El próximo 12 de enero se va a celebrar el XI Congreso Nacional delPartido Comunista de Vietnam (PCV), clave para el futuro del país yver si el proceso de Doi Moi (renovación) iniciado hace más de dosdécadas se encamina hacia la “transición al socialismo”, como seplanteó inicialmente, o consolida la deriva realizada en los tresúltimos años hacia una “economía de mercado de orientaciónsocialista”.Con la aplicación del proceso de Doi Moi a nivel interno Vietnam haobtenido unos logros económicos más que notables, con un crecimientomedio del 6’7% en su Producto Interior Bruto en la última década yconsiderables avances sociales que están a punto de ser arrojados porla borda si no se corrige el rumbo en este crucial congreso. En él nosólo se va a dilucidar la lucha de poder actualmente existente entrequienes apuestan por una mayor apertura hacia la inversión extranjeray la explotación de los recursos naturales y quienes consideran que elalcance de logros económicos no debe realizarse a expensas de loslogros sociales, sino que al mismo tiempo se adoptará una políticainternacional en la que la relación con China jugará (a favor o encontra) un papel primordial.El Partido Comunista de Vietnam considera que el proceso de Doi Moi hasido un elemento central para hacer del país un referente no sóloeconómico, sino político especialmente en el Sureste de Asia. Las dosdécadas que ha cumplido el proceso de Doi Moi ha supuesto que el paísse haya encaminado “hacia la senda del desarrollo”, como se lee en losdocumentos presentados a este XI Congreso, y se establece que sólo unaprofundización del mismo hará posible que Vietnam se centre en“impulsar el desarrollo sostenible y la renovación integral a fin deconstruir una nación próspera, equitativa y civilizada, promoviendo lademocracia y considerando al hombre como un factor clave en eldesarrollo nacional”. Unas palabras que podrían aparecer en cualquierdocumento de cualquier congreso de cualquier partido en cualquier paísdel mundo. Pero Vietnam es Vietnam y según el actual secretariogeneral del PCV, Nong Due Manh, “Vietnam aspira a establecer su baseeconómica fundamental del socialismo con una superestructura depolítica, ideología y cultura a fin de construir una nación próspera”y esa aspiración se concreta en la fecha de 2020, cuando Vietnamconsidera será un país industrial moderno y asegurando mejorescondiciones de vida a la población. Para ello, en el próximo decenio“se prestará la debida atención al desarrollo de la ciencia y latecnología, y el perfeccionamiento de las relaciones de producción enlínea con una economía de mercado de orientación socialista con unalto sentido de independencia y autosuficiencia en el contexto de unamayor integración internacional”.Esta última parte es muy importante e indica que estamos ante un nuevoDoi Moi, esta vez trascendiendo las fronteras y que será ratificado eneste congreso: lo que los dirigentes vietnamitas entienden como“integración internacional”. Pero antes de profundizar en él, hay quehacer referencia al Doi Moi nacional para situar al país en estosmomentos.Los inicios del Doi Moi nacionalSu puesta en marcha fue relativamente temprana, en 1989, aúnexistiendo la Unión Soviética, a raíz del VI Congreso Nacional delPCV. En él se diseñó la “transición al socialismo” con la aprobaciónde un documento marco en el que se lee que “según la ley de lacorrespondencia entre las relaciones de producción y el carácter ynivel de desarrollo de las fuerzas productivas, el proceso de latransformación socialista debe adoptar pasos y formas adecuadas. Lasexperiencias prácticas demuestran que las fuerzas productivas no soloestán frenadas en el caso del atraso de las relaciones de producción,sino también en la desincronización de las últimas con los elementosque van más allá del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.Las realidades de nuestro país exigen que se debe tomar enconsideración las formas económicas intermedias y transitorias paraavanzar del nivel inferior al superior, de la pequeña a la granenvergadura» (1). Es decir, se reconocían las condiciones precariasdel país, recién salido de una serie de devastadoras guerras contralos colonialistas franceses y estadounidenses, y se planteaban unaserie de etapas en las que partiendo del reconocimiento de laexistencia