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Problemáticas de una necesaria vuelta a clases

Con jornadas cortas y burbujas pequeñas y turnos rotativos, niños, niñas y jóvenes comenzaron un lento retorno a las aulas, donde la salud es la prioridad.

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Después de un año sin clases presenciales, un tiempo donde docentes y alumnos mostraron grandes dificultades a la hora de mantener una comunicación activa y abordar satisfactoriamente los contenidos correspondientes, este año comenzó con un panorama más alentador, donde el retorno a la presencialidad se presenta como una de las prioridades, que viene mostrando algunas limitaciones y complicaciones pero a la vez está siendo muy bien recibida por parte de los estudiantes.

Sin dejar de lado la cuestión de la salud pública, la mayoría de los establecimientos optaron por un sistema de burbujas, que representa todo un nuevo desafío para los docentes, pero que permite que la escolaridad no desate nuevas olas de contagios.

Burbuja sanitaria escolar

Las llamadas burbujas sanitarias escolares son grupos de trabajo mínimos en los que se fueron segmentando las diferentes aulas, de esta forma los estudiantes que deben asistir a clases pueden disponer de un mayor espacio para reducir al mínimo los riesgos de contagio de coronavirus.

A su vez, si algún integrante de una burbuja presenta síntomas o da positivo a coronavirus, se procede a aislar esa burbuja durante esa semana, hasta que resulte prudente su regreso a las actividades académicas. De esta forma, los casos de coronavirus no perjudican en gran medida el desarrollo de las actividades escolares de la institución, y se evitan los grandes rebrotes.

No obstante, las jornadas de clase se vieron reducidas en cuanto a su duración, ya que al mantenerse el número de docentes y multiplicarse los grupos de alumnos – que llegaban a ser de hasta 40 chicos – los docentes deben trabajar con un mayor número de grupos, resultando imposible mantener las mismas horas que se dictaban antes de la pandemia.

“El sistema de burbujas escolares funciona y demuestra ser efectivo. Un estudio global en 191 países no mostró asociación alguna entre la situación de las escuelas y las tasas de infección por COVID-19 en la comunidad” señaló Marcelo Romero, secretario de Estado de Bienestar Educativo de la provincia de Tucumán.

Si bien el sistema aún sigue lejos de ser el ideal, no hay dudas que resulta imprescindible para que los estudiantes puedan comenzar a recuperar de a poco las actividades y volver a tener ese necesario contacto con sus docentes.

 

Los retos organizativos

El haber podido regresar a la actividad académica sin que ello represente un verdadero caos en materia sanitaria, es en gran medida gracias al trabajo organizativo que se fue construyendo día a día por la administración de cada establecimiento.

Para entender en mayor medida el trabajo adicional que represento la correcta implementación de este protocolo, Martin Beloso, director de una escuela primaria de Pilar, provincia de Buenos Aires, en diálogo con InfoNativa, detalló cómo fue “la vuelta al cole” y cómo la vivieron tanto los estudiantes, como directivos.

Según da cuenta, el primer reto ante el que se interpusieron fue la necesidad de segmentar cada curso en sus respectivas burbujas, lo que en su caso implico fraccionar aulas que llegaban a albergar hasta a 40 estudiantes en grupos de 12/13 alumnos y coordinar con cada uno sus respectivos horarios y vías de comunicación. Un trabajo organizativo que requiere de una gran coordinación que debe tener en cuenta factores tan variables como las dimensiones de cada aula.

También, la necesidad de coordinar los diferentes turnos de ingreso, ya que para evitar grandes conglomerados las diferentes burbujas van entrando en diferentes horarios, existiendo una separación de 10 minutos entre el ingreso de cada una y por consiguiente sus respectivos horarios de salida.

“El horario de ingreso se realiza de forma escalonada, 8:00 horas, 8:10 y 8:20. Cada grupo tiene una hora y media de clases y una vez finaliza esa hora y media el retiro también se realiza escalonado” detallo.

