La presidenta brasileña, involucrada de lleno en la crisis carcelaria, afirmó que observa con atención la evolución de los hechos en el estado de Maranhao, donde fueron asesinados 62 reclusos, algunos decapitados, en el marco de una crisis que motivó cuestionamientos de la ONU y la OEA.
Se lleva a cabo un plan de emergencia para desarmar la sitiuación