Política

La Corriente Causa Popular en reunión de delegados: conclusiones

En el marco del Encuentro Nacional de Delegados de la Corriente Causa Popular, reunido en la Ciudad de Buenos Aires el pasado sábado 6 de Noviembre, donde se decidió por unanimidad la incorporación del movimiento al Partido de la Victoria, se aprobó el siguiente documento.

Cuando convocamos a realizar este plenario estábamos muy lejos de imaginar el panorama que nos esperaba a partir del nefasto 27 de octubre, cuando en las primeras horas de la mañana fuimos sacudidos por la noticia que anunció la muerte de Néstor Kirchner. Pocas veces como en esta oportunidad la información necrológica tenía tanta incidencia en la realidad política. El muerto fue, nada menos, quien diseñó, puso en marcha y dirigió desde el gobierno y acompañando, desde la retaguardia, la misión de recuperar, reconstruir y restaurar la Argentina de la que se había hecho cargo y que encontraba devastada luego de ser sometida a 27 años de ocupación imperialista, en sociedad con las antiguas clases nativas, parásitas, especuladoras, rentísticas y agro exportadoras aún sobrevivientes de la vieja Argentina pre-peronista.Una vez más, como en tiempos de Rivadavia, de Mitre, de Lavalle, de Uriburu y Justo, de Aramburu y Rojas, vimos en Martínez de Hoz y Videla galopar a los jinetes del Apocalipsis con la arrogancia del estanciero por la tierra de los argentinos. Con el propósito de hacerlo de una vez y para siempre vinieron arrasando vidas y conquistas populares, crecimiento industrial, logros científicos y tecnológicos, creaciones del pensamiento y la cultura nacional. La nueva dictadura genocida entronizaba aquel apellido emblemático de una casta que se vistió de fajina para terminar para siempre con las pretensiones de alcanzar un país independiente y con justa distribución de la riqueza. Vinieron a abortar la independencia nacional en democracia que se fue logrando a medias, entre marchas y contramarchas durante casi un siglo, a partir de Hipólito Yrigoyen y por dos veces con Juan Perón: ambos fueron víctimas de golpes de estado y cárcel y uno del destierro.Pero es necesario tenerlo presente: de los 27 años de dominio neoliberal, siete transcurrieron bajo la dictadura cívico-militar y los otros durante la democracia colonial. El pueblo elegía entre partidos que habían resignado su origen popular y nacional. Tanto radicales como un sector importante del peronismo –encolumnado en el menemismo – carecieron de la voluntad política para enfrentar los condicionamientos que imponían los organismos financieros multinacionales. Los funcionarios locales de las áreas de finanzas y economía, solo se designaban previa aprobación del FMI o el Banco Mundial. Humillación y saqueo patrimonial fue el signo que impuso una dictadura que no provenía de cuarteles sino de las corporaciones de la timba financiera internacionalLos políticos de la civilidad democrática que entraron en escena cuando capituló la dictadura luego de la derrota en Malvinas, son los encargados de recibir la posta para continuar aplicando las recetas inamovibles que imponía el imperio. Radicales, peronistas conservadores y aliancistas, pasaron a ser el “ejército civil del imperio”, tan obedientes a los dictados de los organismos financiero internacionales como sus antecesores, los funcionarios de la dictadura.Ejercieron y gozaron de la actividad política con la desesperación del alcohólico que puede volver a la taberna, después de una semana de calabozo. El pico máximo de la nueva capitulación – esta vez en democracia y que había empezado con la desmalvinización – ocurrió durante el menemismo cuya gestión fue expuesta por EEUU como modelo a imitar por el resto del mundo globalizado. Así fuimos uno de los dos o tres países, considerados nave insignia en aplicar las recetas recesivas que nos impuso el Consenso de Washington. A partir del retiro de la dictadura, la partidocracia argentina, salvo intentos parciales, en nada modificó la dependencia del poder extranjero.Aquella sentencia alfonsinista de que “con la