Sociedad

Carmen, Ornella y las voces de otras sobrevivientes, que reconstruyen la memoria

Gestantes de la Ley de Identidad de Género y el reconocimiento a la comunidad trans, Carmen Ibarra, Ornella "Teté" Vega y Carola Figueredo, integrantes del AMT, llamaron a "siempre tener memoria" para no olvidar porque "tener derechos no fue gratis", en el marco del Día Internacional de la Memoria Trans, que se conmemora cada 20 de noviembre.

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El Archivo de la Memoria Trans (AMT) es un proyecto dedicado a recuperar y conservar fotos, videos, cartas, recortes de diarios y otros materiales que reconstruyen en primera persona la historia de un colectivo que estuvo signada por la violencia y la exclusión, pero también por el humor, el compañerismo y el amor.

Con un acervo de 10.000 materiales el archivo da cuenta de la vida cotidiana de las chicas travestis en los años 40 a los 90, cuando sólo regían los edictos policiales que las criminalizaban y los legajos psiquiátricos que las patologizaban.

Con guardapolvo blanco, guantes y una delicadeza particular, Carmen Ibarra Marcial (63), la primera trabajadora en llegar al AMT, es la encargada de digitalizar, junto a su compañera de área Magalí Muñíz, todo el material que recolectan y que celosamente clasifican y conservan.

«Escanear negativos es algo emocionante porque al principio no ves bien de qué se trata y al escanearlo aparece la fotografía que te cuenta una historia: nuestra historia», contó Carmen en diálogo con Télam.

Nacida en el barrio porteño de Pompeya, Carmen se mudó pronto a Paraná ya que su padre militar fue trasladado a esa ciudad. A sus 16 años, debió migrar a Rosario ya que su familia se «avergonzaba» de ella.

Su vida en Rosario, sin embargo, no corrió con mucha más suerte: al igual que para la mayoría de las chicas trans, los edictos policiales, las coimas «como peajes para vivir» y los calabozos se volvieron moneda corriente.

«Yo ya estaba cansada, venía de tanto maltrato familiar, que así como algunas se exiliaron en el exterior, yo me exilié dentro de mi cuerpo. La violencia me llevó a postergar mi identidad durante tres décadas para poder vivir», contó con manifiesta tristeza.

Esa fue su vida, aseguró, hasta que la convocaron para ser parte del Archivo y formarse en una «profesión increíble», que les abrió a todas ellas un abanico de posibilidades para «crecer como personas».

«A mi me cambió la vida por completo porque me permitió retomar quien soy, esa joven muy feliz que fui de adolescente», expresó Carmen.

Fue la activista trans Pía Baudracco quien tuvo la iniciativa de armar un «álbum familiar» con los pocos materiales que podían rescatar cuando una de ellas moría, y que luego María Belén Correa transformó en el Archivo de la Memoria Trans, el cual fundó y dirige desde su exilio en Hannover, Alemania.

A partir del trabajo junto a las fotógrafas Cecilia Estalles y Cecilia Saurí hicieron de este proyecto «familiar» algo público y visible y se fueron perfeccionando cada vez más hasta ser «las archivistas y artistas que hoy somos».

«Con el Archivo nosotras estamos recuperando la historia de nuestro colectivo y construyendo un legado para que las nuevas generaciones tengan memoria y sepan lo que pasamos para llegar hasta acá», aseguró Carola Figueredo.

Carola (59) se dedica a limpiar cuidadosamente las fotografías y a confeccionar las cajas donde se guardan los distintos acervos, trabajo que -aseguró- le genera «amor y pasión».

Oriunda de la localidad bonaerense de Adrogué, Carola se fue de su casa a los 14 años al ser echada por su papá. Desde entonces, el instinto de supervivencia la llevó por distintas provincias del sur del país, aunque ella reconoce siempre un mismo hogar: allí donde estén sus compañeras.

«El colectivo trans es mi familia, es muy fuerte el compañerismo porque nos hicimos juntas», expresó Carola, a quien le genera una mezcla «de alegría y añoranza» ver las fotos de «muchas chicas que perdimos y otras de las que nunca supimos qué fue de ellas».

Es en homenaje a todas ellas que cada 20 de noviembre se conmemora en Argentina y en el mundo el Día Internacional de la Memoria Trans, con el objetivo de visibilizar el «genocidio silencioso» que sufrió este colectivo.

«En Argentina somos tan sólo el 1% de 9.000 las trans mayores de 60 que aún viven y el 4% las de entre 50 y 59 años. Nos estamos muriendo con una esperanza de vida de 40 años», manifestó por su parte María Belén Correa, tomando los datos del Registro Nacional de Personas (Renaper).

«El Archivo no es más que seguir luchando por memoria, verdad y justicia para todas las que vivimos los años más oscuros y violentos», expresó María Belén.

Fue recién en mayo de 2012 -coincidieron- el momento en que la democracia llegó para ellas. Mientras tanto, vivieron escabulléndose «buscando momentos para ser libres».

Al respecto, ninguna titubeó en considerar al carnaval como uno de esos momentos en que podían gozar, en aquellos años, de una efímera libertad.

«Los carnavales eran cinco o seis días en los que podíamos salir tranquilas sin terminar presas», aseguró Ornella «Teté» Vega (57), indicada por todas sus compañeras como «la estrella» del carnaval.

«Éramos la fascinación del momento, la gente se enloquecía con nosotras y nos aclamaba porque una comparsa sin travestis no era una comparsa», contó Teté.

El carnaval, las luces, las plumas y los brillos representa una parte «muy importante en la vida de una chica trans» ya que -y de ahí que el Archivo cuente con una sección específica para ello- el humor y la creatividad fue, en muchos casos, un refugio que caracterizó a la comunidad.

Aunque siempre contó con el «privilegio» del apoyo de su familia, Teté huyó de su pueblo natal Vera, en Santa Fe, para llegar a Buenos Aires en 1983 con la ilusión de ser actriz.

«No pude ser la artista que quería, pero todavía hoy sigo participando y disfrutando de los carnavales, los llevo en la sangre», contó Teté, quien hace más de una década trabaja en el Hospital Magdalena de Martínez, en Tigre, actualmente como supervisora del servicio de limpieza.

Este año vio ingresar trabajadoras por la Ley de Cupo Laboral Trans, que consideró «importantísima» y aseguró que seguirá luchando «para que sean muchas más las que puedan salir de la calle, trabajar, contar con una obra social y una jubilación».

Con grandes conquistas alcanzadas en las últimas décadas, este sábado el colectivo trans se moviliza de Casa Rosada al Congreso de la Nación en el Acto de las Candelas para recordar «a las que ya no están» y exigir por una ley de indemnización para las mayores de 40 años, acceso a la vivienda y a la salud y la sanción de una ley integral trans.

Fuente: Telam


 

Fuente: Fotos: Victoria Gesualdi / Fuente: Telam