Otro aspecto de gran importancia que fue necesario organizar de forma cuidadosa fue el de la seguridad. Entre ellos, garantizar que los chicos se apliquen alcohol en gel y se les tome la temperatura al ingreso del establecimiento.

Aunque también se implementaron medidas adicionales como suspender los recreos y que tanto estudiantes como docentes tengan que llevar en todo momento el barbijo puesto.

“Por ahora viene dando resultado, de momento solo una seño tuvo COVID confirmado, y en ese caso se procedió a aislar a los chicos que integraban esa burbuja, y se realizó un seguimiento de esos chicos. El próximo lunes la profesora ya se estaría reintegrando y junto a ella toda su burbuja” detallo Beloso.

Por último, también está la cuestión de la recarga horaria que estos cambios implican para los docentes y la falta de conectividad que presentan algunos estudiantes. En este aspecto, cada profesor además de tener que trabajar de forma presencial con sus respectivas burbujas, tiene que estar pendiente de sus grupos de Whatsapp, plataforma que genera dos grandes inconvenientes según detalla el director del establecimiento.

“Por un lado, no todos los estudiantes cuentan con una buena conectividad, dificultando el enviado de las actividades. Por el otro, en muchas ocasiones sucede que a los docentes les siguen llegando mensajes a toda hora del día, incluso en horarios nocturnos”, detallo.

Para solucionar el problema de los chicos que no logran acceder a sus actividades por esa vía, se implementó un método donde se dejan las tareas semanales en una fotocopiadora cercana. De esa forma los padres pueden pasar a buscar las actividades una vez por semana y entregarlas todas juntas semanalmente.

 

La vuelta de los alumnos 

Los que más disfrutaron de este necesario regreso a las aulas, sin dudas fueron los más jóvenes, quienes se mostraban muy entusiasmados tras reencontrarse con compañeros y amigos que no veían hace ya más de un año.

Así fue como lo sintió Beloso: “a los chicos se los veía bastante entusiasmados y con muchas ganas de volver” aunque lamentó que no puede ser el caso de todos ellos, ya que un gran número se mantendrán haciendo los trabajos desde casa ya que viven con familiares mayores o que presentan patologías de riesgo, por lo que prefieren no arriesgarse y mantener el aislamiento.

“Ahora solo resta optimizar al máximo el tiempo disponible para profundizar en el desarrollo del contenido y que los docentes puedan recuperar el vínculo con los chicos y amigos” apuntó.

 

Diferentes provincias, recursos y métodos

Si bien, existen casos donde las burbujas pudieron implementarse mayores problemas, existen escuelas donde la falta de insumos representó un problema mayor, existiendo casos donde el establecimiento no pudo conseguir insumos como alcohol en gel, o alfombras sanitizantes, por lo que los auxiliares del establecimiento tuvieron que improvisar formas de aplicar el alcohol en gel, y reemplazar los insumos de los que no disponían.

Por ejemplo, según informó a este medio la perceptora Gladis Mendoza, “los recursos no alcanzaron para comprar las alfombras sanitizantes, los chicos no tienen servilletas pasa cercase las manos y el alcohol lo aplicamos con rociador al ingreso del establecimiento”.

Al mismo tiempo, destacó la diferencia que existía entre los protocolos entre las diferentes escuelas dependiendo de los fondos que disponga y el número de matrículas que tiene cada una. Protocolos que debe conocer, ya que sus tres de sus cuatro hijos actualmente están en edad escolar, y van a escuelas diferentes.

“Por un lado estoy mucho más tranquila que vuelven a tener contacto con sus docentes, aunque por el otro, lamento que este formato que les está tocando cursar presenta anomalías como tener 20 minutos de una materia cada 2 semanas, por lo que no creo que logren cumplir con los programas”, lamentó.

Además, Mendoza destaca la dificultad de la situación, ya que en su situación tiene que prestar atención a los grupos de sus diferentes hijos, asistir en las tareas de cada quien y en paralelo – al ser preceptora – coordinar las actividades de otros jóvenes que también demandan de su atención.

