Política

Elecciones 2021

Ellos. Y los problemas nuestros

El rumor sobre lo que acontece en los pasillos de Cambiemos, la conformación de las listas opositoras y el acomode en las listas propias, parecen ocupar el centro de la agenda de preocupaciones de la política. Total, según el INDEC se recuperó el trabajo y según el Ministro de Economía, la recuperación económica está en marcha.

dale macri

Mauricio Macri ha decidido recuperar protagonismo político y sus apariciones públicas, constituyen la mayor bocanada de aire que pueda encontrar el Frente de Todos en una coyuntura que no da tregua y para la cual, a duras penas, se logra encontrar brújula confiable.

Los rumores que aparecen en los pasillos de la alianza Cambiemos, evidencian disputas miserables por el futuro poder político de la principal fuerza opositora de la Argentina. Con las elecciones legislativas en el horizonte cercano del calendario, sin mostrar atisbo de vergüenza, Cambiemos libra una batalla descarnada por las cabeceras de las listas que deberán ser presentadas dentro de un mes ante la justicia electoral.

En ese contexto es que Macri salió a demandar minutos en la pantalla televisiva. Y cada minuto que ocupa, permite refrescarle al núcleo duro de votantes del Frente de Todos de lo miserable, cínico y repulsivo que puede resultar su punto de vista de las cosas. Y mas aún, de lo peligroso que se ve nuestro futuro en manos de una fuerza política expresada por personas como Macri.

En tanto, como síntoma paradojal de los antagonismos políticos de nuestro país, para el núcleo duro del votante de Cambiemos, la figura de Macri sigue reflejando una oportunidad de victoria en el futuro electoral de la Argentina.

Por muy convincente que sean los argumentos de un lado, y por muy descabellados que resulten los del otro, ninguno de los núcleos duros de votantes se resiente con las torpezas de su fuerza propia. Aunque dude en el camino, los nervios que le provoca la figura del enemigo, justifica su lugar en la tribuna.

El gran dilema que enfrentan los dirigentes políticos que pretenden convalidarse electoralmente no es atravesar los márgenes del núcleo duro del rival politizado. El gran problema es el desapego social con la política que va creciendo y se hace cada vez más peligrosamente masivo.

El problema son los medios

Bajo el paraguas argumental que sostiene que “Tenemos un problema de comunicación” cada vez que crece una figura opositora en la Argentina, se hermana el latiguillo que señala que “el problema son los medios que están concentrados en pocas manos”, una certeza que por tan descriptiva, resulta descabellada cuando se escruta la distribución de la pauta publicitaria o se examina el tiempo que ocupan los dirigentes “propios” en los medios “ajenos”, como si fuera fácil identificar uno y otro bando.

Sobre esta teoría, la suma de nuestros problemas, radican en la acción de los otros. Jamás sobre los limites propios. En la comodidad de andar encontrando culpas en los demás, nos erigimos un propio obstáculo para establecer la dinámica de acumulación política que nos permita reunir la fuerza necesaria que nos haga torcer en nuestro favor las relaciones de fuerza que siempre operan como excusa para hacer lo mínimo indispensable.

Vale la pena repasar si comunicamos muy mal, o si el problema es otro. En los 18 meses de gobierno, se han lanzado tres programas de construcción de viviendas. Se lanzó el “Argentina Construye” con la presencia del Presidente, se lanzó el “Procrear” que se anunció entre bombos y platillos como el “regreso de las mejores prácticas de vivienda” y finalmente el programa Casa Propia.

En el primero se prometieron 120.000 viviendas nuevas. En el Procrear 150.000 y en el Casa Propia se anunció una inversión millonaria para la construcción de 120.000 viviendas más. Cada programa iba acompañado de anuncios de “soluciones habitacionales”, “programas de mejoras”, que engrosaban el número de personas alcanzadas por las políticas públicas que se anunciaban.

Fue tan efectiva la comunicación que para el Procrear, en el año 2020, la Ministra Bielsa sostuvo que «Ya entraron más de 3 millones de personas a la página para consultar las propuestas.” Luego se anunció que más de un millón se habían inscripto.

