Cultura

Los empleados del Colón denunciaron ataques y discriminación

Los legisladores de Buenos Aires para Todos, Fabio Basteiro y Laura García Tuñón denunciaron una crisis constante y maltrato y persecución por parte de Macri y García Caffi. Subrayaron además que hay conciertos de renombre internacional "con salas casi vacías".

Los trabajadores del Colón siguen protestando contra la forma de manejar el Coliseo porteño.

Los diputados porteños de Buenos Aires para Todos, Fabio Basteiro y Laura García Tuñón, acompañaron a los trabajadores del Teatro Colón en una conferencia de prensa en la Legislatura, donde denunciaron «ataques» por parte del Jefe de Gobierno Mauricio Macri y el Director del teatro, Pedro Pablo García Caffi además de la grave crisis por la cual está atravesando el reconocido coliseo. Los trabajadores cesanteados manifestaron que «Macri y García Caffi están queriendo sentar un precedente que de tener éxito será un ataque contra todas las organizaciones sindicales del país, un ataque al corazón mismo de los trabajadores”. “Queremos defender un modelo de teatro de producción propia, pero también nuestro derecho a organizarnos como trabajadores. Pedimos a todas las fuerzas sociales que se sumen a esta pelea que es un agravio inconstitucional a los derechos de los trabajadores» agregaron Además, remarcaron que «el macrismo intenta cambiar el modelo de teatro sin respetar lo que las normativas vigentes exigen, excluyendo de esa discusión a los trabajadores. Todo el empeño del gobierno de Macri y los millones de dólares que han gastado es para impedir que los trabajadores participen en la elaboración del nuevo Teatro Colón”. Los trabajadores aclararon que no quieren ser los «convidados de piedra» del cambio de modelo institucional del teatro. «Lo van a tener que discutir con todos los trabajadores y no con quienes ellos elijan. Si desde un primer momento nos hubieran convocado tal cual lo indica le ley 471 de autarquía y la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, esto se podría haber evitado”.. Finalmente sostienen que «el límite de la capacidad productiva del teatro se ha puesto al rojo vivo y sectores como sastrería, utilería y maquillaje se han visto en figurillas, porque hay que poder vestir a 200 personas que suben a escena, hay que poder acondicionar sus tocados, sus pelucas, su maquillaje, y se ha visto que las casi 300 personas que ya faltan en el teatro, son más que necesarias. Si la Ciudad está invirtiendo 200 millones de pesos en una institución cultural ¿Dónde está el rédito social? Hoy existen conciertos con solistas de renombre internacional y ballet con salas casi vacías ¿Dónde está el precio popular? ¿Cómo se puede sostener un 738 % de aumento? ¿Quién lo puede pagar?».