Una situación que admite a veces logra sobrepasarla. “Hay días en los que solo puedo ayudar a uno de los chicos en sus tareas”, asentó.

 

Vacunas 

Sin dudas, uno de los aspectos más necesarios para garantizar mayor tranquilidad y nuevas garantías en el ámbito de la educación es que continúe avanzando el proceso de vacunación, que había comenzado con buen ritmo, pero que ahora no está en su mejor momento.

Sobre este punto, Beloso se muestra muy agradecido, ya que afortunadamente los docentes de su distrito ya están todos vacunados, algunos con ambas dosis, mientras que a otros les toca aguardar por la segunda: “hubo días que se suspendieron burbujas para que los maestros se vacunen, si bien nunca es bueno que se suspendan las clases, en esas oportunidades los padres de los chicos se mostraban satisfechos”.

Al mismo tiempo, reconoce que “no hay que bajar la guardia”, ya que si existe un nuevo rebrote del virus, probablemente se tengan que dar marcha atrás en las medidas y es algo que espera no ocurra.

 

Algunos padres insatisfechos

Pese a que los chicos ya comenzaron un lento proceso de retorno a clases y que “la mayoría de los padres están bastante conformes con el sistema empleado”, todavía hay quienes no se muestran muy satisfechos con las decisiones empleadas, y de posturas completamente opuestas.

“Por un lado, existen quienes tienen motivos reales de estar asustados, como ser el caso de quienes viven con población de riesgo, lo que es completamente justificado y piden mayores cuidados, medidas y precauciones, mientras que por el otro están quienes piden más horas de clases, y comparan la situación de la institución con las medidas empleadas por escuelas privadas, o bien por las propuesta ofrecidas en el discurso mediático” describió. Pero afortunadamente, cuando a los padres se les puede dar una respuesta sobre el porqué de las cosas, suelen irse bastante conformes. Después de todo, lo que estamos eligiendo como prioridad es tanto la salud de los chicos, como la de los familiares y personal docente”.

También existieron “planteos en su momento sobre la división de los grupos, ya que veían que otros estudiantes ya habían comenzado las clases, mientras que otros debían esperar. Entendían que las divisiones eran algo arbitrario, pero afortunadamente cuando les llegó el turno de cursar a sus hijos se mostraron más conformes” explico.

 

Respetar los protocolos para poder regresar a clases

Si hay algo en lo que la mayoría coincide, es en que esperan algún día poder regresar a las clases presenciales, algo que por el momento se ve muy lejano pero que solo será posible en la medida de que se comiencen a incorporar y extremar los cuidados, o cuando la vacuna ya haya llegado a un número considerable de habitantes.

“Lo que más queremos es tener la escuela llena de pibes, para eso estudiamos, para eso nos formamos y eso queremos. Es muy raro venir a la escuela y que haya tan pocos chicos en cada salón. Que no se hice la bandera en la mañana, que no haya recreos” aseveró el director quien insistió en que la prioridad máxima sigue siendo la salud y minimizar el impacto del virus.

 

Recuperar a los pibes que se perdieron en 2020

También existe un obstáculo que se muestra recurrente en diferentes establecimientos de todo el país. La problemática de contactar e incorporar nuevamente a los chicos con los que se perdió el contacto el pasado año.

En muchos casos, estudiantes que fueron desatiendo ante las dificultades que implicaba la cursada, cuando no contaban con adecuados recursos de conectividad; “Muchos chicos hubo que salir uno por uno. En ocasiones nos encontramos con familias que con un solo celular se contactaban todos, y si le pasaba algo a ese dispositivo, el contacto se perdía por completo” afirmo.

Afortunadamente, en un gran número de escuelas, también existen docentes comprometidos que están dispuestos a dedicar su tiempo para hacer la búsqueda, y no permitir que esos chicos queden por fuera del sistema educativo.

De esta forma, pese a que el contacto entre docentes y profesores actualmente es mínimo, sigue siendo un paso muy grande, para evitar que se sigan intensificando las deserciones.