquitectónica no era de las mejores, este inconveniente resultaba fácilmente solucionable con el moderno sistema de curtain wall.

En este sentido Prada considera que “si bien en sucesivas ocasiones se tuvo en cuenta que gestionar las obras de readecuación funcional podría resultar algo operativamente complejo, se consideró posible, con la adopción oportuna de los recaudos correspondientes, concretar dichas obras. No se consideró alternativa institucional la venta del bien como camino de solución. No obstante el criterio actual considera como única esa alternativa plasmada en oportunidad de la presentación del Presupuesto 2011 ante la LCABA con fecha 12/11/2010”.

“Queda claro que la mayoría de los integrantes del actual Colegio de Auditores nunca se planteó siquiera la posibilidad de encarar obras, sino que desde el principio de la gestión pensaron únicamente en la venta del edificio”, sostiene la auditora y agrega: “No tengo intenciones de protagonismo o polemizar, sino de aclarar mi posición ante quienes tendrán en sus manos la decisión sobre el destino final del inmueble que hoy nos ocupa, pues no quería que mi voto negativo a la venta del mismo quedara cubierta por el velo de una decisión interna del Colegio de Auditores o, lo que es peor aún, sometida a las arbitrariedades de los rumores, conjeturas o interpretaciones capciosas”.