Opinión

Eva Pueblo

En el día de su natalicio recordamos una de las figura más carismática de nuestra historia. Amada y odiada con singular pasión. Evita, Eva Pueblo, no fue en vida menemista, duhaldista, ni kirchnerista. Evita, Eva Pueblo fue el corazón, el alma del peronismo.

Eva retratada como "la abanderada de los humildes".

Escribe Hugo Osvaldo García

Un siete de mayo hace apenas 82 años nacía en Los Toldos, Provincia de Buenos Aires, María Eva Duarte, luego esposa de Juan Domingo Perón. En el recuerdo de su natalicio se podría elaborar y volcar en esta nota datos históricos, biográficos la mayoría de ellos conocidos. Nada nuevo. Sin embargo los otros- no los nuestros- han querido hacer de su figura e imagen un «producto for export» adocenándola a esas rebeldías permitidas por los poderosos. Algunos, todos bajo el mismo hilo conductor de la mansedumbre, la quieren retener en su contexto de ayuda social quitándole la importancia política que tuvo, tiene y casi con seguridad tendrá en las generaciones por venir. No es casual, para nada casual. Han querido anularla en su profundo e indómito sentido de justicia, de dignidad, de mujer ardiente por la igualdad de los desposeídos ante los que detentaban el poder. Su compromiso de vida, la cual dio, sin esperar nada a cambio salvo el amor de su Pueblo.

María Eva Duarte – Evita- trasciende al momento histórico que le tocó vivir y se desparrama entre los buscadores de justicia – los justicialistas- como la llama votiva que mantiene incólume la búsqueda de una Patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana, una Nación Feliz. Del odio y resentimiento de los mercaderes sobre su cuerpo yermo y exánime; de las diatribas más espantosas que se recuerde sobre una persona surge como Ave Fénix su figura,, su recuerdo, su ejemplo.

Evita, Eva Pueblo, no fue en vida Menemista, Duhaldista,Kirchnerista. Evita, Eva Pueblo fue el corazón, el alma del peronismo.

La excelsa poeta, artista y maestra de generaciones, María Elena Walsh, desaparecida hace poco escribió un poema que es la manera más noble para recordar a una mujer que no ha muerto porque vive en los corazones y las almas de millones de argentinos.

Calle Florida, túnel de flores podridas.Y el pobrerío se quedó sin madrellorando entre faroles sin crespones.Llorando en cueros, para siempre, solos.Sombríos machos de corbata negrasufrían rencorosos por decretoy el órgano por Radio del Estadohizo durar a Dios un mes o dos.Buenos Aires de niebla y de silencio.El Barrio Norte tras las celosíasencargaba a París rayos de sol.La cola interminable para verlay los que maldecían por si acasono vayan esos cabecitas negrasa bienaventurar a una cualquiera.Flores podridas para Cleopatra.Y los grasitas con el corazón rajado,rajado en serio. Huérfanos. Silencio.Calles de invierno donde nadie pregonaEl Líder, Democracia, La Razón.Y Antonio Tormo calla «amémonos».Un vendaval de luto obligatorio.Escarapelas con coágulos negros.El siglo nunca vio muerte más muerte.Pobrecitos rubíes, esmeraldas,visones ofrendados por el pueblo,sandalias de oro, sedas virreinales,vacías, arrumbadas en la noche.Y el odio entre paréntesis, rumiandovenganza en sótanos y con picana.

Y el amor y el dolor que eran de verasgimiendo en el cordón de la vereda.Lágrimas enjuagadas con harapos,Madrecita de los Desamparados.Silencio, que hasta el tango se murió.Orden de arriba y lágrimas de abajo.En plena juventud. No somos nada.No somos nada más que un gran castigo.Se pintó la República de negromientras te maquillaban y enlodaban.En los altares populares, santa.Hiena de hielo para los gorilaspero eso sí, solísima en la muerte.Y el pueblo que lloraba para siempresin prever tu atroz peregrinaje.Con mis ojos la vi, no me vendieronesta leyenda, ni me la robaron.Días de julio del 52¿Qué importa dónde estaba yo?

No descanses en paz, alza los brazos,no para el día del renunciamientosino para juntarte a las mujerescon tu bandera redentoralavada en pólvora, resucitando.No sé quién fuiste, pero te jugaste.Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,metiste a las mujeres en la historiade prepo, arrebatando los micrófonos,repartiendo venganzas y limosnas.Bruta como un diamante en un chiquero¿Quién va a tirarte la última piedra?Quizás un día nos juntemospara invocar tu insólito coraje.Todas, las contreras, las idólatras,las madres incesantes, las rameras,las que te amaron, las que te maldijeron,las que obedientes tiran hijosa la basura de la guerra, todaslas que ahora en el mundo fraternizansublevándose contra la aniquilación.Cuando los buitres te dejen tranquilay huyas de las estampas y el ultrajeempezaremos a saber quién fuiste.Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,única reina que tuvimos, locaque arrebató el poder a los soldados.Cuando juntas las reas y las monjasy las violadas en los teleteatrosy las que callan pero no consientenarrebatemos la liberaciónpara no naufragar en espejitosni bañarnos para los ejecutivos.Cuando hagamos escándalo y justiciael tiempo habrá pasado en limpiotu prepotencia y tu martirio, hermana.Tener agallas, como vos tuviste,fanática, leal, desenfrenadaen el candor de la beneficenciapero la única que se dio el lujode coronarse por los sumergidos.Agallas para hacer de nuevo el mundo.Tener agallas para gritar bastaaunque nos amordacen con cañones.

María Elena Walsh