Economía

¡Acabemos ya con esta crisis! Krugman y el “crepúsculo del euro”

Por Pablo Tonelli, economista.

La columna económica semanal de Pablo Tonelli.

“Las deficiencias principales de la sociedad económica en la que vivimos son su incapacidad de proporcionar pleno empleo y su arbitraria y desigual distribución de la riqueza y los ingresos”… (John Maynard Keynes, Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero). Esta contundente cita se encuentra al comienzo del capítulo del último libro de Paul Krugman, ¡Acabemos ya con esta crisis¡ denominado “Lo que hará falta”. El autor añade categóricamente sobre la cita de Keynes: …”A    sí era en 1936 y así es en la actualidad….”El euro, desde sus orígenes en 1999 y su instalación definitiva en 2002 supuso una promesa de beneficios económicos que avanzaban parejos con un nivel mayor de integración política. En la opinión de Krugman la creación del euro no reunía los criterios necesarios para establecer lo que la teoría denomina “zona monetaria óptima”, un tecnicismo, según sus dichos, pero que alude a las condiciones necesarias para que un grupo de países se beneficien de la fusión de sus monedas. Ellas son: Un gran comercio entre ellos, movilidad laboral e integración fiscal. Siguiendo al autor la primera condición se daba en Europa, los países de la región realizan aproximadamente el 60 % de sus transacciones entre sí. La segunda condición no se daba ni remotamente,  a pesar que desde 1992 los europeos tienen el derecho legal de trabajar en cualquier parte de la UE las diferencias culturales y lingüísticas son tan grandes que incluso grandes diferencias en las tasas de desempleo ocasionaron tasas migratorias muy modestas. La integración fiscal jamás existió. La pregunta de Krugman sobre cómo manejaría Europa una situación en que algunas economías funcionasen bien al tiempo que otras se hundían fue respondida, al inicio de la creación de la moneda europea, con un eslogan: ………. dado que todas las naciones del euro seguirían políticas fiables no se producirían “choques asimétricos” ……….Sin embargo estos  se produjeron en 2008…… Porqué?Krugman responde: El gran choque asimétrico fue la propia creación del euro. Su creación generó la ilusión de un riesgo equivalente para los capitales, desaparecidas las monedas nacionales y las primas de riesgo por mora o devaluación de la periferia europea e Irlanda que hicieron que estos capitales inundaran virtualmente estos países financiando enormes burbujas inmobiliarias que a su vez provocaron aumento de los ingresos y un incremento del costo unitario de la mano de obra de un 35 % en la periferia contra un 9 % en Alemania. La industria del sur dejó de ser competitiva y comenzó a generar enormes déficit comerciales, ya que recibía los capitales de Alemania y la Europa rica. Los superávits comerciales del Centro fueron  la contrapartida de ese déficit de la periferia. Esta situación de desequilibrio en la balanza de pagos hubiera llevado tarde o temprano a la crisis del euro.. Según Krugman “La crisis financiera en Estados Unidos fue el desencadenante del derrumbe europeo pero este hundimiento habría llegado más tarde o más temprano”. El diagnóstico oficial de las autoridades de la UE, Alemania y las instituciones comunitarias es llamado por el autor norteamericano “El Gran Engaño”, basado en la creencia de que la crisis europea se debe ante todo a la irresponsabilidad fiscal de los países que incurren en excesivos déficit presupuestarios y se endeudan en demasía. Cargar las tintas en Grecia para Krugman no tiene sentido ya si sólo se tratara de un problema heleno no tendríamos la crisis que tenemos. Pone como ejemplo, que Irlanda antes de la crisis tenía superávit presupuestario y un bajo endeudamiento, España también tenía superávit presupuestario y también una deuda baja en relación a su PBI y en Italia la deuda venía reduciéndoseEs con la crisis que la deuda se dispara. El estallido de la burbuja inmobiliaria en España e Irlanda hundió a los países en la recesión, cayeron los ingresos  y el empleo, se puso a los presupuestos en una terrible presión a consecuencia de los gravosos rescates a los Bancos y los paquetes financieros avalados por los gobiernos de la periferia, colocando a los mismos (o se colocaron ellos mismos) en una peligrosa situación. Esa situación implica que los países de la periferia e Irlanda ajusten sus costos internos mediante la deflación, o como afirma Krugman que se la conoce en la euro-jerga,  “devaluación interna”, en