Opinión

Yacyretá, una grandiosa concreción

La historia del proyecto energético y sus potencialidades en esta columna de Carlos Ortiz.

Obra pensada a principios del siglo XX, sus estudios definitivos fueron largamente postergados –bajo distintas excusas- por la omnipresente “maquinaria de impedir”, siempre con argumentaciones tan falsas como insidiosas, y en el caso energético siempre tan a medida de los intereses…de las grandes petroleras transnacionales anglosajonas. Tildada como “proyecto innecesario”, “obra faraónica”, “excesivamente grande para el ‘pequeño’ mercado argentino”, “inconveniente”, “no competitiva frente a las ‘más eficientes’ usinas convencionales” (que “casualmente” consumen petróleo o gas), etc.; finalmente superando escollos y presiones de todo tipo, en la Tercera Presidencia de Perón se rubricaron los acuerdos con Paraguay. Pero luego irrumpiría –de acuerdo a los “mandatos” del poder financiero transnacional- el muy pernicioso cuarto de siglo de entronización del “neoliberalismo salvaje”, siempre asociado con y financiado por “las siete hermanas”, hasta hace poco las siete mayores petroleras del mundo, no casualmente todas anglosajonas (de EEUU Y Gran Bretaña). Y lógicamente se dedicaron con tanto ahínco como falsedades conceptuales, a eliminar “al como sea” a la competencia…¡no era cosa de arruinar así sea una partecita del jugoso negocio del manejo omnímodo de la energía! Por ello, a quienes “conocemos el paño” no nos sorprendió que desde el “proceso” hasta el delarruato (pasando por el alfonsinato y el menemato) se atacara sistemáticamente a la generación hidroeléctrica y la nuclear. Cabe allí destacar la figura señera y el patriotismo del Ingeniero Nuclear y Contraalmirante Carlos Castro Madero, quien se opuso a las “órdenes privatistas” y liquidadoras del Sector Nuclear Argentino, del hombre de la Sociedad Rural puesto a Ministro de Economía, el muy nefasto J. A. Martínez De Hoz. En ese marco de destrucción sistemática de todo el tejido social, de la instrucción pública y la economía argentinas, no pudo sorprender la “propuesta” hecha por el después polifuncionario Guido Di Tella –poco antes de asumir el menemato- de la “conveniencia” de paralizar definitivamente la obra de Yacyretá. Fue el mismo nefasto promotor de las “relaciones carnales” con EEUU, del vergonzoso pacto de sumisión con Gran Bretaña (Acuerdo de Madrid de reestablecimiento de relaciones diplomáticas) y el impulsor de la destrucción del Proyecto Misilístico Cóndor, además de activo propalador de las “ventajas” de achicar hasta la inanición e inoperancia al Estado Argentino y las ventas a precios viles de las Empresas del Estado. Esa es la clase de gente que desde siempre operó en contra de la real diversificación energética y a favor de los grandes consorcios petroleros transnacionales.   Con la corruptela generalizada a todos los ámbitos en la década del ’90, no puede sorprender que Yacyretá no haya escapado a ese contexto general, mientras que la obra en sí misma se frenaba por tiempo indeterminado, con las inacciones cómplices de los gobiernos provinciales (y del amplio espectro político y dirigencial) de Misiones y Corrientes.   ¡Si inclusive en su momento nadie protestó por el criterio centralista – unitario impuesto a la obra, que no tenía planificado suministrar ni un KWh a Misiones y a Corrientes!   Por otra parte, ya habían aflorado los escuadrones de choque a favor del subdesarrollo crónico, los militantes fanatizados del fundamentalismo ecológico, llevados de las narices por mercenarios de seguro muy bien remunerados; metiendo en la bolsa tanto a gente desinformada y de buena fe, como a anarquistas y comunistas deseosos de “militar en contra de”, y a unos cuantos pillos políticos de bajo vuelo. Todo ese rejunte fue fuertemente estimulado y generosamente financiado por la muy soberbia y antinacional María Julia Alsogaray y sus lacayos; con “la letra” aportada por Greenpeace, WWF – Vida Silvestre y otras transnacionales…manejadas discretamente por Gran Bretaña.   Pero después que a punto estuvimos de perder La Nación en la crisis terminal de 2001-2002 (el proyecto era dividirnos en media docena de republiquetas bananeras), casi milagrosamente las cosas cambiaron drásticamente.   Luego de cambiar los paradigmas económicos, reinstalando el fuerte y muy positivo intervencionismo estatal, de promover el muy acentuado crecimiento económico, de saldar urgentes deudas sociales internas, de evitar el neocolonialismo del ALCA, y de quitarnos las infames presiones de la deuda externa y de los humillantes monitoreos de “los virreyes” del FMI, fue el turno del muy comprometido Sector Energético, en el cual el modelo neoliberal nos había sumergido en la mayor crisis energética de la Historia Argentina.   El año 2006 fue el punto de inflexión en el cual cambiaron los paradigmas energéticos. Su puso en marcha el Plan Nuclear, se reactivó el Plan Hidroeléctrico, se volvió a invertir –fuertemente- en el Sistema de Transmisión, se impulsó el sector de los biocombustibles, se comenzó a invertir con criterio nacional y federal en la red de gasoductos, y se volvió a implementar alguna planificación energética, junto con diversas medidas para paliar la crisis y ganar tiempo para soluciones mayores, incluyendo en esas medidas las construcciones de varias centrales convencionales, imprescindibles para atender los atrasos de inversiones y el poderoso repunte de la demanda, traccionado por la fuerte reindustrialización y la mejoría en el nivel socio económico real de la población.   En Yacyretá hubo una vuelta de página, con visibles cambios de paradigmas. La prioridad fue terminar la obra, pero a la vez saldar las deudas sociales, finalizando prioritariamente todas las en su momento mal llamadas “obras complementarias”, las cuales evidentemente se ampliaron cubriendo un espectro mucho mayor y más abarcativo, lo cual entre otros múltiples aspectos contempló la reposición de puentes aptos para la nueva autovía, en la ruta 12, superando los anteriores de dos manos; la extensión de la hermosa Costanera de Posadas; entre otros aspectos positivos.   Dentro de los plazos generales previstos al reactivarse las obras, recientemente Yacyretá alcanzó su cota óptima de funcionamiento, mientras que visiblemente las múltiples obras “complementarias” (en rigor socialmente prioritarias) están muy avanzadas y en sus fases finales.   Es una muy buena nueva, tanto desde lo energético, como desde lo económico, lo social, lo geopolítico (nos une más fuertemente al Paraguay y a todo el Mercorsur), y lo ambiental.   Y es sabido que otras obras avanzan a buen ritmo, para mejorar el abastecimiento energético del antes siempre postergado NEA.   Están en marcha la Interconexión en Alta Tensión NEA – NOA, el Gasoducto del NEA (que en su traza incluirá efectivamente a esta región), la instalación de la Central Nuclear Modular CArEM en Formosa, inversiones en los sistemas de media y alta tensión en estas provincias; sin olvidar la pronta terminación de Atucha II, el comienzo de la Cuarta Central Nuclear y otras obras a nivel nacional.   ¡Muy buenas noticias para el Sector Energético Argentino, y Yacyretá es una pieza clave por su enorme magnitud y considerable significación!     C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