de diferentes estructuras económicas, especialmente en elsur que estuvo bajo dominio y control de EEUU, se pretendíaestructurar la economía de manera gradual hasta lograr un tipo derelaciones de producción socialistas.Esta fase duró aproximadamente una década, hasta que en 1995 elentonces presidente de EEUU, Bill Clinton, realizó su visita aVietnam, la primera de este nivel tras la finalización de la guerra en1975. El fruto de la misma fue rápido: se normalizaron de inmediatolas relaciones entre ambos países. Eso significó, en la práctica, nosólo que decenas de miles de ex combatientes estadounidenses llegaronen masa a visitar los lugares donde combatieron, dando inicio así a unturismo “a los lugares de la guerra” que permitió la entrada dedivisas al país, sino que se permitió a Vietnam iniciar el proceso deincorporación a la Organización Mundial del Comercio (es miembro depleno derecho desde el año 2007) y acceder a préstamos de losorganismos internacionales. Pero eso no fue gratis. A cambio, Vietnamdejaba de reclamar a EEUU el pago de las reparaciones de guerraacordadas por Richard Nixon en 1973 en los Acuerdos de París quesupusieron el inicio de la retirada estadounidense y que, por cierto,nunca fueron pagadas en esos más de veinte años transcurridos hasta lavisita de Clinton.Había, por lo tanto, que readecuar el proceso de Doi Moi a los nuevostiempos, y así en 2001 se consideró necesario extender las relacioneseconómicas y financieras con todos los países, los organismosmultilaterales y las empresas transnacionales. Eso supuso que elcapital internacional comenzase a fluir hacia Vietnam y el paíslograse un despegue económico espectacular. Sin embargo, no fue comoen otros lugares del sudeste asiático. Los dirigentes vietnamitastuvieron mucho cuidado en proteger a la población estableciendo, porejemplo, líneas de crédito para pequeñas y medianas empresas oacelerando el ritmo de las inversiones públicas en grandes proyectosde infraestructura para garantizar el puesto de trabajo de la granmasa de vietnamitas. Por no olvidar un hecho muy relevante: la puestaen marcha de un programa de vivienda social que desactivó de raízcualquier atisbo de rebelión por las medidas económicas.Esto permitió a Vietnam afrontar mucho mejor que los otros “tigresasiáticos” la crisis económica y la comparación puede llegar hasta losmismísimos países ricos. El Banco Mundial reconoce que el impacto dela crisis en Vietnam supuso para el país una reducción del 37% en sutasa de crecimiento, porcentaje que se eleva hasta el 137% en el casode Malasia, el 155% en el caso de Tailandia o el 219% de EEUU, el 224 la Europa del euro y el 335% de Japón (2).Los datos podían haber sido mucho mejores de no ser por un fenómenoque se está generalizando en el país: la corrupción. La realización degrandes obras de infraestructura, no siempre con lógica social, hafavorecido la aparición de una élite política que lo ha fiado todo aeste modelo de desarrollo y que se está enriqueciendo con él,especialmente en el ámbito más local. Al mismo tiempo, ello ha servidopara que dentro del PCV haya cogido fuerza una corriente que comienzaa cuestionar este proceso y que ya ha logrado una primera y simbólicavictoria: la Asamblea Nacional ha paralizado el macroproyecto deconstrucción de un tren de alta velocidad entre Hanoi y Ho Chi Minh(1.700 kilómetros) cuyo costo suponía nada más y nada menos que el 60l PIB de Vietnam y en el que tenía un interés preferente Japónpuesto que aportaba la tecnología. La votación lo dice todo: 178diputados se opusieron al macroproyecto frente a 157 que votaron afavor (3). Dado que la práctica totalidad de los diputados sonmiembros del PCV –aunque hay unos pocos independientes, cercanos auqueno militantes del PCV-, lo ajustado de la votación pone de manifiestolo dicho más arriba e indica, al mismo tiempo, la batalla que selibrará en el XI Congreso Nacional del 12 de enero.Esto pone de manifiesto, al mismo tiempo, la realidad que se vive hoyen Vietnam. Una visita al país lo refleja en pequeñas cosas como esepoema colgado en la parte trasera de la puerta de la habitación delhotel en el que se lee, entre otras cosas que hablan de la realidadnacional, que “las piedras se están ablandando”. Tenga o no simbolismoeste verso, y tal vez sacado de contexto, lo cierto es que