Política

Hidrogeno verde: Entre lo desopilante y lo colonial

En el medio del funcionamiento de la cumbre sobre el cambio climático en Glasgow (COP26), con una extendida difusión y consecuente celebración, se anuncio “la inversión del siglo”. Una suerte de remake de la lluvia de inversiones, pero con un rugbier que la anuncia y un ministro que señala que la producción es “100% exportable”.

hidrogeno

El lunes 1 de Noviembre el presidente Alberto Fernández estrechaba la mano del multimillonario australiano Andrew Forrest, quien anunciaba que desde una empresa de su grupo económico, invertiría US$ 8.400 millones para producir hidrógeno verde en la provincia de Río Negro.

Como todo anuncio de éste calibre, fue aprovechado para señalar que ésta mega inversión, calificada por voceros del gobierno como “la inversión del siglo” generaría 50 mil puestos de trabajo.

«En poco tiempo nuestro país podrá convertirse en uno de los proveedores mundiales de este combustible que va a permitir reducir drásticamente las emisiones de carbono en el mundo», dijo el jefe del Estado tras reunirse con los directivos de la empresa australiana Fortescue.

«Este anuncio de inversión es el más importante del Siglo XXI en Argentina, lo tomamos con mucha responsabilidad y orgullo», dijo el ministro de la producción Matías Kulfas, porque «se trata de una inversión que funda una nueva industria, la industria del hidrógeno verde, que está creciendo a nivel internacional», y refirió que se trata de «una fuente de energía que ya se empieza a utilizar en la movilidad».

En boca de Kulfas, el canciller Santiago Cafiero y la embajadora Cecilia Todesca se concentró la explicación de las virtudes de la inversión, los plazos, las toneladas de hidrógeno que se iban a producir en el año 2024.

Por parte de la empresa, quien intentaba dar algún tipo de certeza sobre la factibilidad del proyecto era el ex jugador de Rugby Agustín Pichot, quien sostuvo  «lo que más emociona es dejar un mundo mejor» al «descarbonizar».

Que es el Hidrogeno Verde

“El hidrógeno no es una fuente energética; no produce energía sino que es un vector que la almacena, como puede hacerlo una batería o un embalse. Esto no es un detalle: una de las críticas a su producción a gran escala es que la tasa de retorno energético resultante de la electrólisis pone en duda su rentabilidad” señalaban hace un tiempo atrás en una nota compartida en InfoNativa Leonardo Salgado y Hernán Scandizzo.

“A pesar de ser el elemento más común en la naturaleza, el hidrógeno no existe en estado libre: hay que separarlo de otras moléculas. A partir del reformado del gas natural —particularmente metano, proceso en el que hay emisiones de CO2—, se obtiene el llamado hidrógeno gris; con el mismo método, pero capturando esas emisiones y almacenándolas, el resultado es el llamado hidrógeno azul; y por último, a partir de la electrólisis del agua, sin emisiones de CO2, si se utilizan energías renovables: el llamado hidrógeno verde” explicaban en aquella producción en la que cuestionaban los anuncios que había realizado la provincia de Río Negro tras estudios practicados con el auspicio de Alemania, quien compite en el segmento de exploración de negocios con el australiano que ahora llega de la mano del gobierno nacional.

Un negocio que se le frustró a Macri

El hidrógeno verde era uno de los anhelos de Mauricio Macri, quien había obtenido una inversión cuestionable en la producción de energía eólica y pretendía asociar su desarrollo a la edificación de una nueva versión de extractivismo verde, para lo cual empezaba a tejer alianzas con los hoy protagonistas de éste acuerdo.

Así lo explica, con sus dificultades técnicas, el ex rugbier Agustín Pichot en una charla mano a mano con el periodista Román Lejtman, de Infobae. Allí señaló que el proyecto empezó a hablarse con Mauricio Macri durante su gobierno: “Macri me dijo: Vamos hacer hidrógeno verde”.

En la entrevista, confesó que en ese momento “había mucha incertidumbre con el derecho de exportación, el impuesto a la exportación. Justo estaban las retenciones. (sic) 1 dólar por una cosa en la tabla. (sic) El board venía con una mirada que había puesto Andrew (Forrest, dueño de FFI) de ir a invertir en Argentina y de golpe se vio como que para (sic). En esa reunión vino Mauricio a explicar”, y dijo que “esto que era un impuesto temporario; lo que dijo siempre”.

Tras su fluida explicación, Pichot luego aclaró en la entrevista que “no sabía nada de hidrógeno. La secretaria de Andrew sabía todo, y Andrew. Después, empecé a investigar, empecé a estudiar”.