democracia se come, se cura y se educa”, se volvió rápidamente inaplicable en tanto la democracia que la sustentaba carecía de capacidad de decisión; la colonización pedagógica le impedía elaborar un proyecto propio; el sistema de solidaridad social de la clase obrera y los sectores populares había sido arrasado por un feroz individualismo.El triunfo de KirchnerEl largo proceso de extranjerización de la economía, los sucesivos planes de ajustes, la hiperinflación, la interrupción de la cadena de pagos, el incumplimiento con los servicios de la deuda externa, dieron por tierra con un modelo perverso de saqueo y dependencia e hizo eclosión en las trágicas jornadas del 2001 en las cuales quedaron involucrados los gobiernos de De la Rúa y más tarde el de Eduardo Duhalde.Las encuestas previas a las elecciones del 2003 encontraron a cinco candidatos con escasas diferencias entre sí, que se confirmarían luego al conocerse los resultados. Kirchner con el 22% de los votos fue segundo detrás de Menem, pero al no presentarse este en la segunda vuelta, el patagónico queda ante la puerta de embarque al infierno.“No voy a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada” fueron las palabras que pronunció Kirchner en aquella precipitada e irreverente asunción de mando ocurrida el 25 de mayo del 2003, cuando terminó con un magullón en la frente por la colisión con un micrófono. Ese era el estilo que lo acompañaría en su trayectoria: tomar a risa lo solemne y con vehemencia y pasión responder los ataques de la mezquindad opositora cuando comenzó a cumplir con su palabra.Las calles de Buenos Aires eran recorridas por ejércitos de mujeres, hombres, ancianos y niños en busca de cartones dejados en las veredas y restos de comida en tachos de basura. Procesión de sombras a la caída del sol, que se repetían todas las tardes de aquel invierno impiadoso. La autogestión del trueque popular redistribuía la disponibilidad de enseres y alimentos hasta tanto escampara la tormenta social en el país de las mieses y las vacas, donde la indigencia más extrema parecía haber hecho campamento estable hasta en pleno centro de la Reina del Plata. La prensa europea resaltaba, con títulos catástrofe, el derrumbe argentino, mientras gozaba su tiempo de opulencia, antes del derrumbe que padecen hoy.Una declaración de la Corriente Causa Popular elaborada por nuestro recordado compañero Alberto Guerberof definía así la situación: “Kirchner es un Presidente sin partido de un país sin Estado”.Pero a Néstor Kirchner nada lo intimidó. Tomó el toro por las astas y una de sus primeras medidas fue viajar a Entre Ríos donde los docentes no cobraban desde hacía más de tres meses. El aporte del Estado Nacional, pudo resolver la situación desesperante de miles de familias en una provincia inundada, no por los ríos que la rodean y dan su nombre, sino por la serie de bonos, cuasi monedas que circulaban por ella.La primer renacionalización se produce con la recuperación por parte del Estado del espacio radioeléctrico y de radares que había sido privatizado por el gobierno de Menem a favor de una empresa francesa. Luego seguirán el Correo, Aguas Argentinas, Aerolíneas, rescatados de la inepta gestión privada, nacional y extranjera, que en muchos casos las vació o las dejó en quiebra.Para ese entonces las sombras de duda sobre las intenciones de Kirchner se disolvían rápidamente entre los sectores populares. Lo que no lograra en votos el día de las elecciones, lo conquistaba con la gestión. Las encuestas lo instalaban con un 70% de imagen favorable al tiempo que comenzaban a expresarse las desconfianzas y cuestionamientos de los sectores que estuvieron cautelosos y en silencio durante un largo tiempo. Algunos recomponiendo su capital y patrimonio gracias al 3 a 1 fijado por la política de cambios del gobierno; otros como Clarín, salvando su quiebra segura por deudas en el exterior; otros, como gran cantidad de productores agropecuarios, pagando con pesos deudas en dólares o salvando del remate sus campos hipotecados. Neoliberales de distintas vertientes o