De las tres millones de personas que ingresaron a la página, dos millones ochocientas mil no fueron beneficiadas con un programa de vivienda por el que habían intentado aplicar. Si alguna de esas personas nos resulta esquiva en el voto, quizás no sea por un problema de comunicación, sino de ausencia de eficacia para dar respuestas efectivas a las demandas populares que existen en el país.

La recuperación económica (de algunos)

Algo parecido sucede con la recuperación económica. Con fuerte espacio de difusión en Infobae y Clarín, el Ministro de la Producción Matías Kulfas anunció que la industria argentina, en el primer trimestre del año, fue la que mas creció en todo el mundo.

Sostuvo que la industria argentina creció un 5,1% respecto a la evolución verificada en 2019, antes de la pandemia. Así lo destacó el titular de la cartera productiva a través de su cuenta de twitter en la que aseguró que la recuperación industrial registrada en 2021 fue superior a la registrada en «Brasil, Chile, España, Francia, Italia, India, México, Alemania, Estados Unidos y Japón». «A pesar de la pandemia y de todos esos problemas podemos decir que las políticas industriales están revirtiendo el proceso de Macri, tan fuerte de desindustrialización y que estamos en una etapa de recuperación y crecimiento industrial», dijo Kulfas con fuerte cobertura mediática.

De hecho, sostuvo hace cuatro días que van «11 meses consecutivos de aumento en el empleo industrial. Esto contrasta con el hecho de que de los 48 meses del gobierno de Macri, hubo 46 de caída en el empleo industrial. Incluso en los pocos meses que hubo crecimiento el desempleo industrial continuó su marcha descendente».

Martín Guzmán, en C5N, destacó con mucha claridad “el camino de recuperación de la Argentina en comparación a otros países, como consecuencia del esquema de políticas económicas que se adoptó para lidiar con la situación que la pandemia imponía».

La comunicación de los indicadores económicos ha tenido cobertura, los Ministros enfrentaron los micrófonos y pusieron la cara para comunicar la recuperación y el crecimiento de la economía y el empleo.

Y es cierto que si uno repara en los balances de un puñado de grupos económicos que explican la dinámica económica de nuestro país, lo que verifica, es crecimiento y rentabilidad. El gran dilema, es el contraste que existe entre la economía de los grupos económicos y un puñado de privilegiados y el destino que ha sufrido el bolsillo de la mayoría de nuestros compatriotas.

No se trata de un problema en la comunicación semejante matiz en el contraste. De lo que se trata, es de un problema político sumamente profundo, que habla de la regresiva distribución del ingreso que se verifica en la pandemia, y sobre la cual no hemos operada de ningún modo como fuerza política para revertir sus miserables indicadores.

No sorprende, entonces, que el Indec no pueda evidenciar en sus estadísticas reflejo en la generación de empleo como correlato de la recuperación económica. Que el “impuesto a los pobres” que significa la inflación, siga evidenciando que alimentos y bebidas es el rubro que castiga en forma demoledora el consumo popular, o bien, que los estimadores de ingresos, marquen la debilidad raquítica que tiene el bolsillo, incluso, de los asalariados formales.

A lomo de nuestros propios problemas

En el bolsillo, en el consumo, en el mal vivir que significa un contexto social empobrecido, se juega el futuro político de la Argentina. En el conflicto silencioso que involucra no poder poner un plato de comida arriba de la mesa, no llegar a fin de mes, no encontrar rebusque ni laburo, está el filo que dirime la supervivencia de la dinámica democrática en la Argentina.

Los afiebrados debates que involucran candidaturas, tiempos electorales, campañas y encuestas, ocupan la agenda central de los problemas de aquellos que se involucran personalmente en la refriega. Pero apenas involucran a ellos. Y es cierto que un nombre u otro, un slogan u otro, una palabra de mas o una de menos, pueden hacer la diferencia en una contienda electoral.

Pero los problemas de la política, no quedan atrapados en los tiempos de las elecciones y la apatía de aquellos para los que nunca cambia nada, es el gran escollo sobre el que afincan los dilemas de nuestra democracia.

Y ahí están los problemas de nosotros, más allá de ellos, y bien cerca del sufrimiento de los otros.