Opinión

Por Jorge Tribó

Egipto y su Encrucijada

Quienes seguimos día a día, el proceso de creciente movilización popular que desembocó en la renuncia de Hosni Mubarak, podemos extraer un borrador de conclusiones, que permita entender (al menos parcialmente) las fortalezas y debilidades del proceso revolucionario en marcha, en Egipto.

En primer lugar, llama poderosamente la atención, la forma en que el pueblo egipcio (mayoritariamente representado por su juventud) durante 18 días tuvo la capacidad de movilizar a millones de personas, ¡sin ninguna organización de masas!, aparentemente, los grupos se movilizaron espontáneamente mediante una red de redes de Internet y los mensajes de boca en boca.

Este nuevo fenómeno social fue a la vez, una fortaleza y una debilidad, en efecto, nunca hubo una organización a la que los organismos de seguridad pudieran infiltrar y descabezar porque sencillamente no existía, luego de detener a cientos de personas y torturar a muchos de ellos, se dieron cuenta que este mecanismo represivo para el cual fueron entrenados en los cursos brindados por el imperio, era obsoleto para aplicar a esta nueva modalidad de lucha.

Y afirmamos que esta fortaleza, a su vez es una debilidad, porque para que sea el pueblo genuino, el que llegue al gobierno vía elecciones, debe existir una organización con capacidad para disputar el poder en este plano, además, los lideres (falsos) los fabrica mediaticamente el neoliberalismo, ¡Jamas hay que votar a aquellos dirigentes que recorren de un programa a otro en los canales de TV del neoliberalismo!, si un luchador social no aparece nunca en la TV, es un buen síntoma de que es un compañero a quien confiar, aunque solo los conozcan sus vecinos o sus compañeros de trabajo

¿Cuál es la salida?

Indudablemente, este red de redes así como funcionó para movilizar, debe funcionar para el armado partidario y electoral, si fueron capaces de movilizar millones de personas en todo el país con todos los multimedios en manos del enemigo, también pueden ser capaces de movilizar esos millones para la creación del partido de la revolución del pueblo egipcio e impulsar una afiliación masiva en tiempo record.

Lógicamente, la convocatoria inicial, deberá ser hecha por aquellos que fueron notoriamente reconocidos en las calles por su combatividad y por su protagonismo en el impulso dado desde las redes sociales en Internet, deberán tenerse en cuenta a aquellos que durmieron durante días en la plaza Tahrir, a los miembros de los comité de vigilancia que surgieron espontaneamente en las barriadas mas humildes del Cairo, Alejandría Suez, etc.

Todos los cuadros y comités de conducción de cada estado, cada provincia, cada ciudad, deberían estar compuestos por aquellos que fueron reconocidos en las calles, sin descuidar a aquellos militantes que pasaron años en las mazmorras del régimen de Mubarak.

Estamos hablando de los cuadros emergentes que deberán inexorablemente (por razones de seguridad) conducir el nuevo partido del pueblo.

Un recaudo importante a tener en cuenta, es que ante el primer secuestro, el primer detenido de esta organización política emergente, todo el pueblo debe ser movilizado para desenmascarar la maniobra continuista.

Una vez establecida la organización inicial, deberá convocarse al resto del pueblo que protagonizó la insurrección popular para que se afilie masivamente, en los distintos lugares que se establezcan para tal efecto.

Respecto de la confección de las listas para los cargos electivos, estos mismos cuadros deberán dejar de lado la modestia mal entendida y, si logran construir un partido con millones de afiliados, no se deberá tener ningún temor de incorporar a los luchadores que nunca figuraron en los medios, pero que estuvieron en la vanguardia de la revuelta popular, para postularlos en los primeros lugares de dichas listas (sean obreros, campesinos, profesionales que estuvieron con el pueblo, etc.), aquí lo importante no es la formación recibida (que generalmente en los políticos tradicionales es una deformación tecnocrática al servicio de intereses extranjeros), sino la lealtad inquebrantable a los intereses del pueblo egipcio.

La Cuestión Militar

Ya hemos comentado que la cúpula militar del ejército egipcio fue formada por el imperio y además corrompida mediante la posibilidad de realizar negocios personales con fondos públicos (compra de lealtades para que los altos mandos gestionen políticas de defensa contrarias a los intereses de la nación egipcia)

A este grave problema, debe sumársele la capacidad que este alto mando militar tiene para construir un relato “creible”, basado en la mentira, la difamación y la hábil utilización de los errores que puedan cometerse en el campo popular, relato falaz, que es bajado a los cuadros medios y bajos y que en virtud de esta falsa conciencia inculcada doctrinariamente, terminan siendo leales a los intereses personales de sus altos mandos creyendo fatalmente, que están sirviendo a los “altos intereses de la nación”, mientras sus jefes en realidad, destruyen la soberanía nacional y se enriquecen rápidamente.

Este problema ya lo conocemos muy bien los latinoamericanos con los nefastos resultados de la famosa escuela de las Américas que terminó siendo una escuela de militares cipayos con gran facilidad para sembrar el terror entre las filas de sus propios pueblos, mientras se entregaban las riquezas de la nación (recordar Videla, Martinez de Hoz y Cavallo), la última triste y trágica experiencia, la tuvimos en el golpe de estado en Honduras, contra Manuel Zelaya Rosales.

Aquí tenemos que extraer una segunda conclusión: ¿será suficiente con la realidad que los cuadros militares medios o bajos vieron en su contacto con las recientes luchas de las masas populares de la cuales ellos mismo provienen?, ¿o será que la capacidad de manipulación y lavado de cerebro de sus jefes corruptos podrán imponerse en la lógica castrense y una vez mas, esta institución actuará como fuerza de choque siega al servicio de los enemigos del pueblo Egipcio?

Obviamente, el desafío está en la capacidad que tenga este nuevo partido del pueblo egipcio en llegar con su mensaje dentro de dicha institución, su capacidad de ganar adeptos y lograr posteriormente, desde el gobierno, desmontar lo que construyó el imperio y transformar las FFAA egipcias en uno de los pilares de la revolución.

Urge ya tender los puentes, los vasos comunicantes entre las organizaciones emergentes nacidas al calor de las luchas populares del pueblo egipcio y las instituciones revolucionarias latinoamericanas.

En la transformación del ejército egipcio, por ejemplo, podrían las organizaciones revolucionarias y progresistas europeas aportar para el financiamiento de pasajes para que contingentes de militares retirados egipcios (de teniente coroneles para abajo) puedan conocer la experiencia del ejercito bolivariano de Venezuela, de la Revolucion Sandinista Nicaragüense y cubana y ver como se construyeron o transformaron sus brazos armados en verdadero ejércitos populares, posteriormente, dichos cuadros retirados podrían transmitar a sus camarads de armas en actividad, una visión diferente de lo que significa ser un ejercito libertador.

Igualmente, organizaciones sociales, políticas, sindicales etc., de Bolivia, Argentina, Brasil, Ecuador, etc. podrían aportar su experiencia organizativa para la formación de los cuadros de la revolución.

Ni que decir, del papel activo que los gobiernos latinoamericanos podrían cumplir, en apoyo de los pueblos del norte de África.

La Patria Grande Latinoamericana no debe tener ninguna duda de que las revoluciones del Magreb, fortalecen también a nuestra propia revolución en Suramérica.