Política

Massa de gira y el nuevo Consenso de Washington

Argentina se encuentra en el centro de los intereses geopolíticos de Estados Unidos. Subordinada nuestra economía a un oprobioso acuerdo con el FMI ratificado una y otra vez por el gobierno. Un gobierno vaciado programáticamente de las expectativas populares que lo llevaron al lugar que ocupa. En ese contexto, llegó Massa y sus superpoderes a EEUU.

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La reina de Inglaterra se murió sin que pudiéramos arrancarle la recuperación del enclave colonial que la corona británica mantiene vigente en nuestras Islas Malvinas.

Además de nuestro pedazo de Patria secuestrada, allí habita el testimonio del gaucho Rivero, de los cóndores de Dardo Cabo, el honor y la gloria de los combatientes que lucharon contra el ejército de Inglaterra y la OTAN.

En el atlántico sur, además, subyace la riqueza de nuestra pesca, la vitalidad estratégica de su ubicación bicontinental y un lecho marino rico en hidrocarburos y minerales valiosos. Por alguno de esos factores, la ahora extinta Isabel II, dueña de un legado colonialista vergonzante para la humanidad, luchó tenazmente contra nuestra Patria para mantener su prepotencia imperial vigente en nuestra tierra.

Recuperar Malvinas, derrotar la rémora colonial de la corona británica y desterrar la refrescada versión del neocolonialismo que amenaza nuestro tiempo presente y futuro, es la única razón por la que ocupa un minuto la necesidad de resaltar la muerte infausta de la caricatura de una corona en decadencia.

 

El nuevo consenso de Washington

Mientras los laberintos informativos de la cadena corporativa de comunicación ocupan horas y horas en reducir a un policial berreta el intento de magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner, y ahora, a narrar con desvergüenza la necrofilia con la que viven los ingleses la muerte de su reina, Sergio Massa se encuentra en plena gira por los Estados Unidos, allí donde ha ido a ofrecerse como garante de la dependencia económica de nuestro país.

“Massa busca el consenso de Washington” sostiene el economista Julio Gambina en su columna semanal, recordando el término con el que se conocía el paquete de reformas estructurales de la década del 90 que Estados Unidos impuso en occidente. “Si en los 90 del siglo pasado la “receta” era la “liberalización y apertura” de la economía a la libre circulación de los capitales, la pretensión actual se resuelve en asegurar los mecanismos de incentivo a la iniciativa privada y la transnacionalización”, sostiene Gambina y ubica en el acuerdo con el FMI ratificado recientemente como el “ingresó subordinadamente en ese proceso”.

El equipo del ministro de economía, Sergio Massa, concluyó durante la gira con la segunda revisión del FMI a la que nos subordinamos por el acuerdo suscripto el año pasado. “Sergio remarcó que no se están pidiendo cambiar las metas ni las condiciones; se va a cumplir con todo”, relataron los enviados especiales de Infobae, medio afiliado a los intereses de los Estados Unidos en la Argentina.

El costo para cumplir a rajatabla con el acuerdo con el FMI por el que cada tanto cacarean los que promueven al Ministro ha implicado un severo ajuste  sobre el presupuesto nacional y concesiones escandalosas a las corporaciones agroexportadoras.

La decisión administrativa 826/2022 implicó un recorte de $210.000 millones de pesos en el presupuesto de 18 Ministerios. La mayoría de los ajustes se dieron en gastos de capital y recayeron principalmente sobre programas como el Procrear y el Conectar Igualdad y las transferencias a las provincias. El organismo que sufrió el mayor ajuste fue la Secretaría de Producción: perdió $70 mil millones, el 41% del presupuesto vigente.

A eso, debe sumarse el ritmo del gasto corriente. De acuerdo con un informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), en agosto el gasto mensual de la Administración Pública Nacional (APN) creció al menor ritmo del año: 41% interanual. Además, por segundo mes consecutivo, este crecimiento estuvo por debajo de la inflación, estimada en 77,5% interanual.

“Esto muestra una retracción del gasto en términos reales del 20,6%”, sostienen desde el CESO.

Al ajuste sobre el presupuesto nacional, como ofrenda al FMI de la capacidad de recortar el gasto público en asientos presupuestarios sensibles al nervio político de la alianza gobernante, se suma la reciente decisión de conceder al complejo agroexportador la oportunidad de consumar una estafa formidable y liquidar dólares a 200 pesos.

Una devaluación encubierta de la moneda nacional, realizada para asegurar que un sector híper rentable de la economía doméstica, subordinado a cadenas de suministro trasnacionales, liquide bienes primarizados vendidos en el extranjero, para mostrarle al FMI la capacidad de recuperación efímera de las reservas del Banco Central.

Por donde se lo mire, el famoso dólar soja es una vergüenza para cualquiera que pretenda impostar peronismo. Alienta la primarización, atiende a un sector ultra extranjerizado y hace peligrar los costos en el mercado interno por el reflejo de la devaluación encubierta.

Argentina, país que ocupa los primeros puestos en el ranking de exportadores de soja, además es importador de porotos de soja. Así de descabellado como suena, es absolutamente cierto.

El tercer bien mas importado entre enero y mayo de 2022 fue el poroto de soja, por un valor de 1.000 millones de dólares, en su mayoría comprado a Paraguay. Por mucha explicación que le quieran dar, es una maniobra de fuga de capitales precedida del contrabando de porotos de soja.

