Argentina cosechó, ayer por la tarde, un empate en su visita a la altura de La Paz. Con goles de Martins y Banega de cabeza en el primer tiempo, el líder de la tabla de clasificaciones volvió a igualar ante el conjunto boliviano repitendo el resultado que se obtuvo en la primera rueda en Buenos Aires.

Con un esquema netamente defensivo, Argentina se plantó a jugar un primer tiempo resignando toda posesión del balón y con 6 jugadores parados delante del área de Romero, quien supo responder a la metralla de disparos desde afuera con que Bolivia comenzó el partido.

Lejos, pasando la mitad de la cancha, un solitario Palacio y un estático Messi se ofrecían como únicas variantes ofensivas, con el complemento de Di María, un volante que no temió nunca a la altura y jugó con un despliegue físico enorme, eludiendo jugadores a otro ritmo en cada ataque argentino.

El esquema tan estático de Argentina permitó la proyección ofensiva de los bolivianos que en una gran combinación por derecha abrieron el marcador a los 25 minutos a través de un cabezazo cruzado de Martins, que saltó solo entre los dos centrales argentinos. Antes del gol, Palacio había tenido un clarísimo contragolpe que el arquero Galarza le tapó con una salida rápida de piernas.

Argentina cambió la actitud por obligación tras la desventaja y comenzaron a cruzar Clemente Rodríguez y Peruzzi, los laterales, apoyados por Banega. Di María tuvo dos oportunidades (un cabezazo alto y un remate cruzado que pasó cerca) pero el empate llegaría a través de Banega sobre el final, ante un preciso centro de Clemente que cabeceó de palomita abajo.

El complemento no varió en el planteo de ambos equipos pero Bolivia comenzó a chocar con sus propias limitaciones futbolísticas, se volvió impreciso y anunciado en sus jugadas facilitando la rápida recuperación del balón, que Mascherano -haciendo buenas transiciones- pudo abastecer a los volantes y delanteros.

Banega tuvo una clarísima en un gran toque por el medio pero Galarza la pudo desviar. Luego llegaron los cambios de Sabella, que no sacó a Messi -cansado e impreciso (claramente demostró que nunca lo va a sacar)- pero sí  a Banega y Di María, dos de los puntos más altos del equipo.

Así todo, Lionel tuvo el partido en sus pies y a diferencia de lo esperado, no eludió al arquero en el mano a mano sino que definió mal, despacio y al cuerpo. Luego no hubo más tiempo y Argentina finalizó casi lamentando el empate porque supo todo el segundo tiempo que lo podía ganar.