De hecho, Pichot hace dos años que acerca negocios en la Argentina para Andrew Forrest, quien ya ejecuta tres proyectos extractivos de cobre en San Juan (Calderon, Calderoncito y Rincon De Araya).

Una gira de Pichot en Marzo de 2019 era narrada por el periodista Gustavo Veiga de Página 12 de la siguiente forma “Pichot ya se reunió con dos gobernadores de provincias mineras, como Sergio Uñac, de San Juan, y Juan Manuel Urtubey, de Salta. No fue para hablar de rugby, pero sí sobre cómo avanzar con la minería donde los derrames de residuos peligrosos son criticados por los vecinos que los sufren en sus comunidades y diferentes estudios científicos divulgan sus consecuencias.”

Ya en el 2019, Pichot estaba en funciones mineras y hablaba de un futuro prometedor. En aquél entonces de la mano del litio. En aquél momento, a poco de investigar, Gustavo Veiga señalaba que “el ex Puma celebró que la minera australiana haya trazado un plan para invertir 10 millones de dólares anuales en el próximo quinquenio. Aun cuando los números globales de FMG –es la tercera productora mundial de hierro– no hayan sido redituables en 2018 y la empresa esté endeudada, el potencial que tiene la región le abre una horizonte de negocios en el que Pichot cumplirá un papel clave. Ese horizonte se llama litio.”

Tanto por lo riesgoso de la inversión, como por los antecedentes empresarios y la improvisación de los actores, hay quien se pregunta sobre la efectiva realización de los anuncios realizados, fundamentalmente porque atrás de las palabras, siempre quedan las promesas de empleo y desarrollo estratégico de un país.

 

¿Se podrá?

“Se habla con una liviandad muy fuerte de una cantidad de puestos de trabajo que no sabemos de dónde sale el cálculo. Puntualmente porque no hay en el mundo una planta de producción de hidrógeno de esa dimensión, se habla de una planta de una potencia instalada de 2000 megavatios. Para tener una idea: en Argentina en el sector eólico la potencia instalada es de alrededor de 3200 megavatios. Es la capacidad de producción que tienen los parques eólicos en una situación ideal, nunca van a producir lo que potencialmente pueden porque los vientos varían, no son constantes y por otras situaciones. Generan de forma variable.” Sostiene el periodista Scandizzo en una entrevista radial.

El especialista Abel Fernández, desde las páginas de AgendAr más allá de la política, expertos que conocen el mercado de la energía, la «economía del hidrógeno», y la Patagonia Norte están haciendo preguntas puntuales que necesitan respuesta: ¿es creíble una inversión de esa magnitud, en una región que sólo aportaría vientos fuertes y una mano de obra con conocimientos técnicos y experiencia, para producir un elemento que todavía no tiene, en el mundo, un mercado que justifique esa inversión?

Y se responde tras un exhaustivo análisis: “Aún sin tener acceso a los libros del Grupo Fortescue, y por ende a sus análisis financieros, podemos asegurar que ni ellos ni nadie pondrá un dólar, dólar estadounidense o dólar australiano, sin que esté asegurada la libre disponibilidad de las utilidades que obtenga.”

Y allí, una vez más, viene la discusión sobre lo nacional. Siempre lo nacional.

Colonialismo verde

El Ministro Matías Kulfas también otorgó precisiones sobre la estrategia de inversión y los planes de desarrollo del proyecto, contabilizando en toneladas la cantidad de hidrógeno por ser producido. Hasta el 2030, la primera etapa del proyecto, sostuvo que será “100% exportable”.

Con absoluta soltura, desde la privilegiada vocería que otorga un anuncio oficial, vuelve a insistirse sobre la estrategia absolutamente hegemónica que impera en el país de seguir insistiendo en la exportación de la riqueza que se genera en el país.

En 10 meses que lleva el año 2021, un puñado de empresas agroexportadoras liquidaron poco mas de 28.000 millones de dólares. A pesar de ello, el Estado Nacional tiene menos dólares, los precios de los alimentos se encarecen mucho mas aceleradamente que los salarios y jubilaciones y hay una crisis de ingreso brutal en el país.

La exportación de los productos del agro, en 10 meses, triplican en dólares la proyectada “inversión del siglo” que exageró la difusión del anuncio del hidrógeno verde.

Poder discutir el sentido de un proyecto de desarrollo absolutamente extranjerizado en su matriz hegemónica de concepción, hacer cesar la vocación colonialista de poner a disposición de las necesidades extranjeras la riqueza nacional, debiera ser una prioridad absoluta de un pensamiento liberador de la economía de nuestra Patria.

Mucho mas que seguir expandiendo el humo de los anuncios de la pretendida agenda verde que ocupa un privilegiado espacio en la corrección política. v