Sociedad

Cocaína adulterada: interrogantes que deja la tragedia

El hecho conocido como el de la “cocaína adulterada'', entre dolor, bromas, memes, experiencias personales compartidas en redes sociales, opiniones cargadas de falta de empatía, fue sin lugar a dudas uno de los temas de esta semana.

coca

Más allá de los debates inconducentes, estigmatizantes, clasistas y punitivistas que abundaron estos días en los canales de TV y las redes sociales, la reacción del Ministerio de Salud de la Provincia tras conocerse los primeros casos de muerte por envenenamiento causado por ingesta de cocaína adulterada en el conurbano bonaerense, fue acertada: emitir un alerta a la población para que no se consuma cocaína adquirida en las últimas horas en las zonas afectadas, apostando a reducir los posibles daños.

A su vez, a través de redes sociales y algunos medios que de a ratos dejan de lado el periodismo amarillo para informar, especialistas y asociaciones compartieron información esencial sobre esa sustancia adulterada, para tratar de impedir que haya más casos.

La Asociación de Reducción de Daños de Argentina (ARDA) emitió una alerta en sus redes «Aún se desconoce cuál es la sustancia tóxica causante del problema, pero es muy peligrosa. Si estás en zonas cercanas a San Martín y consumís cocaína, extrema los cuidados”.

Por su parte, la psicóloga especialista en adicciones, Andrea Douer, sostuvo que «Hoy el consumo de cocaína va en aumento» y que este suceso «nos lleva a tomar conciencia para hacer algo en prevención». Concluyó sus declaraciones sosteniendo que «No hay salud sin salud mental, y no hay salud mental sin encarar la problemática de las adicciones».

Si bien existe la línea 141 de contención para personas con problemas de consumo que funciona las 24 horas, este acontecimiento deja al desnudo que no hay dispositivos suficientes de prevención y menos de tratamiento de las adicciones. A su vez, deja ver la ineficacia para combatir los grupos organizados que se dedican al narcotráfico desde una perspectiva que no consista solamente en subir a las redes oficiales del Ministerio de Seguridad la foto de un par de plantas de marihuana y unos billetes encontrados en un allanamiento cada tanto. También deja expuesto el fracaso de que, a esta altura de la historia, tengamos una Ley de Estupefacientes que persiga a las y los consumidores.

Un problema, muchas opiniones, muchas soluciones, poca demostración de voluntad. Estos terribles hechos nos dejan muchísimas preguntas abiertas, todas ellas con respuestas complejas y que deberían abordarse desde múltiples disciplinas ¿Por dónde ingresa la droga? ¿Podemos ser mal pensados y suponer que ingresa por los puertos que desde hace décadas no son gestionados por el Estado Nacional? ¿Será hora de encarar una reforma sustancial en la Policía para que dejen de parecernos tan cómplices? ¿Cuándo se dejará de depender de fallos y se quitará al consumidor de una buena vez del rol de delincuente en la letra de la norma que regula lo relativo a estupefacientes? ¿Cuántos recursos se destinan a prevención y atención de adicciones en las provincias y municipios? ¿Los medios de comunicación no deberían tratar el tema con mayor responsabilidad? ¿Podemos darnos la oportunidad de ser razonables y dejar de pensar soluciones en términos de blanco y negro, legalización de todos los estupefacientes o no, todo o nada?