El mayor de los hermanos Patronelli no pudo contener las lágrimas cuando cruzó la meta en Baradero y ya convertido en campeón se fundió en un abrazo con Marcos, tras culminar con un Dakar que pensó en abandonar y que llegó a “odiar”, según palabras del propio piloto, cuando habló con Télam.Alejandro se convirtió hoy en el segundo argentino en ganar un Dakar, después de la victoria de su hermano hace un año, y luego de sobrellevar las 13 etapas que completó manejando su Yamaha Raptor 900 en un tiempo de 63 horas, 49 minutos y 47 segundos.En esas casi 64 horas el piloto sufrió como “nunca” antes, tuvo tres caídas importantes, se quebró un dedo y estuvo a punto de abandonar la carrera a pocos kilómetros de haber iniciado la especial de la octava etapa entre las ciudades chilenas de Antofagasta y Copiapó, cuando salió «volando» con su cuatriciclo y llegó a pegar la vuelta hacia el enlace.Ese día significó un quiebre para el piloto, porque fue y vino dos veces. Dispuesto a dejar todo, primero dio la vuelta para colgar el casco, pero cuando vio que los demás avanzaban pensó un momento y volvió a tomar la ruta de carrera.Sin embargo, volvió a tentarse con dejar y nuevamente vio que eran más los que iban rumbo a la meta, lejana claro, porque estaba a poco menos de 500 kilómetros.Enojado como estaba, en ese momento se dijo: “No me va a ganar este Dakar, a mí no”, finalmente siguió camino y ese día terminó primero, aunque había perdido gran parte de la ventaja que había acumulado como líder.“Siento que ese día se me dio vuelta la suerte”, le dijo el piloto a Télam, recién llegado a la zona de verificación técnica montada en La Rural, en Buenos Aires.El flamante campeón trató de explicarlo así: “Es como si el destino me hubiera dejado en paz. Vieron que me volvía, que realmente no me importaba ganar y aquí estoy”.Alejandro, quien desde un primer momento afirmaba que no tomaba parte del Dakar 2011 para ganar, admite ahora que desde 2009, cuando no llegó a tiempo a inscribirse, fantaseaba con la idea de algún día consagrarse campeón.“Hacía 10 u 11 años que no ganaba un título en el campeonato argentino, claro que por momentos me ilusionaba”, contó.Fueron dos semanas intensas para el piloto, en las que a los pocos días, en la tercera etapa, se quedó sin el apoyo de Marcos y sin su aliento en carrera cuando las cosas se complicaban y tenía que levantarse solo de la arena cuando se caía en el desierto.“Odié este Dakar. Te vence, me pasó de todo. En tres etapas llegué con el cuatri todo roto y eso a mí, que amo los fierros, me hacía sufrir”, recordó el ganador.Alejandro revive que en aquellos días interminables, su único consuelo era llegar a la carpa donde reposaba cada día su Yamaha 900 cuando era sometido a las manos de sus mecánicos.“El consuelo que tenía era llegar a la carpa, ver a los chicos y hablar con ellos. Ahí me olvidaba de todo lo que me había pasado en la etapa y ya pensaba en el día siguiente”, dijo con calma y ya relajado en La Rural, mientras esperaba que su cuatriciclo fuera despojado del Iritrak y el GPS, en la zona de verificación.Fue mucho el sufrimiento, los contratiempos y dolorosas las caídas pero el piloto de Las Flores supo cómo mantener el ritmo y sacar provecho de la ventaja ganada en los primeros tramos de este Dakar.Alejandro ganó cinco etapas, tuvo un segundo puesto, tres terceros, un quinto, un undécimo, un sexto y un cuarto.Estos resultados y la diferencia de tiempo que hizo durante estos 13 días lo dejaron con una ventaja de 59m.53s. del segundo, el mendocino Sebastián Halpern (Yamaha) y de 6h.17m.38s. del tercero, el polaco Lukasz Laskawiec (Yamaha).“No caí todavía porque no era un Dakar para ganar. Pero hemos hecho un gran esfuerzo y ahora siento un gran orgullo de que este título quede en familia. Siento que hicimos historia”, se despidió Alejandro, quien antes de irse entre autógrafo y autógrafo resumió: “Nunca me arrepentí de lo que estaba haciendo. Me sobraba la locura”, finalizó.
Alejandro Patronelli ganó en cuatriciclos y conserva el título para la Argentina
Se consagró hoy campeón del Dakar 2011 luego de correr 9.500 kilómetros de caminos de Argentina y Chile, y de sobrellevar caídas, un dedo fracturado y el abandono de su hermano Marcos, hasta meterse en la historia grande del rally con los otros dos ganadores de la prueba, el español Marc Coma (motos) y el qatarí Nasser Al Attiyah (autos).