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Punta Tombo

Los pichones son la gran atracción

La Reserva de Punta Tombo está colmada de ejemplares. Se calculan alrededor de 600 mil. Y aún faltan llegar los juveniles que lo harán entre enero y febrero.

El último fin de semana largo del año convocó a una gran cantidad de visitantes. En la reserva ya hay casi 600 mil ejemplares. Y aún faltan llegar los juveniles. Mucha gente que vino al TC también disfrutó de los pingüinos.

La gente se sorprende porque puede caminar muy cerca de los ejemplares. Y cuando se dan cuenta que casi pueden tocar a los pingüinos que con su andar elegante recorren los miles de metros cuadrados que tiene la reserva o prolongan su estancia dentro del mar relajándose con largos baños o buscando alimentos. La reserva de Punta Tombo está colmada de ejemplares. Se calculan alrededor de 600 mil. Y aún faltan llegar los juveniles que lo harán entre enero y febrero.

Según cuentan los guardafaunas, la gran atracción para los visitantes de este último fin de semana largo del año son los pichones recién nacidos. Permanecen en los nidos bajo la custodia y el calor de sus madres y se asoman apenas cuando algún turista se acerca para tomar una fotografía o tenerlos en primer plano. Calculan que unas 10 mil personas pasarán por la reserva durante este fin de semana largo.

Punta Tombo es la reserva continental más importante del pingüino de Magallanes ubicada a 105 kilómetros de Trelew. Allí llegan todos los años en setiembre para reproducirse y cambiar el plumaje. Permanecen hasta fines de marzo. En febrero se llegará a la cantidad máxima: nada menos que un millón de ejemplares.

La gente recorre las pasarelas de madera en forma lenta. La temperatura es alta en Punta Tombo como siempre en esta época del año. Las pasarelas están ubicadas a pocos centímetros del piso y la gente puede ver cada movimiento de los pingüinos que con su andar elegante, estilo Chaplín, despiertan admiración. En general son amables con la gente siempre y cuando nadie trate de invadir sus nidos. Hay además, una estricta vigilancia de parte de los guardafaunas para que el turista no rompa una regla de oro: no tocarlos. Durante estos días, predominó el turismo nacional. Sobre todo de la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. También hubo extranjeros aunque en menor cantidad. Europeos en su mayoría.

Y aunque nadie puede acercarse demasiado, los pingüinos que regresan del mar con comida se salen de su sendero y caminan entre las personas sin darles mayor importancia. Conseguir la alimentación es la principal tarea de los machos. Las hembras llegan para poner los huevos, encubarlos y una vez que nacen, cuidar a los pichones. Siempre tendrán la misma pareja ya que la especie es monogámica.

La reserva recibió también a mucha gente que llegó para ver la competencia del Turismo Carretera nacional que se corre en el Autódromo Mar y Valle de Trelew. Aprovechó la cercanía y se hizo una pasada.

Como se sabe, en Tombo, la gente puede disfrutar también de un excelente paisaje y de la unión de varias especies: las cámaras de los turistas registran a los pingüinos caminando cerca de grandes guanacos o de la mara, nombre con el que se conoce a la liebre patagónica. Tombo le está dando una dura batalla de competencia a la ballena Franca Austral en lo que representan los dos espectáculos más preciados por los turistas en Chubut. Si bien no podrá igualar en cantidad de visitantes a los gigantes del mar, los memoriosos aseguran que en la última década, Punta Tombo triplicó las visitas. Y este fin de semana largo fue una prueba de ello.