El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica y titular de la CGT, Antonio Caló, manifestó ayer “La situación está muy brava, muy complicada, de acuerdo a lo que me informan los secretarios generales de las seccionales de todo el país, ya hubo tres mil despidos y cuatro mil suspensiones a raíz del modelo que lleva el Gobierno habilitando la libre importación”.
“Si esto sigue y no se producen cambios en la importación de artículos extranjeros que afectan la producción nacional, a corto plazo serán más de diez mil los trabajadores metalúrgicos que pueden quedar en la calle”, aseguró el dirigente.
Al respecto sostuvo que “ahora es más fácil importar artículos de afuera porque son más baratos que acá y si esto continúa y no se realizan medidas correctivas, vemos un panorama muy feo, muy triste”.
Entre las primeras medidas asumidas por el actual gobierno se modificó el sistema de importaciones, eliminando las DJAI en lo que se anunció como una desburocratización del sistema de importaciones en el país. Lo cierto, es que a partir de aquella decisión se autorizaron 12 mil productos en la Argentina cuya licencia se renueva automáticamente para importar y que comenzaron a ingresar sin mayores trámites a la Argentina.
La decisión de eliminar el control estatal sobre el sistema de importaciones, y liberalizar el ingreso de productos del extranjero, genera un revés insuperable para distintos sectores de la producción nacional, que pierden competitividad sobre los productos externos, e inaugura, como en la década del 70 y 90 una reducción drástica de puestos de trabajo.
La preocupación expresada por Calo en el día de ayer, se suma a las denuncias de los sectores textiles, de juguetería y producción de línea blanca que han denunciado pérdida de puestos de trabajo.