pejotistas irremediablemente atrapados por la doctrina Cavallo-dependiente habían canjeado las antiguas verdades peronistas por las ideas de la economía de mercado.Kirchner hizo descolgar los cuadros de los dictadores Videla y Bignone de las paredes de la Escuela Militar de Campo de Mayo, fortaleció la política de Derechos Humanos, cambió la Corte Suprema de Justicia, logró la nulidad de las Leyes de perdón y obediencia debida; restableció los convenios colectivos de trabajo que obligatoriamente ahora se renuevan cada 12 meses y los trabajadores y jubilados reciben anual o periódicamente, aumentos de sus remuneraciones, después de haber transcurrido 13 años sin aumentos salariales o jubilatorios durante la era neoliberal en los años noventa.A poco de andar, la variopinta ala conservadora del peronismo tradicional puso en tela de juicio la condición política del Presidente: “Kirchner no es peronista” dicen. También lo acusan, de montonero o chavista, la derecha mediática más recalcitrante como los Morales Solá, los Grondona y el Grupo Clarín, mientras que para la izquierda estamos ante un gobierno burgués, que paga la deuda externa, lo carcome la corrupción y negocia con empresas imperialistas.En realidad ¿Qué es el gobierno de Kirchner? ¿peronista, nacionalista, burgués, progresista, conservador o socialista?Las demandas a las que viene dando satisfacción el gobierno iniciado por Néstor y continuado por Cristina, provienen de clases, sectores y épocas distintas a las que tuvo que responder Perón en la década del „40. Perón interpretó las necesidades de un pueblo postergado, emergente de la “década infame”, pero también de patronesque ingresaban a una nueva actividad industrial que trastocaba el escenario capitalista agroexportador predominantemente pampeano. Se lograba plena ocupación al incorporar valor agregado a la materia prima y desarrollo del círculo virtuoso de un mercado interno de productos manufacturados en el país, que anteriormente provenían del exterior. Impuso el monopolio estatal del comercio exterior que generó recuperación de divisas por importaciones y exportaciones.Tras su liderazgo político fue capaz de aglutinar empleados públicos, docentes, ferroviarios, empleadas domésticas, chacareros arrendatarios, cuentapropistas. Construyó una alianza de clases dinámica, beneficiada por una política de independencia nacional frente a las grandes potencias y un mercado interno con fuerte demanda de consumo popular. En Perón también confluyeron el bajo clero, los peones rurales, los oficiales nacionalistas e industrialistas, los cuadros bajos y medios de las Fuerzas Armadas.La nueva clase obrera, sin experiencia sindical ni política, se agregó al proletariado urbano preexistente, y en multitudinarias legiones llegadas de provincias lejanas, cambiaba para siempre el contenido étnico a la clase trabajadora del Buenos Aires, de rasgos inmigratorios. Los partidos de la izquierda portuaria, mas ocupados en la suerte del reparto territorial que ocurría en el este y el oeste europeo de posguerra, no comprendieron ni admitieron que las conquistas sociales que tantos mártires costaron a sus propias luchas, fueran llevadas al terreno de los hechos por un advenedizo Coronel del Ejército Argentino. No estaba en los manuales de la ideología revolucionaria eurocéntrica.El nacionalismo popular de Perón, fue calificado de nazi-fascista; la justicia social de demagogia; al primer intento de unidad latinoamericana con la conformación de la unión aduanera con Brasil y Chile, como “la ambición expansionista del proyecto nazi de Perón”, frustrada por la operación combinada entre la oposición interna y la embajada yanqui. El grueso del estudiantado universitario y gran parte de la clase media repudió a Perón y fueron funcionales a la oligarquía y a la conspiración golpista que anidaba en la Unión Democrática.En una situación opuesta a la circunstancia internacional que benefició a la Argentina de post-guerra, Kirchner surgió luego de la crisis terminal del neoliberalismo, que se prolongó hasta principios de este siglo