resumen, bajar sus salarios y prestaciones sociales, comprimir el empleo.Una solución del puritanismo alemán para los pecadores del gasto.Afirma enfático el autor norteamericano que las recetas históricas para salir de la crisis son inversas, esto es el crecimiento y la inflación, para que esta última  licué las deudas en relación con el PBI. La política  europea actual con la periferia es exactamente lo opuesto y  condena a ésta  a años de deflación y estancamiento. A juicio de Krugman el euro podría salvarse, en primer término si existieran garantías de una liquidez adecuada. Esto implicaría que el Banco Central Europeo estuviera preparado para comprar bonos gubernamentales de los países en problemas con celeridad y en la cantidad necesaria para aliviar los presupuestos y la carga de intereses presente en el gasto público de la periferia. En segundo término, lo que denomina vías realistas de retorno a la competitividad, bajo la forma de que los países ricos y superavitarios demanden exportaciones de los endeudados y equilibren las crisis de balanza de pagos, con un incremento adicional del nivel de  actividad de Alemania y el centro (hoy también llevando a cabo políticas de ajuste) Dichas políticas deberían ser acompañadas de la oferta de dinero barato y abundante por parte del Banco Central Europeo, con incluso estímulos fiscales que llevarían al pleno empleo en Alemania, generando mayor inflación (3 / 4 % anual dice el autor) en la zona euro en su conjunto. Como contrapartida los países de la periferia deberían ordenar sus cuentas fiscales con una considerable austeridad, pero en otro contexto. Otorga un suave crédito a la política actual de Mario Draghi, al frente del Banco Central Europeo, que si bien se ha negado de plano a asumir una propuesta a lo Krugman (la compra masiva de bonos de los países periféricos) dotó de créditos ilimitados a los Bancos aceptando garantías secundarias de bonos de los gobiernos con problemas, lo cual estabilizó la situación, bajando ciertos decibles de pánico y en los últimos días avanzó un poco más en la línea que esboza Krugman.Por último esboza una respuesta política. ¿Qué se esconde detrás de esa militancia exacerbada en torno a la austeridad fiscal y la resistencia a la baja de la tasa de interés? Su respuesta es la actitud de los Bancos, temerosos de perder el valor de sus activos en juego bajo la forma de deudas y la pérdida de su poder relativo de arbitrar tasas y plazos si estas se ubican en niveles cercanos a cero. El statu quo financiero prefiere la larga agonía de la periferia y su control por el ajuste.  Krugman expresa una disputa. La que existe entre el sector del capital cuyos negocios florecen con el crédito y la expansión productiva y los que se resisten a las pérdidas que afrontarían con licuaciones, refinanciamientos y quitas. Paul Krugman se define como “alguien próximo al neokeynesianismo”. Comparte con Keynes la visión de que no existe un mecanismo que haga  que el sistema capitalista se desarrolle eficientemente sin grandes convulsiones, que automáticamente tendiera a la utilización plena del trabajo y los medios de producción disponibles. Así las cosas los “keynesianos neoclásicos” , (que es como yo definiría al autor norteamericano) se volvieron al Estado como mecanismo que, al decir de la economista keynesiana inglesa Joan Robinson y  del economista marxista paquistaní , residente en EEUU Anwar Shaik “ daría vida a la sociedad imaginada en la parábola del laissez-faire. Si el estado cumple adecuadamente su función manipularía la demanda agregada para mantener la economía cerca del pleno empleo, cumplida esta función se podría resucitar el resto de la doctrina de la ortodoxia. En este contexto claramente Krugman analiza la crisis europea como un error de política, un error evitable, un error que la intervención conjunta de la UE podría corregir. Voy a expresar mi escepticismo respecto que la unión de espacios nacionales de productividades muy diferentes pueda solucionarse en el marco del euro, del mismo modo que la crisis Argentina era irresoluble en el marco de la Convertibilidad. Me inclino más a pensar en una solución de mercado que quirúrgicamente expulse de la UE a la periferia e Irlanda (excepto Italia) o a la reasunción por parte de los países con graves problemas de sus monedas nacionales y su autonomía de fijación de su política económica. No sé lo que ocurrirá. Hago mías  las palabras de un físico, Bohr, que sostenía “es muy difícil predecir, sobre todo el futuro”….