Al Papa Francisco:
Permítame que me dirija a usted como Don Francisco, ese Francisco que descubrí ahora. Mi padre también se llamaba Francisco y era un santo trabajador de manos muy encallecidas de tanto trabajar para mantenernos. Don Francisco, no sabía de su trabajo pastoral, sólo sabía que el máximo dirigente de la iglesia argentina habitaba en la catedral; esa catedral que cuando marchábamos y pasábamos por delante, le cantábamos: «Ustedes se callaron cuando se los llevaron». Hoy, ante mi sorpresa, escucho a muchos compañeros explicar de su entrega y trabajo en las villas. Me alegro infinitamente al saber de su trabajo y siento esperanzas de un cambio en el Vaticano. Hemos sufrido mucho en esta Latinoamérica que hoy se levanta erguida gracias a sus dirigentes. Me enteré que es posible que beatifique al Padre Murias. Por este motivo me atrevo a enviarle la lista de sacerdotes y obispos del Tercer Mundo desaparecidos y asesinados para solicitarle que, como la Asociación Madres de Plaza de Mayo pedimos por todos, usted, como un acto de solidaridad los recuerde a todos por su entrega en la lucha por la patria.
Ahora le solicito, desde lo más profundo de mi corazón, no luchar por una iglesia para los pobres: únase a todos los que en este mundo injusto luchamos para que se termine la pobreza y alguna vez la igualdad sea una realidad y entonces lograremos un mundo de niños felices y sonrientes. Basta de niños descalzos y con grandes pancitas. En nuestra Patria Grande Latinoamericana de San Martín y Bolívar miles dieron la vida para lograr la erradicación de la pobreza que, junto con la educación y el trabajo, eran los grandes sueños de nuestros hijos desaparecidos. Gracias Don Francisco y cuando se encuentre con el Papa en el Vaticano cuéntele de mi pedido, que es el de millones de Madres. Gracias por leer la carta de una Madre a la que le arrancaron toda la familia y que, junto a mi hija y a muchas Madres de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, sigo luchando desde hace 36 años por una Patria libre, justa y soberana. Un abrazo respetuoso.
Hebe de Bonafini
Presidenta Asociación Madres de Plaza de Mayo