Opinión, Resumen del sur

Unión Europea

Los dilemas de Europa después del Brexit

El Director de Resumen del Sur, Augusto Taglioni, analiza los escenarios posibles futuros de Europa luego de la aprobación de los británicos a la salida del Reino Unidos del bloque Europeo. Necesidad de sostener el bloque, reformas internas y el miedo a un efecto dominó.

Europa

El 51 por ciento de los británicos que votaron a favor de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea abrió un debate importante en torno al futuro del bloque. Como ya se ha analizado, el Reino Unido es la segunda economía de Europa después de Alemania y un centro financiero importante en todo en el engranaje económico de las potencias occidentales.En el orden interno, Gran Bretaña deberá lidiar con el terremoto político que significó esta consulta popular y que no solo se ha generado la renuncia de David Cameron sino también produjo movimientos internos en el laborismo que está poniendo en discusión el liderazgo de Jeremy Corbyn.

Es decir, con un sistema político convulsionado y Escocia y las Irlandas viendo la posibilidad de convocar referéndum independentistas, el Reino Unido deberá afrontar esta para nada sencilla transición.Ahora bien, y más allá del proceso administrativo que deberán afrontar Gran Bretaña y la Unión Europea para negociar las condiciones de la relación comercial que lleven adelante en el futuro, la discusión que generó el Brexit gira en torno a que sistema de integración quieren los europeos.Hay una idea construida desde el establishment político que gobiernan los países de Europa relacionada con que todas aquellas expresiones políticas surgidas de la crisis económica buscan romper el bloque para atomizar un sistema que ha logrado importantes avances en términos políticos. En la misma bolsa ponen experiencias como Podemos en España o la figura de Marine Le Pen en Francia. Veremos si esto efectivamente es así.

La importancia de sostener el bloque

La Comunidad Económica Europea nace en 1957 en un contexto de recuperación del continente luego de la Segunda Guerra Mundial. Los enfrentamientos internos que la destruyeron obligaron a Europa a comenzar un largo proceso de recuperación que le permitiera volver a los primeros planos de la discusión internacional. Terminada la guerra fría, y con la firma del Tratado de Lisboa, la Unión Europea comenzó a consolidar un sistema integración que se transformó en su más importante política de estado.Hoy por hoy, todos hablan de la Unión Europea como bloque de poder, y eso es un valor que difícilmente los países de Europa arrojen a la basura.

Entonces, ¿Hay un verdadero riesgo de fugas después del Brexit? ¿Cuáles son los países que quieren romper el sistema de integración que permite que Europa tenga capacidad de maniobra en el primer plano del contexto internacional? La multipolaridad que reina en el mundo se puede ver con perfección a través de los bloques que disputan la hegemonía. Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón, China y Rusia y la Unión Europea son los animadores del contexto internacional actual. El bloque europeo puede jugar ese rol justamente por su condición de bloque de poder. ¿Tendría la misma densidad política y económica Europa si se midiera tan solo la relevancia de sus países en particular? Es claro que no.La idea de un efecto dominó que desgaje a Europa entusiasma a las ultras derechas que surgieron como emergentes de la crisis financiera internacional y la dramática crisis migratoria. En Francia el partido de Marine Le Pen es uno de los acérrimos defensores de esa lógica.

Tal vez Francia, por su capacidad productiva pueda tolerar en soledad sin la espalda del bloque europeo.  No se sabe hasta qué punto este discurso significa tan solo una amenaza para negociar condiciones de comercialización internas o una verdadera voluntad de salida. La aceptación de los franceses al discurso euroescéptico se medirá el año que viene cuando se realicen las elecciones presidenciales.Por otro lado, los partidos emergentes también aparecieron por izquierda. Podemos en España y el Movimiento 5 Estrellas en Italia son las dos experiencias políticas que más representatividad han construido en los últimos tiempos.Ambos, tienen un discurso crítico del sistema pero no defienden ningún tipo de salida. Esto es central y pinta de cuerpo entero la discusión estructural respecto del dilema europeo. Se ha dicho mucho que los británicos votaron a favor del Brexit por ignorancia y/o racismo. Me permito disentir con este enfoque simplista.

Si uno se fija en el mapa de Inglaterra se puede ver con claridad que las periferias inglesas, sectores asalariados, votaron en contra de un modelo de prosperidad que no les ha generado mejores niveles de bienestar social.Este es el debate central, lograr que el sistema de integración europeo siga posicionando a Europa como un bloque de poder competitivo en términos comerciales y con estrategia política propia pero con políticas públicas inclusivas que eleve los estándares de vida.

¿Es esto posible? ¿Podrá la Unión Europea democratizarse de modo tal que los países miembros puedan dar respuesta a las enormes demandas populares? ¿Tendrá la audacia de cuestionar el liderazgo alemán y problematizar el rol de los organismos supranacionales, los bancos y la Troika para que haya otra opción posible a la austeridad?Cabe destacar que los problemas de Europa no son solo de Europa. Estados Unidos mira con especial preocupación los acontecimientos dado que Gran Bretaña siempre hizo las veces de aliado en el objetivo de la Casa Blanca para flexibilizar el comercio con Europa. Ahora, con el TTIP en la mesa de entrada de Bruselas, necesita de un vocero que vaya en sintonía con esa estrategia. ¿Lo conseguirá? ¿Será Alemania el encargado de acercar dos bloques que oscilan entre la coordinación y la competencia? En la militarización de la OTAN en zona fronteriza con Rusia y  en la continuidad de las sanciones a el gobierno de Putin pareciera existir una inteligencia común occidental. En términos comerciales las diferencias están mas marcadas y sin Gran Bretaña, Estados Unidos queda rengo. La preocupación de Europa es otra y tiene que ver con su sentido de existencia en el corto y mediano plazo.

Todas estas son las preguntas centrales que debe hacerse la Unión Europea para no colapsar. La copa ya no derrama, y eso se nota.