Sociedad

Ni una menos

Otro femicidio en manos de un policía

Úrsula Bahillo, fue asesinada ayer por el policía Matías Ezequiel Martínez, ya varias veces denunciado por violencia de género, mientras el silencio y la complicidad de la policía encubría la situación.

Con más mujeres asesinadas que días en lo que va del 2021, ayer por la tarde se registró otro femicidio; una vez más el femicida es justamente quien debiera de velar por la seguridad ciudadana, un policía.

El nombre de la injusticia y el dolor es hoy el de Úrsula Bahillo, una joven de 18 años oriunda de la ciudad bonaerense de Rojas, quien fue asesinada, luego de varias denuncias y pedidos de auxilio a la Policía; por su ex novio, Matías Ezequiel Martínez de 25 años, agente de la policía bonaerense.

«Este hijo de puta me la manoteó y la apuñaló, cuando ella pidió auxilio la Policía no actuó. ¿Por qué esperaron a que mi hija estuviera en una morgue?» se preguntó ante la prensa la madre de la joven, y el sentimiento es generalizado. ¿Por qué esperaron? ¿Qué es lo que esperan los gobiernos para actuar sobre la desigualdad y la violencia de género?

La madre de Úrsula detalló que el 9 de enero pasado ella y su marido tomaron conocimiento de la violencia que Martinez ejercía contra su hija y se dirigieron a la Comisaría de la Mujer de Rojas donde les tomaron la denuncia, no obstante, el 1 de febrero, menos de un mes más tarde, Martínez violó la perimetral que le habían impuesto. La familia de Úrsula fotografió la situación y nuevamente acudió a la Policía, pero esta vez los agentes que la recibieron desestimaron su denuncia. «Tenía fotos en la puerta de mi casa y no hacían nada, pedía por favor porque no quería que fuera una menos, que no me la tocaran y la salvaguardaran», remarcó la mujer.

Una amiga de la víctima hizo públicos los chats en los que conversaba con Úrsula previamente al crimen y la víctima relataba los terribles hechos de violencia que sufría a pesar de ya haber denunciado la situación y el miedo y desesperación de estar amenazada de muerte por el femicida, «Úrsula avisó, fuimos a hacer la declaración y les chupó un huevo. Nos dieron un papel de mierda y nada más y hoy mi amiga está muerta. Ojalá se haga justicia por ella y por todas»

Esta no es la primera vez que Martinez violentaba a una mujer con total impunidad, «hay varias mujeres más golpeadas por este policía», detalló la madre de Úrsula y aseveró además que el femicida tiene una causa por «violar a una nena discapacitada que hoy tiene catorce años».

«Estoy esperando que (el ministro de Seguridad provincial) Sergio Berni baje a la cúpula policial, quiero que la muevan entera porque no hicieron nada» manifestó la madre de Úrsula.

Como si la falta de perspectiva de género dentro de la Justicia fuera poco y la gran mayoría de las denuncias por violencia de género no terminaran en medidas concretas de protección a la víctima y los agresores quedarán con penas menores o completamente impunes; las fuerzas de seguridad también reproducen la violencia machista a escalas inimaginables, no solo habilitando el accionar de redes de trata, maltratando a las mujeres que intentan denunciar un caso de violencia de género, generando condiciones de trabajo desiguales dentro de la fuerza, retrasando búsquedas e investigaciones e incluso encubriendo agresores y femicidas; sino también empuñando el arma para asesinar mujeres por razones de género. En 3 de los 33 femicidios cometidos durante el mes pasado, el agresor pertenecía a una fuerza de seguridad: 2 eran militares y 1 policía. Hoy nuevamente el femicida lleva uniforme y placa oficial.

Para peor, no solo el femicida es responsable de la muerte de Úrsula, sino sus compañeros que desestimaron las denuncias, que no accionaron ante los pedidos de ayuda y que una vez cometido el femicidio maltrataron a la madre de la víctima. «Nadie nos quería decir que nuestra hija estaba muerta y me trataron como a una delincuente. Me pusieron esposas, estoy toda machucada por la forma en que me trataron, y fue un varón, aunque no le pude ver la cara porque me tiraron al suelo”

Ayer por la noche, cientos de vecinos, amigos y familiares de la víctima se concentraron frente a la comisaría de Rojas para exigir justicia por Úrsula; lamentablemente la perspectiva policial sigue siendo completamente patriarcal y violenta para con quienes defienden los derechos humanos, la vida y la justicia, valores que esa institución debería llevar como bandera y se empeña en ensuciar.

Ante este panorama desolador en el que las fuerzas de seguridad, la Justicia, los gobiernos locales y Nacional por acción u omisión respaldan la violencia de género, salta a la vista que Argentina no tiene una democracia real, ya que todas las mujeres del país viven amenazadas de muerte y sin ningún tipo de protección Estatal.

En este contexto pareciera ineludible comenzar a destinar recursos para abordar la problemática; reformar la Justicia bajo una lógica de perspectiva de género y derechos humanos; formar a las fuerzas de seguridad en las mismas materias y comenzar a aplicar sanciones reales a quienes violenten dentro de la fuerza, de nada sirve suspender por unos días del servicio a un agente, si seguirá portando el arma con el que asesinó o amenazó a su pareja; comenzar a gestar una pedagogía de la igualdad dentro de las escuelas de todo el país, para quitar de las aulas los manuales y prácticas que perpetúan la violencia de género y le dan fundamentos teóricos a los femicidas del mañana; pensar de forma integral la problemática de la violencia de género entendiendo la situación como una vulneración multidimensional de derechos, entre ellos principalmente el de la seguridad.

Para que la democracia sea real, hay que comenzar por garantizar que todas las ciudadanas estén vivas.