Política

Cumpleaños de Cafiero

Antonio Cafiero celebró sus 88 años en un bodegón de San Telmo y no en los jardines de su casona de San Isidro, pero igual el festejo se convirtió en el acostumbrado encuentro peronista anual.

Entre las mesas del Torcuato Tasso, el sábado al mediodía se mezclaron dirigentes de distintos sectores: allí se pudo ver a kirchneristas como Juan Carlos Dante Gullo, José María Díaz Bancalari, Eduardo Sigal, Jorge Landau, el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, y el procurador del Tesoro Joquín Da Rocha, mezclados con el duhaldista Eduardo Amadeo y ex menemistas como Moisés Ikonicof, el macrista Diego Santilli, algunos sindicalistas, entre ellos Oscar Lescano y hasta el juez de la corte Eugenio Zaffaroni.En la mesa central estuvo el gobernador de Chubut, Mario Das Neves. Pero quien no se despegó de Cafiero fue el diputado radical Ricardo Alfonsín, a tal punto que un colaborador de Cafiero se animó a subir la apuesta cuando ambos estaban sobre el escenario a la hora de los discursos: “Mirá si se está sacando la foto con el futuro presidente de los Argentinos”, dijo. Sin embargo, a diferencia de otros años, no se mostraron las figuras que hoy pelean por las candidaturas. El gobernador Daniel Scioli, que había prometido asistir, llamó temprano a Cafiero para saludarlo y disculparse, ya que debía encarar una cargada agenda en el territorio bonaerense. Tampoco se hizo ver y llamó por teléfono el salteño Juan Manuel Urtubey. Otro que dio el presente años anteriores y que en este no estuvo fue Felipe Solá. Quizá ninguno quiso mostrarse cuando el clima en el Justicialismo está enrarecido. La fiesta había llegado a su fin. Un grupo de allegados a Antonio Cafiero se encontraba ya más distendido en una mesa del patio trasero del Torcuato Tasso comiendo carne y brochettes que quedaron en la parrilla cuando vieron entrar al secretario de Gestión Pública, Juan Manuel Abal Medina, quien además hoy forma parte del círculo de colaboradores de Néstor Kirchner. Claro que a esa altura ya no quedaba ninguna cámara indiscreta, ni periodistas y tampoco ninguno de los dirigentes que seguramente irritan a Kirchner. El funcionario K no llegó a saludar personalmente a Cafiero. “Estuvo un rato, tomó una copa de vino con nosotros y nos dejó sus saludos y los de Néstor para Antonio”, contó más tarde un dirigente que estaba en esa mesa tardía. Las mesas se fueron armando de acuerdo a la afinidad que tienen, o tuvieron en otros momentos entre si los dirigentes justicialistas. La escenografía era la que suelen tener los cumpleaños de Cafiero: la de agrupar a los peronistas de distintas líneas y hasta enfrentados. Pero en esta oportunidad, el tema de varias mesas era reiterado. Un dirigente hoy cercano a Duhalde se quejaba del clima de crispación y enfrentamiento a los que lo lleva el kirchnerismo. En otro sector del salón, otros justicialistas comentaban que algunos no quisieron venir, a diferencia de otros años, por el período pre electoral y así no salir en la foto pegado a tal o cual dirigente.

Y hasta, deslizaron, algunos creyeron en que podía generarse alguna discusión en medio de la fiesta. Entre los más íntimos de Cafiero y que organizaron la reunión festejaban que nada de ello ocurrió y que hubo un clima de “unión”, tal como lo pidió en su discurso el mítico dirigente justicialista. Y hasta se tornó anecdótico lo que días atrás había generado malestar entre los organizadores: un mail de Solá en el que advertía que el clima no era el mejor para mezclar a las distintas líneas del peronismo en el cumpleaños de Cafiero.