Sociedad

¿Somos felices?

Calidad de vida y bienestar: en los pueblos pequeños se vive con mayor felicidad que en la Ciudad

Así lo establece un informe de Fundación Colsecor, donde se indaga sobre la percepción en torno a la felicidad, salud, educación y oferta laboral, entre otros temas. Una de las conclusiones más importantes es que hay mayor satisfacción laboral y niveles más altos de felicidad en localidades que tienen menos de 35 mil habitantes.

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Medición de calidad de vida en pueblos y ciudades se llama la investigación que realizó la Fundación Colsecor por segundo año consecutivo, lo que permitió una comparación cuantitativa y cualitativa interanual de los resultados.

Durante el mes de julio, 1567 personas contestaron un cuestionario digital con 73 preguntas que indagaron sobre el bienestar en la vida cotidiana y la satisfacción del lugar donde se habita, entre otros tópicos como: migración, confianza social, el futuro, Estado, mercado y participación comunitaria.

Deterioro en la calidad de vida

El 67% de los encuestados manifestó una satisfacción total o parcial respecto de su calidad de vida, frente al 79% del 2020. Un abrupto descenso que, según indican las conclusiones del informe, no se relacionan con el lugar de residencia.

Pueblo chico, infierno no tan grande

El estudio en el que trabajaron la socióloga Natalia Calcagno en conjunto con el politólogo Mario Riorda, compara los resultados de ciudades pequeñas (que tienen menos de 10.000 habitantes), medianas (entre 10.000 y 35.000), intermedias (entre 35.000 y 100.000) y grandes (con más de 100.000 habitantes) de la Argentina. En estos cuatro grupos, hay grandes diferencias, puesto que los resultados indican que quienes viven en localidades más pequeñas sienten tristeza con menos frecuencia, y están más conformes con sus trabajos e ingresos que quienes habitan en las grandes urbes. Lo mismo con la percepción de inseguridad y el narcotráfico, aunque la preocupación por este es transversal en todas las comunidades.

Entre los puntos en disconformidad de las pequeñas comunidades, se encuentra, por ejemplo, la falta de oferta en especialidades médicas, lo que obliga a trasladarse a un centro urbano cercano y con mayor cantidad de especialistas. En los pueblos de menos de 10.000 habitantes existe un 57% de disconformidad (frente a un 43% que dice estar conforme), mientras que en las ciudades de más de 100.00 habitantes el nivel de disconformidad desciende a 35% frente a un 65% que está conforme y/o satisfecho.

A la hora de saber con qué frecuencia se sienten felices, un 63% dijo que lo hace todo el tiempo o gran parte de él mientras que un 10% se siente feliz todo el tiempo. Estos resultados indican que hay un poco menos de felicidad plena, si se los compara con el año anterior.

La felicidad no distingue géneros, se escuchará decir. Sin embargo, en este tópico, interesan los datos cuando se dividen a las personas que contestaron por género: las mujeres tienen menos felicidad total o parcial que los hombres (60% frente 68%). Así también resulta que el 59% de las mujeres tienen mayores preocupaciones (este número en los hombres desciende a 47%), el 52% más stress (los hombres con un 43%); el 31% está más tristes (cuando el 19% de los hombres dice estarlo) y además, el 51% de ellas están intranquilas (43% en los hombres).

 

 

Trabajo y salarios

En este eje, se encuentra que, si bien las ciudades pequeñas registran un porcentaje levemente menor en el grado de insatisfacción laboral y más inconformidad con ingresos, lo que sucede es que no hay una diferencia abrupta, sino más bien es una constante que se profundiza en las ciudades más grandes. Lo que indica que la crisis económica, a algunas localidades puede llegar con más intensidad que otras, pero siempre termina sintiéndose.

El medio ambiente ha sido también tema de consulta y acá se releva una gran diferencia. Quienes viven en ciudades pequeñas están en un 76% conformes -frente a un 24% que opina lo contrario- mientras que la insatisfacción en las ciudades grandes asciende al 43% frente a un 57% que dice estar total o parcialmente conforme: una realidad cada vez más visible y compleja en las grandes urbes, expuestas continuamente a problemáticas ambientales.

A la hora de saber acerca de la probabilidad de irse del país a vivir en el exterior, este año se advierte un ascenso en el resultado que pasó del 46% de probabilidad en el 2020 al 52% este año.

Finalmente, también se advierte una tendencia potencial de los ciudadanos a vivir en otros lugares del país, ya sean ciudades más grandes pero fundamentalmente en aquellas más chicas.