Pero la estafa que asegura el dólar soja es aún más brutal. Los mismos actores que compraron porotos de soja con dólares comprados a 143 pesos, ahora pueden liquidar dólares a 200 pesos por porotos de soja exportados. En cualquier circunstancia, por mucho menos, los protagonistas de una maniobra semejante, estarían presos.

 

“Vengo a proponerles un dueño”

Sergio Massa ingresó ésta semana al señorial edificio de la US Chamber of Commerce, frente a la Plaza Lafayette, que en el otro extremo tiene a la Casa Blanca. Lo esperaban representantes de 35 empresas. Infobae, vocero ineludible, relata que se encontraban “AWS, General Motors, Exxon Mobile, Google, Merck, P&G, Bayer, Dow, Citibank, John Deere, Orel Energy, Cargill, Flybondi, Excelerate, Chevron, Corteva y Gilead, entre otras. También representantes del Departamento de Estado y Comercio de EEUU, y del Institute of International Finance (IIF).”

Mas allá del palabrerío con el que se justifican estos encuentros, lo que es necesario destacar es que Argentina se encuentra en el centro de atención de los intereses geopolíticos de los Estados Unidos.

La mayor reserva de gas y petróleo no convencional que existe en todo el mundo se encuentra en Vaca Muerta. Nuestro noroeste integra el triángulo del litio, la mayor reserva global de un mineral indispensable para el diseño del futuro energético. Nuestra tierra cultivable, nuestra mar atlántico transformado en una pampa azul, nuestro frente oceánico y salarios por el piso, hacen de nuestro país objeto de deseo de los colmillos de las multinacionales con las que alegremente se reúnen los funcionarios nacionales votados para hacer exactamente lo contrario.

Tan importante es Argentina para los intereses geopolíticos de Estados Unidos que una vez concluida la reunión de Sergio Massa con el Departamento de Estado, oportunidad en la que los yanquis se llevaron el compromiso de poder ofrecerles a Europa la posibilidad de organizar un “swap” por gas futuro en nuestro país.

Concluida esa reunión, el Secretario de Estado Anthony Blinken se reunió en Kiev con el gobierno de Ucrania para asegurar un paquete de ayuda militar, al mismo tiempo en que transmitía un mensaje de aliento a Europa acerca del futuro de la provisión del gas que Rusia ubicó como herramienta de defensa frente a la OTAN.

Al cierre de esta edición, Massa se encontraba reunido con corporaciones petroleras en Estados Unidos para ofrecer Vaca Muerta, sincerar que el gasoducto no es para proveer al mercado interno si no para exportar más, asegurar financiamiento público a los puertos para exportación y comprometer que el pueblo argentino le habrá de asegurar la rentabilidad, como ya lo hicimos con el barril criollo cuando el precio internacional se desplomaba.

Como bien señala el economista Alejandro Marcó del Pont “con la mentalidad enfocada en la necesidad de exportar para ganar los dólares requeridos para tener reservas y pagarle al FMI, tenemos que darles a los privados que exploten, contaminen y se lleven una parte de los dólares, para que nosotros tengamos las migajas para pagar la deuda… Los privados se quedan con las ganancias, les suplicamos para que dispongan dólares para el país, ya que ellos manejan el sector externo.”

El testimonio más nítido de la gira lo marcaron dos de los tantos acuerdos de “inversión” celebrados por Sergio Massa. El primero es el acuerdo con la multinacional norteamericana Livent. La empresa fue denunciada en los primeros meses del año por el Gobierno de Catamarca por haber informado ventas al extranjero de carbonato de litio a 6,41 dólares, mientras que desde Jujuy se vendía el mismo producto a 54 dólares el kilo. Además, se comprobó que la mayoría de las ventas al extranjero eran a la propia empresa Livent en su casa matriz.

Con Livent se reunió Massa para acordar inversiones y mejoras para el sector, y seguramente poner en debate los nuevos precios de referencia que había fijado la Aduana frente al escandalo que ahora se opaca por la necesidad de alentar las inversiones.

Para desarrollar minería, también, Massa se reunió con Río Tinto, la nave insignia de la minería británica, quien intensifica inversiones y obtiene rentabilidad en la tierra sobre la cual mantiene vigente un enclave colonial.

 

La contradefensiva

El Movimiento Nacional precisaba una contraofensiva política, un comenzar a evidenciar apego con los intereses populares por parte de un gobierno que está desmadrado del eje por el que fue elegido en las urnas, como respuesta necesaria al intento de magnicidio que sufriera Cristina Fernández de Kirchner.

Lejísimo de esa contraofensiva política, lejos también de la voluntad expresada por nuestro pueblo en la calle hace apenas una semana, se inscribe la gira de Sergio Massa por Estados Unidos y la matriz neocolonial de los acuerdos que se pretenden como los éxitos de su gestión.

Juan Domingo Perón señaló alguna vez  que “La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”.

En tiempos donde todos se llenan la boca intentando defender la democracia, sería oportuno que recordaran que no se construye paz social, ni mucho menos se fortalece la democracia, yendo a las corridas a defender intereses extranjeros, menos aún convocando a la unidad de la clase política con la oposición, si no, haciendo como Perón decía, lo que el pueblo quiere y necesita.