Sociedad

Conmovedora y multitudinaria despedida a los restos de Alcón

Los restos mortales del gran actor argentino Alfredo Alcón fueron depositados en el Panteón de Actores del Cementerio de la Chacarita.

Amigos, familiares, compañeros de trabajo, personalidades de la cultura y la política, y público en general, acompañaron el cortejo fúnebre en medio de muestras de dolor, y una constante caída de flores sobre el automóvil fúnebre que transportaba el ataúd.

Durante el velatorio en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso y hoy en Chacarita, distintos artistas y personalidades se hicieron presentes para un último adiós a uno de los más grandes actores de todos los tiempos del teatro argentino.

Su ex esposa, amiga y compañera Norma Aleandro, Joaquín Furriel -quien compartió con él su última puesta, «Final de partida» en 2013 en el teatro San Martín-, Luis Brandoni, Graciela Borges, Susú Pecoraro, Juan Palomino, Antonio Gasalla y Estela de Carlotto, fueron algunos de los que se acercaron hasta el velatorio en el Congreso.

Adrián Suar, Pablo Codevila, Guillermo Francella, Nicolás Cabre, Ana María Piccio, Oscar Ferrigno, Roberto Antier, Cristina Banegas, Nora Lafón, Peto Menahem, Marta González, Cecilia Rosseto, María Onetto y Alejandra Darín fueron algunos de las personalidades artísticas que le tributaron un último adiós en la Chacarita.

La procesión arrancó a las 10.30, cuando Nicolás Cabré y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez -entre otros- cargaron el féretro de Alcón que, envuelto con la bandera argentina, fue saludado por sus seguidores en la puerta del Congreso, al grito de bravos y vivas.

Aplausos cerrados, flores arrojadas sobre el coche fúnebre y la tristeza general coronada con lágrimas, acompañaron el inicio del cortejo, despedido desde la avenida Rivadavia con pétalos de rosas blancas y rosas.

Aníbal Ibarra, Susana Rinaldi, Hernán Lombardi, público en general y trabajadores del San Martín aguardaron el paso del cortejo fúnebre por ese teatro porteño, en Corrientes al 1500, donde era esperado con el audio en off de obras que Alcón protagonizó en las salas de ese complejo.

Mientras que a su paso por las avenidas de la ciudad rumbo a la Chacarita, la procesión fue saludada desde las esquinas por grupos de público que demostraban su dolor y exteriorizaban gestos de afecto.

El cortejo llegó a la Chacarita a las 11.30 donde luego se le tributó un responso religioso y luego se lo trasladó a su destino final.

Dentro del Panteón de Actores se realizó una ceremonia íntima a pedido de los familiares más cercanos, donde Joaquín Furriel leyó una carta y Carolina y Marcelo Gómez -dos amigos de Norma Aleandro-, entonaron el Ave María.

Alcón falleció en la madrugada de ayer a los 84 años en su domicilio a causa de una grave insuficiencia respiratoria y después de haber estado internado durante cuatro meses en el Sanatorio de la Trinidad.

Considerado el actor emblemático del teatro argentino, calificado por casi todos -colegas y críticos- como el mejor, Alcón fue sin dudas el más mimado, envidiado y el que marcó más de medio siglo el teatro, el cine y la TV argentina.

Especializado en los clásicos -Shakespeare y Lorca, sobre todo-, tuvo también un especial amor por Samuel Beckett, de quien dirigió dos obras, y una estelar carrera cinematográfica con títulos como  «Piel de verano», «Martín Fierro», «El santo de la espada», «Los siete locos», «El pibe Cabeza», «Prisioneros de una noche», «¿Qué es el otoño?» y «Nazareno Cruz y el lobo», entre otros.

 

Amigos y compañeros de trabajo recordaron con afecto a Alfredo Alcón

Distintas figuras del quehacer artístico y cultural recordaron al reconocido actor y director de teatro, cine y televisión Alfredo Alcón, quien falleció esta madrugada, a los 84 años, debido a una insuficiencia respiratoria.

El realizador y dramaturgo Javier Daulte, quien lo dirigió en la puesta «Filosofía de vida» (2011), dijo a Télam: «Estoy conmocionado, muy triste. El tuvo una vida impecable, envidiable, pudo hacer a Beckett con más de 80 años, nunca perdió su arte, su lucidez ni el talento».

Consultado acerca de cómo fue compartir trabajo en «Filosofía…» Daulte destacó: «Me encontré a un actor tan dócil y atento como nunca esperé, obediente y disciplinado, aunque era frágil e inseguro como todos los actores».

