Sociedad

Reconocimiento a Juana Azurduy

La presidenta Cristina Fernández y su par de Bolivia, Evo Morales, inauguran esta tarde el monumento haciendo "un reconocimiento formal de lo que ha representado en términos de la política de defensa de las fronteras del norte, el alto Perú, Juana Azurduy".

Inaugurarán un monumento a Juana Azurduy.

El Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, afirmó que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su par de Bolivia, Evo Morales, harán “un reconocimiento formal de lo que ha representado en términos de la política de defensa de las fronteras del norte, el alto Perú,  Juana Azurduy”, con la inauguración del monumento, en la plaza ubicada detrás de la Casa de Gobierno.

 

“Se va inaugurar el monumento a Juana Azurduy que, entre otras cosas, había sido ascendido a generala por parte del gobierno nacional”, recordó Aníbal Fernández, en diálogo esta mañana con los periodistas, en la puerta de la Casa de Gobierno.

 

Será “un reconocimiento común”, manifestó y agregó que la relación entre la Argentina y Bolivia “es muy buena y lo va a seguir siendo”.

 

La obra del escultor Andrés Zerneri, financiada por el gobierno boliviano, reproduce la imagen de la mujer con una espada en la mano y un bebé en la espalda.

 

Juana Azurduy de Padilla nació en Chuquisaca el 8 de marzo de 1781, en plena expansión de la rebelión del cacique inca Tupac Amaru contra el Virreynato del Alto Perú, se casó con Manuel Ascencio Padilla en 1805, y juntos se sumaron a las guerras independentistas que comenzaron en Chuquisaca y La Paz en 1809.

 

Con la Revolución de Mayo en Buenos Aires, los esposos se unieron a partir de 1811 al Ejército del Norte para combatir a los realistas del Alto Perú y en 1812, ya con cuatro hijos, ambos se pusieron a las órdenes del general Manuel Belgrano, nuevo jefe del Ejército Auxiliar del Norte, quien le obsequió su sable en reconocimiento y admiración.

 

Ese mismo año, Azurduy fue herida en la batalla de La Laguna y su marido herido de muerte, tras intentar rescatarla.

 

Al cambiar la estrategia militar para combatir a los realistas afincados en el Alto Perú por la ruta chilena, Azurduy se unió a las filas del caudillo salteño Miguel de Güemes, con quien combatió hasta su muerte en 1821, quedando Azurduy en la más absoluta miseria.

 

Vivió varios años en Salta, solicitando al gobierno boliviano que sus bienes fueran confiscados, en tanto la pensión que le había otorgado el libertador Simón Bolívar le fue quitada en 1857.

 

Murió indigente el 25 de mayo de 1862 cuando estaba por cumplir ochenta y dos años, fue enterrada en una fosa común y sus restos fueron exhumados recién cien años después y depositados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.