“Ya no es el dueño de la tierra quien la trabaja y quien comercializa la producción. Aparecieron diferentes actores como los contratistas rurales, la mayor vinculación de los ingenieros agrónomos, los acopiadores, que generaron una nueva burguesía nacional”, sostuvo Domínguez en declaraciones a la prensa durante una recorrida por localidades bonaerenses de la cuarta sección. Y explicó que “este nuevo escenario requería de condiciones que aseguren una renta justa para todos esos actores y la generación de nuevos empleos, y pudo lograrse en esta última década”.

En ese sentido, Domínguez apuntó que “el camino que impulsa nuestra Presidenta hacia una industrialización de la ruralidad se recorre con éxito”, y puntualizó que “en los últimos 10 años la industria molinera produjo un 31 % más que en la década anterior,  el maíz se industrializó en promedio de 2,90 millones de toneladas por año, creciendo un 168%, la cebada pasó de un promedio de 248 mil toneladas por año 712.000 toneladas, un volumen 288% mayor, el arroz que incrementó su industrialización en un 323 %, mientras que la de soja pasó de un promedio de 10,2 millones de toneladas industrializadas a 31,2 millones”.

Asimismo, el titular del Cámara Baja nacional señaló que “estos aumentos en la industrialización van lógicamente ligados al incremento en la agricultura extensiva que en la campaña 2012/13 alcanzó una producción histórica que rozó las 106 millones de toneladas lo que marca un incremento de 53% respecto de 2001/02”.

Y resaltó que “fue fundamental la incorporación de tecnología para el agro, ya que  Argentina cuenta con 29 biotecnologías nacionales  liberadas comercialmente para ser utilizadas en los principales cultivos extensivos como maíz, soja o algodón. De este total, el 76% o sea 22 tecnologías, fueron aprobadas a partir de mayo de 2003, cuando asumió Néstor Kirchner como presidente de la Nación”.