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Chubut

Médicos abusadores: “en Gaiman, el pueblo calla, es macabro”

La mujer describió la violencia, la humillación y el ultraje a la intimidad que sufrieron sus dos pequeños hijos de 3 y 9 años a manos de un matrimonio de médicos, que eran vecinos de su casa. Dijo que la pareja quiso borrar pruebas de los abusos en los cuerpos y ropas de sus hijos. Espera que les caiga todo el peso de la ley y que sigan presos.

La mujer describió la violencia, la humillación y el ultraje a la intimidad que sufrieron sus dos pequeños hijos de 3 y 9 años a manos de un matrimonio de médicos, que eran vecinos de su casa.

La mamá que denunció al matrimonio de médicos en Gaiman por abuso sexual de sus hijos rompió el silencio y dialogó en exclusivo con el diario Jornada de Chubut. Si bien prefirió no dar su nombre, dio precisiones sobre el caso y afirmó que espera que les caiga todo el peso de la ley y que sigan presos. “¿Están peleando por tener prisión domiciliaria porque no están cómodos? ¿Porque corren riesgo de perder el estatus social, la comodidad de una casa? A nosotros nos jorobaron la vida. Los nenes corren tras un fantasma porque nadie se les acerca. Somos un bicho raro”, dijo al mencionado medio. La mujer describió la violencia, la humillación y el ultraje a la intimidad que sufrieron sus dos pequeños hijos de 3 y 9 años y le habló al juez: “Espero que escuche. Que esté atento: hay más víctimas. Que se haga justicia”. También le habló a sus vecinos de Gaiman y aseguró que si bien tiene la ventaja de ser tranquilo, el pueblo “calla todo” y sufre la indiferencia de incluso, los funcionarios del lugar. Tras estas afirmaciones, contó cómo se originó su contacto con la familia de los médicos. “Hace un año y medio que vivimos en la zona aledaña donde residía esta familia. Mi nena era compañera de escuela de la hija menor de esa familia. Se reencuentran en el barrio, cerca de la casa hay un parque y ahí se encontraron”, relató. Si bien asegura que con el matrimonio de médicos nunca tuvieron un hola y un chau, “los nenes jugaban juntos y otros nenes. El 6 de mayo la nena me cuenta que había como un juego sexual. Que quedaba cerrada en un juego de menores. Profesionales en el tema nos aseguraron la no participación de un adulto. Que no había sido más que un descubrimiento sexual entre chicos. Si bien me incomodaba la situación porque no era grato: mis hijos habían recibido demasiada información para la edad que tienen”. La preocupación llega unos días después. La mujer remite que su hijo más chiquito de tres años, admitió ante una psicóloga que el hijo mayor del matrimonio también los lastimaba haciéndolos gritar y pedir ayuda. Lo mismo le hacían a su propia hermanita. “Fuimos a hacer la ampliación de la denuncia ya existente. A raíz de eso y de explicarle a nuestra hija más grande que tenía que confiar y no tener miedo de contar. Ella se negó y no quería que supiera nadie más sobre lo que les había pasado. Se largó a llorar y se fue”, recordó. Las cosas fueron empeorando cada vez más: su hija le admite que fueron amenazados y que esta familia también les pegaba. “En su vocabulario pudo expresar los habían hecho sangrar a todos. Que les pegaban, les ponían cremas, les lavaban la ropa interior y las ponían en el secarropas. Las tiraban en el piso para que las levanten y los insultaban. Que los encerraban en una pieza con llave para que no escaparan hasta que no se borraran las marcas. Son médicos y saben dónde no quedan marcas”, apuntó. La mamá de los niños víctimas asegura que el tiempo prolongado que sus hijos permanecían en la casa del matrimonio vecino no era motivo para sospechar nada. “Era un grupo de chicos que jugaban siempre. Son 6 que se juntaban todos los días. Pasado un tiempo, sí empecé a ver cambios. Que no querían jugar con tal o cual. Pero también empezar a pensar que son chicos y a veces, prefieren pelearse en lugar de no jugar un día”, sostuvo y aclaró “es la confianza de la tranquilidad del pueblo”.