deambularpor Hanoi es hacerlo entre hoteles y centenares de bloques de casas enconstrucción. La capital de Vietnam es una ciudad que está viviendo unenorme proceso de expansión que cuadruplicará su tamaño actual (tieneunos 3’5 millones de habitantes) y está absorbiendo a las provinciasvecinas, dicen que para preparar la capital para ese 2020 que se haconvertido en el icono del paradigma desarrollista junto a las tiendasGucci que ya se comienzan a ver con profusión en Hanoi.Y junto a este desarrollismo a gran escala, la gente de la calleafronta con una mezcla de curiosidad e interés los prolegómenos del XICongreso del PCV con referencias a lo que ha sido “la épocacomunista”, un término desconcertante puesto que se refieren a losaños pasados como si, efectivamente, hubiesen pasado definitivamente ycomo si el PCV ya no estuviese en el poder o, al menos, que no fueseya el PCV de hace unos años. No es que lo critiquen, es que lotrascienden porque, por encima de todo, está Vietnam y, como decía HoChi Minh, “el derecho a no rendirse nunca”. Y en esta frase parece quese encierra esa lucha interna que se desarrollará en esta crucial citacongresual, donde también habrá una renovación entre los dirigentes.En esta renovación que se presume hay unos cuantos dirigentes actualesque pueden verse relegados. Es el caso del actual secretario generaldel PCV, Nong Due Manh, del primer ministro, Nguyen Tan Dung y de losministros de Planificación e Inversiones, Vo Hong Phuc, y deTransporte, Ho Nghia Dung, entre otros. Para candidato a nuevosecretario general se menciona en la calle a Nguyen Phu Trong, miembrodel Buró Político del PCV y presidente del Comité Permanente de laAsamblea Nacional. Si finalmente se confirma, será la demostraciónpalpable de que la rebelión interna frente a los planteamientosdesarrollistas y “prooccidentales” –con el caso del tren de altavelocidad como ejemplo, puesto que, además, se considera a Tan Dungcomo alguien próximo a Japón- pierden terreno en favor de los sectoresmás “hochiminhistas”, por denominarlos de alguna manera, defensores aultranza de la independencia del país frente a las potenciasextranjeras.El Doi Moi internacionalEste será el gran caballo de batalla de este XI Congreso, puesto queen la actual dirección del PCV hay un amplio sector que no ve conbuenos ojos el ascenso de China como superpotencia mientras que otroscreen que no se puede obviar al gran vecino. No obstante, ambossectores critican, de forma concreta, las pretensiones hegemónicas deeste país en la parte meridional del Mar de China (los vietnamitasllaman a esta zona el Mar del Este). La expansión naval de China enestas aguas y las afirmaciones de Beijing en el sentido de que estazona es de interés vital para ellos ha llevado a Vietnam a alinearsecon las tesis de Japón y Corea del Sur, reclamando a EEUU un “paraguasde seguridad” que permita controlar el “expansionismo” chino. Asíquedó reflejado en la reciente cumbre de la Asociación de Naciones delSudeste Asiático (ASEAN) celebrada precisamente en Hanoi en el pasadomes de octubre (4).Esta posición “anti china” se debe a que en los últimos años se hanrecrudecido las controversias territoriales y, sobre todo, marítimasentre Vietnam y China centradas en las islas conocidas como Spratly(Truong Sa para los vietnamitas, Nansha para los chinos) y por las queya en 1988 se produjo un enfrentamiento militar entre los dos países,así como otros no reconocidos –ataques a pesqueros, sobre todo- en2005 y 2008. No olvidan tampoco que China y Vietnam se enfrentaron enuna breve guerra fronteriza en 1979. Y tal vez por ello, son losmilitares los más reacios a normalizar las relaciones con China,teniendo al mítico general Vo Gguyen Giap, ya centenario, como uno delos abanderados al menos en un aspecto no menor: el rechazo a laexplotación de bauxita en las montañas centrales del país por parte dela empresa estatal china Chinalco.Sin embargo, y de forma paralela, también son los militares los máscríticos con el camino trazado por los desarrollistas“prooccidentales” y sus megaproyectos, puesto que entienden que sonproyectos caros, sin una sustentabilidad económica y a veces no social–de nuevo con el tren de alta velocidad como ejemplo, que no estaríaal alcance más que de los extranjeros y privilegiados, y que losmilitares