bajo el gobierno de la Alianza. Asume para responder a las demandas por los derechos populares, laborales, sociales, humanos y nacionales que fueran vilmente atropellados durante el ciclo anterior, apelando tanto a medidas existentes en el arsenal olvidado del peronismo fundacional, como al invento de nuevas respuestas para nuevos reclamos. Reflotó la cuarta bandera peronista inconclusa de alcance continental que contenía la unidad Latinoamérica. Puso en ella un vigor y profundidad nunca alcanzados.Otorgó jerarquía de cuestión de Estado a los derechos humanos, amplió la participación democrática real al impulsar la mayor integración social y cultural de las comunidades latinoamericanas radicadas en el país y les facilitó la documentación personal. Otorgó el derecho al matrimonio igualitario; la difusión e integración cultural latinoamericanista, otorgando jerarquías nunca alcanzadas a los derechos humanos, a la integración generacional y de género.El paso dado de profundizar sensibles logros en la constitución de la unidad latinoamericana, que había comenzado por un Mercosur acotado a los dictados de la globalización neoliberal de los 90, hoy es el ámbito comercial del mayor intercambio que realiza cada uno de los países miembros. El Unasur, es la conquista decisiva para el futuro de la región. Para la soberanía y crecimiento del conjunto y particularmente para cada uno de los países que lo integran. ¿Cómo olvidar que junto a Chávez, Lula y Tabaré Vázquez, Kirchner fue protagonista central de la cumbre de Mar del Plata? Chávez lo recordó en estos días: “gracias a Kirchner pudimos extender el certificado de defunción al ALCA”.El proyecto de los Libertadores Bolívar, San Martín, Artigas, Morazán, O`Higgins, la frustración de Perón, Getulio Vargas e Ibáñez, comienza a tomarse la revancha.Para arriesgar una caracterización del gobierno que encarnó Néstor Kirchner y prosigue Cristina, me permito apelar a una definición que en una declaración de hace seis años atrás y que comparto, Horacio Cesarini sostuvo que el gobierno de Kirchner encarnaba “un progresismo nacional” que se acoplaba a la mejor tradición del peronismo. Ahora deberíamos agregarle “y profundamente latinoamericanista”.El progresismo, históricamente pudo tener sostén ideológico radical, izquierdista o cristiano, pero siempre antiperonista. En la deriva de alguno de sus sectores hacia el pensamiento y las posturas nacionales, importantes sectores de la clase media que nutre el llamado progresismo fue capaz de elaborar una autocrítica positiva que lo llevó a sumar sus demandas propias a las que recogía Kirchner. Este extendió el puente y abrió el espacio a un amplio sector de la sociedad que había sido menospreciada por el peronismo tradicional y hasta por el propio Perón.Hoy amplias capas de los sectores medios, como lo demostró la imponente celebración del Bicentenario, se han nacionalizado, aunque algunos conservan aún cierto recelo al caminar junto a Hugo Moyano, cuando en la Plaza hay que unirse para defender y sostener al gobierno nacional frente a las reiteradas ofensivas gorilas. Una mezcla de temor y desconfianza al “poder sindical” sobrevive desde la campaña alfonsinista de 1983 que proclamaba un pacto inexistente, alimentados por las plumas antiperonistas y antiobreras de Clarín y La Nación y por las provocadoras patotas que moran a la sombra de dirigentes de dudosa representatividad y que pactaron con las patronales o se asociaron a ellos, durante el degradador período menemista.El nuevo Movimiento Nacional no es el mismo que el de hace 65 años. Ni las Fuerzas Armadas lo encabezan, ni la clase obrera tiene el peso específico que tenía en la sociedad argentina en aquel 17 de octubre de 1945. De la presencia dominante de sindicatos de industria de antaño, llegamos al la preeminencia de los sindicatos de servicio.Para las nuevas generaciones, quien ha comprendido y contenido sus demandas y aspiraciones; sus necesidades materiales, sus esperanzas y sueños fueron Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner quienes incorporaron