Internacionales

Por Arturo Wallace. Traducción de Ana Vallorani

Colombia: Como resuenan las perspectivas de paz

Representantes del gobierno colombiano y del principal grupo guerrillero, las FARC, están listos para comenzar las conversaciones en Noruega esta semana, en busca de poner fin a su largo conflicto. Pero, ¿cómo las medidas de paz afectan a las personas que viven en medio de la violencia?

La pendiente es tan pronunciada que tengo ganas de bajarme de la mula. Pero tal vez eso no sea tan buena idea.

Después de todo, ella es la única que realmente conoce este camino, que se adentra en el interior de las montañas del Cauca, en el corazón del conflicto armado colombiano.

Hemos estado viajando durante horas, en un paisaje de colinas verdes empinadas y profundos cañones que se pierden en el horizonte.

Y sé que detrás de estas montañas todavía hay más montañas y, finalmente, el Océano Pacífico.

Muchas veces he descrito esta región sur-occidental como un corredor clave para el tráfico de drogas y uno de los bastiones de las FARC, el grupo guerrillero que ha estado luchando contra el Estado colombiano desde hace 48 años.

Y ahora estoy aquí para averiguar lo que la gente piensa sobre las conversaciones de paz que comenzarán en Oslo.

«Realmente no sé mucho al respecto», dice Celimo Zambrano, el alcalde indígena de El Chirriadero.

«Tal vez el gobernador indígena de la región [sepa más sobre el tema]».

El Chirriadero no tiene electricidad ni agua potable, y la carretera más cercana está a cinco horas de viaje en mula.

La mayoría de los colombianos sólo ha oído hablar de esta pequeña comunidad cuando el líder de las FARC, Alfonso Cano, fue asesinado por el ejército colombiano en los cerros aledaños a ella el año pasado.

Posteriormente trascendió que el Sr. Cano había estado discutiendo, a través de intermediarios, con el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, la posibilidad de una paz negociada.

Fuerza Militar

El presidente Santos dijo que él dejó en claro, desde el principio de estos contactos, que no iba a detener las operaciones militares contra los rebeldes hasta que se firmara un acuerdo final.

Con esto intenta prevenir que los rebeldes utilicen el proceso de paz para reagruparse y fortalecerse, como en ocasiones anteriores.

Y el gobierno colombiano desde luego, no quiere disminuir la presión militar sobre los rebeldes, creyendo que esto es lo que llevó a las FARC a la mesa de negociaciones.

«Estoy seguro de que es una de las razones por las que estamos negociando ahora», dijo el presidente Santos.

En El Chirriadero, muy poco queda de la pequeña casa del líder de las FARC una vez utilizada como escondite.

Los cráteres dejados por el crudo bombardeo que anunció la llegada de los comandos aéreos todavía se pueden ver en medio de los árboles de café que ahora crecen en la zona.

En los últimos 10 años, una fuerza aérea más fuerte le ha dado al ejército colombiano una clara ventaja militar.

Pero, por sí mismo, el poder aéreo no es suficiente para asegurar el control de áreas grandes, remotas y difíciles como el norte de Cauca.

La guerrilla sigue aquí. Al movernos por la zona, sabemos que nos están viendo.

Y la falta de un alto el fuego también significa que la población local sigue atrapada en el fuego cruzado.

Sueños de Paz

En nuestro camino hasta aquí, nos encontramos con unos 400 hombres, mujeres y niños desplazados, que acababan de salir de sus comunidades a causa de los continuos enfrentamientos.

En estas montañas, los sonidos de conflicto ahogan el eco de las conversaciones de paz venideras.

«Eso fue noticia en las grandes ciudades, no aquí», dice Edwin Salazar, maestro en una escuela rural cerca de El Chirriadero.

«Hablan de eso por ahí, y no en el departamento del Cauca», dice Sixto Pilcue, de otro asentamiento vecino.

Moritz Ehrmann, del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), dice que este tipo de actitudes parecen ser comunes en esta zona rural.

La población local no sabe mucho acerca de las medidas de paz, le dice a la BBC.

«Así que, cuando se les pregunta si la posibilidad de las negociaciones de paz ha cambiado algo en su vida cotidiana, ellos, por supuesto, dicen que nada ha cambiado».

Para los que participan en las conversaciones de paz, el debate principal gira en torno a la posibilidad de que los combatientes de las FARC se beneficien de una amnistía y participen en la política.

A pocos colombianos les gusta esta idea pero, de acuerdo a las encuestas, la mayoría apoya el diálogo.

Y los habitantes de las montañas del norte del Cauca no son una excepción.

«Esperamos que funcione. Eso es lo que todos los colombianos y nosotros estamos esperando: No más guerra», dice el Sr. Pilcue.

«¿Cuál es nuestro sueño? Vivir en paz, ser capaces de trabajar y estar aquí sin problemas, sin tener que preocuparnos de estar en medio de un conflicto», dice el señor Salazar.

Fuente: BBC Mundo. El Chirriadero, Cauca