El director recordó una anécdota capaz de retratar a Alcón: «Me acuerdo un día en que durante uno de los ensayos vi la inseguridad reflejada en su cara, me acerqué y le dije, `tenés miedo que todos se den cuenta de que fuiste un blef, que toda tu prestigiosa carrera es mentira y suceda como decía Borges, aquello de que siempre uno puede sentirse un impostor`, y él se rió mucho».

Su personaje en aquella pieza se parecía mucho a como él era en la vida real, «componía a un prestigioso filósofo y catedrático para el afuera, mientras que en la intimidad era un tipo a quien lo que más le gustaba era estar embromando a todo el mundo. Igual le sucedía a Alfredo».

El actor Joaquín Furriel compartió escenario con el intérprete y antes de ingresar al Congreso donde lo velaban afirmó: «Cuando fallece un referente religioso, o cuando muere un líder político para un militante así me siento, se muere un faro para los actores, una persona que trascendió lo artístico por su dimensión de valores, a la cual la gente le demostró amor siempre».

Consultado acerca de la experiencia de haber trabajado con él -en su doble rol de protagonista y director- en «Final de partida» de Samuel Beckett, el año pasado en el teatro San Martín, Furriel destacó que «es muy reciente como para dimensionar la experiencia, pero cuando hacía la obra, a cualquiera que le contaba que estaba trabajando con él me decía `guau`, aunque nunca lo hubieran visto en teatro».

Acerca del estrecho vínculo que mantenían el actor expresó: «Nos vinculábamos a través del humor, especialmente de la ironía. El admiraba especialmente al dramaturgo Beckett porque sus textos tienen humor e ironía. Sus últimos días estuvo rodeado de amor, no sufrió. Es un referente para los actores de habla hispana».

La figura del artista alcanzó con su sensibilidad a distintos personajes, así la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, precisó: «Hay que recordarlo con la alegría de que lo tuvimos y nos dio todo».

Por su parte, el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, afirmó esta mañana que «fue un artista absolutamente popular» que marcó un antes y un después en la cultura nacional.

«Como funcionario y hombre de la cultura, despido con mucho pesar al exquisito actor argentino Alfredo Alcón: ícono de la dramaturgia universal que, a su vez, fue un artista absolutamente popular. Supo marcar un antes y un después, con su gran talento y presencia, tanto en cine y teatro como en televisión», afirmó.

«Apasionado de los textos clásicos, Alcón logró ser parte de la tradición artística argentina, incorporándose en la piel de tantísimos personajes de películas como «Martín Fierro», «El santo de la espada», «Boquitas pintadas», «Los inocentes», «Nazareno Cruz y el lobo»; y en teatro, trabajando en obras de autores como Arthur Miller, Tennessee Williams, Henrik Ibsen, Juan Villoro, entre algunas de sus participaciones de su prolífica carrera, en nuestro país y en el exterior», añadió.

El secretario de Cultura afirmó además: «Hoy le digo adiós a uno de los más grandes actores de la historia argentina, pero que, sin duda, su gran legado artístico estará siempre presente en nuestro recuerdo y en la cultura nacional».

Luis Brandoni, con quien fueron compañeros de estudios teatrales, afirmó: «En la época que era estudiante del conservatorio, él era una figura muy prominente. Tuvimos una muy buena relación, cuando él no hacía teatro, iba a ver obras de otros actores. Eso nos daba un aliento enorme, tenía una gran humildad».

Graciela Borges, muy conmovida, afirmó: «Con Alcón se murió una parte mía, la parte más luminosa de mi vida».

El joven actor Marco Antonio Caponi, quien trabajó con él en «Filosofía…», señaló: «Cómo lo voy a extrañar, con esa sonrisa de nene de cinco años».

Para Antonio Gasalla, «Alfredo nació para el escenario», mientras que Susú Pecoraro admitió: «él nos enseñaba con su ejemplo a transmitir emociones, aprendí de él que en esta profesión se puede ser humilde».

Por su parte, el actor Juan Palomino lo consideró «un referente fundamental en el teatro argentino, pero además fue un hombre con grandes convicciones, con conducta ética intachable y, sobre todo, un gran compañero y una gran persona. Uno de esos seres imprescindibles que, como Carlos Carella, forma parte de nuestro patrimonio artístico y cultural.»

La función de esta noche del musical «Al final del arco iris» será dedicada a su memoria y su protagonista Karina K dijo a Télam, «el camino del actor es también señalar los puntos débiles y las grandezas de los individuos. Alfredo era luz en nuestra sociedad».

Fuente: Telam