nuevas banderas al legado de Perón, legendaria figura instalada en la galería de los próceres.Para los que como mínimo ya andan rondando los 30 y aún mayores y para los contemporáneos, Perón entró a su vida por la referencia de sus padres, amigos o parientes, por viejos militantes, por la lectura, por la imagen del cine o la televisión y fue Kirchner quien les sacudió la esperanza, la forma de entender la política, la confianza en quien y en que creer.Por la Plaza desfilaron para el asombro universal, los rostros dolidos pero frescos de una nueva generación que despidió a su líder para vivar la vida, para jurar la bandera virtual de la lucha para terminar la obra del patriota muerto y para resistir los embates de los enemigos que a partir de ahora, más que nunca, seguirán ensayando estrategias de ocasión para impedir la profundización del modelo, desestabilizar y destituir si es posible al gobierno de Cristina, para que la catedral nunca se termine.Cristina: del velatorio a la trincheraTan solo una hora después de la muerte de Kirchner, Rosendo Fraga sugirió insidiosamente a la Presidente que estaba en condiciones de gobernar por su propia cuenta, debiendo buscar el acuerdo con aquellos que podían asegurarle terminar su mandato en paz.Margarita Stolbitzer declaró que “el gobierno debe salir rápidamente de la debilidad en que ha quedado como consecuencia del fallecimiento de su líder y el principal armador político de la fuerza sostén de la gestión.” La Presidente había anunciado a sus colaboradores: “48 horas de duelo y el lunes volvemos”.Eduardo Amadeo, diputado del Peronismo Federal, descarta la posibilidad de una reunificación partidaria con el kirchnerismo. Declara que “somos muchos los que no tenemos nada que ver con Moyano, con D.Elia y con Kunkel”. Pero ese rejunte de peronistas conservadores y capangas provinciales muestra sus primeras grietas.Rosendo imagina, espera y propone un repliegue que le permita a la oposición casi diezmada, retomar protagonismo. Es que la Mesa de Enlace está deshecha, la Federación Agraria dialoga con el gobierno y los intentos de destitución han fracasaron uno a uno. No prosperaron la valija de Antonini Wilson, el intento destituyente agazapado tras el voto no positivo por la 125, la carta de Elisa Carrió pidiendo intervención a países extranjeros contra la Argentina, la resistencia de Redrado en el Banco Central ni el vano intento de la hipocresía opositora para imponer el 82% móvil para desfinanciar al gobierno y quebrar, además de la Anses, las esperanzas de una recuperación real y efectiva de los argentinos. No pudieron torcer el rumbo del gobierno.La nueva estrategia del enemigo es el abrazo del oso para torcer la voluntad popular que apoya el proyecto que se puso en marcha en 2003.A la muerte de Kirchner lo sucedió un nuevo fenómeno referencial en las generaciones que deben sostenerlo y que está encarnado en su figura. A partir de ahora no nace la disyuntiva entre “cambio vs. modelo” como lo alientan las páginas de Magnetto.Corriente Causa Popular – Encuentro Nacional de DelegadosEn la senda de Manuel Ugarte, Arturo Jauretche, Jorge Abelardo Ramos y Juan Domingo Perón A partir de ahora el desafío más importante es la construcción de la herramienta política adecuada para profundizar el proyecto de este tiempo. El nuevo movimiento nacional tiene su rumbo intacto, su líder que dejó la vida en él, una nueva generación que viene a reclamar su espacio y su conductora política de un temple y capacidad inigualable para llevarlo a la victoriaOportunistas y simuladores deben saber que el pueblo argentino, golpeado por la muerte de quien entregó su corazón a la causa de la Patria, no los dejará pasar.La Corriente Causa Popular acompañará, cerrando filas junto a la Presidenta, la profundización del proceso iniciado por Néstor Kirchner. Hay que seguir la marcha liberadora reuniendo en la lucha a un vasto Frente Nacional que aspire a la soberanía política, a la independencia económica, a la justicia social y a la unidad latinoamericana.Buenos Aires, 6 de Noviembre de 2010