Opinión

Por Juan José Izaguirre

“Nadie me dijo nada”

El título de un libro de cuentos de Roberto Fontanarrosa, lo decía con todas las letras: “El mundo ha vivido equivocado”. O, a lo mejor, el equivocado es uno; o estuvo tan ocupado con otras cosas, que se terminó perdiendo algún detalle, alguna excepción que confirma alguna regla que desconoce, o que la cambiaron sin avisar.

“El último tren pasabamartes de madrugada,y yo la pasé durmiendopues nadie me dijo nada.

El último tren se ibaY nadie me dijo nada”.

Jaime Roos, “Nadie me dijo nada”

Lo cierto es que uno escucha radios que no son propiedad de “empresarios K”, y lee tanto al “periodismo (de) Independiente”, como “al comprado” por el gobierno.Hasta, en vez de entretenerse con alguna telenovela costumbrista “marca Suar”, o “marca Villarroel-Llorente”, uno se entretiene mirando páginas de Internet hechas por ex expulsados de la SIDE que, -de no ser que uno se entretiene y chusmea-, experimentaría todos los síntomas corporales que le siguen al asco y a las nauseas.Por lo tanto; digamos que uno no es un “caído del catre”. Pero el autor de estas líneas lee, escucha y mira, y no deja de sentirse desorientado y nervioso como “monja con atraso”.¿Será el “efecto Paul” (por Mc Cartney, ya que el pulpo homónimo “estiró sus tentáculos”, días atrás)? Porque, desde hace ya bastante tiempo, era lógico que el Poder Ejecutivo presentara un proyecto de Presupuesto para el año siguiente (excepto en los últimos dos años del gobierno de Raúl Alfonsín), y que éste se debatiera en las respectivas comisiones y recintos de ambas Cámaras, que se aprobara “en general”, y que en el tratamiento “en particular” de cada artículo cada legislador o bloque quisiera meter “su cuña”.

Lógicamente, en esa instancia “el porotómetro” ardía, porque cada legislador quería llevar “agua para su provincia”. Lógico era, -sobre todo-, que el bloque oficialista quisiera aprobar “a como dé lugar” el proyecto presentado, y que los bloques opositores se esmeraran en hacer todas las modificaciones posibles e imposibles al proyecto. Lógico que, de acuerdo a la fortaleza o debilidad numérica de cada bloque con respecto al resto, hubiera quienes protestaran y denunciaran flaquezas y renuncios, y quienes, desde la serenidad que da el triunfo, les contestaran “a llorar a la iglesia”.

Y así seguía la vida de cada municipio, provincia o país, con su presupuesto aprobado, con sus oficialistas y opositores. Pero, esta semana, en la Cámara de Diputados de la Nación, sucedió algo que el autor de estas líneas no termina de explicarse. El oficialismo, que no tiene “Quórum propio”, presentó el proyecto de Presupuesto Nacional 2011, y legisladores opositores dieron el Quórum para su tratamiento.

Por lo general, es lo que sucede. Pero, ante la ausencia de algunos legisladores opositores, otros “pusieron el grito en el cielo”, y hasta hablaron de una nueva “ley Banelco”. Hasta aquí, parecería que el oficialismo tenía la mayoría de los votos para aprobar el proyecto, debido a la sospechosa ausencia de varios legisladores de la oposición.

Pero no. La oposición era quien tenía la mayoría y la impuso, votando y haciendo volver el proyecto a su respectiva comisión. También, hasta aquí, se da una situación lógica. La oposición impone su mayoría y no se aprueba el proyecto. El que tiene que “ir a llorar a la iglesia” es el oficialismo; ¿no?. Pero, lo que siguió a la votación, sí que no tiene lógica. Legisladores opositores salieron a hablar públicamente, muy sueltos de cuerpo, de que había habido “coimas”, “acuerdos” y “aprietes” para que el presupuesto saliera. Cosa que no ocurrió; ¿no? ¿Entonces? ¿Y la moto? ¿Y Candela?.

Siguiendo el “relato oficial-opositor”, el oficialismo acordó, coimeó y apretó a legisladores “para perder la votación”. ¿Acaso, alguien coimea para perder?Pero, además; ¿dónde se vio que quien ganara una votación en el Congreso Nacional, un partido de fútbol o una mano de mus, ande llorando por los rincones y hablando de “referí bombero”?.

Por eso; algo pasó y uno no se enteró, mientras coreaba “Let it be”, “Hey Jude” o casi se infarta con la puesta en escena de “Live and let die”. ¿Cómo es que quienes coimean pierden, y quienes ganan se quejan?¡Avisen, che!

Juan José Izaguirre www.loquepasa-y-loquequeda.blogspot.com Buenos Aires, 14 de noviembre de 2010