criticaron argumentando que las inversiones eninfraestructuras deben centrarse en resolver los problemassocioeconómicos del país como vivienda, comunicaciones y energía- quedesvían fondos que deberían ir para los programas de modernización delas fuerzas armadas.Lo que los militares del Ejército Popular de Vietnam proponen es unmayor acercamiento a Rusia, puesto que recuerdan el apoyo querecibieron de la Unión Soviética y entienden que una profundización dela relación con Moscú proporcionaría a Vietnam una cobertura adicionalcontra China en un momento en que Rusia se distancia de China (5) altiempo que contribuiría a la modernización de las fuerzas armadas.Para ello, los militares han propuesto que Rusia pueda alojar una basede submarinos en la bahía de Cam Ranh (donde durante la guerra losEEUU tuvieron una de sus principales bases navales, por la profundidadde sus aguas), un caramelo que gusta mucho en Moscú puesto que ledaría acceso al Mar de China, una zona caliente geopolíticamentehablando y de la que está ausente y donde hay importantes reservas depetróleo y gas.Estos aspectos serán definitorios del rumbo que va a adoptar China enel ámbito internacional en la próxima década, repercutiendo también enel nacional. Si se mantiene la correlación de fuerzas actual, seránpotencias como Japón (con quien ya hay acuerdos en materia deseguridad, comercio y ayuda al desarrollo), Rusia e India, este paísen menor medida, quienes se conviertan en los principalesbeneficiarios de la estrategia desarrollista de Vietnam. Sin olvidarla estrecha relación que hay ya con EEUU. Por el contrario, si en esteXI Congreso hay un cambio de rumbo eso significará que se esconsciente que no se puede hacer nada en esta parte de Asia sin elbeneplácito de China, aunque no les guste demasiado a los vietnamitas.Es el viejo dicho de que una cosa es la geopolítica –ese acercamientoa EEUU y a otras potencias regionales- y otra la geografía. Undirigente del PCV dijo a este analista que “los amigos lejanos sonagradables y útiles, pero el paisaje es el que es y hay que adaptarsea él si se quiere sobrevivir”. En otras palabras, Vietnam no puede serajeno al auge de China como superpotencia política, económica ymilitar y debe intentar reconciliarse con este gigante si quierecumplir su meta de ser un país desarrollado e industrial para el 2020.Tal vez por ello, en estas fechas se está celebrando el 60 aniversariode la “amistad” entre los dos países, el establecimiento de relacionesdiplomáticas. Es como si se estuviese preparando al país para lo quepueda pasar a partir del 12 de enero. Y un aspecto que va a servirpara limar asperezas es la participación conjunta en la explotación delas denominadas “tierras raras”, así denominadas por contener metaleshasta hace poco tiempo difíciles de separar y que raramente eranutilizados para algo pero que ahora se han convertido enimprescindibles para la alta tecnología civil y militar en aspectosque van desde los móviles o los ordenadores al guiado de misiles ycohetes y son metales como el cerio, itrio, neodimio, disprosio,europio (presente en la Luna), gadolinio, bastnasita, didimio, etc.China proporciona el 90% del mercado mundial de estos minerales,mientras que en Vietnam se han descubierto reservas importantes quehacen que estos dos países cubran, de hecho, el 100% del comerciomundial de estos minerales en estos momentos. Como las reservas chinashan sufrido una importante reducción por la extracción masiva en losúltimos años y ahora China está imponiendo una “moratoria” en laexportación para dedicarles a las necesidades internas comosuperpotencia, las reservas de Vietnam cobran un mayor relieve aunquelos chinos van muy por delante en cuanto a la tecnología para suextracción y procesamiento.Notas:(1) Informe Político del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam al VICongreso Nacional. Diciembre de 1986.(2) Banco Mundial. Impacto de la crisis en el crecimiento (2007-2009).(3) Asia Times, 20 de junio de 2010.(4) Xinhua, 30 de octubre de 2010.(5) Alberto Cruz, “La deriva prooccidental de Rusia en elenfrentamiento Medvedev-Putin”http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1010Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor.
Vietnam y su proceso de Doi Moi (renovación) nacional e internacional
Alberto Cruz CEPRID