Cultura

Experimentar la ceguera

La muestra Diálogo en la Oscuridad, se inauguró en Ciudad Cultural Konex y se trata de una experiencia que consiste en la anulación del sentido de la vista durante 60 minutos, transitando distintos escenarios especialmente diseñados para la oscuridad total. Personas no videntes ofician de guía a los visitantes.

Con el auspicio de la Secretaría de Derechos Humanos, a través de la Subsecretaría de Promoción de Derechos Humanos, se inauguró este fin de semana la muestra Diálogo en la Oscuridad, en Ciudad Cultural Konex.

La exhibición, nacida en Alemania, lleva recorridas 110 ciudades y ha convocado a más de seis millones de personas alrededor del mundo. Esta será su primera vez en la Argentina.

La experiencia consiste en la anulación del sentido de la vista durante 60 minutos, transitando distintos escenarios especialmente diseñados para la oscuridad total. Personas no videntes ofician de guía a los visitantes.

La muestra es una novedosa propuesta de integración social, dirigida a todo público. A través del intercambio de roles, los visitantes son «ciegos» y viven una experiencia inolvidable que lleva a la reflexión. Impulsa a la concientización de la situación de personas con discapacidad visual y, como manifestación cultural, tiende a la promoción de los derechos de personas con discapacidad.

La actividad profundiza y complementa las acciones del programa de la Subsecretaría de Promoción de Derechos Humanos, «Municipios Inclusivos: Campaña de Promoción de los Derechos de las Personas con Discapacidad». La misma tiene como objetivo la difusión de información para el efectivo ejercicio de los derechos humanos por parte de las personas con discapacidad, y que, en su primera fase, ha focalizado en la temática de discapacidad visual. «Diálogos en la oscuridad» propone recorrer 500 metros cuadrados, una hora en total penumbra, ayudado por un bastón y la voz de un coordinador que guía al público por diferentes escenarios urbanos.

La propuesta provoca resquemor y expectativa, durante una hora el visitante estará paseándose y viendo nada por distintos espacios: arena, puentes colgantes, veredas, los desniveles de un bar y hasta los vaivenes de un barco es lo que irán sintiendo bajo sus pies descubriendo con las manos mientras avanzan por la instalación.

Con un bastón blanco de ciegos -lo entregan a la entrada con la advertencia de mantenerlo al ras del suelo para no pegarle a los compañeros (son grupos de 4 a 10 personas)- el público tendrá que seguir la voz del coordinador asignado al paseo, donde la clave es la experimentación y el cambio de roles.