Familiares, amigos e integrantes de organismos de derechos humanos participaron ayer de la iniciativa que consistió en colocar la fotografía de López en el frente de uno de los edificios que integran el predio de la ex ESMA.

Al respecto su hijo Rubén López marcó: “Estoy asombrado de estar por primera vez en este lugar tan importante, que es el emblema de la lucha por los derechos humanos. Estoy muy agradecido con los artistas que hicieron esta muestra”.

Asimismo, expresó que “es muy difícil explicar lo que significa para nosotros hacer esta actividad en la ex ESMA, encontrar las palabras, pero agradezco mucho que se hagan estas acciones y que chicos jóvenes, que no conocieron a mi padre, estén pidiendo por su aparición. Y lo dice alguien que hasta hace poco tiempo no hacía ningún tipo de actividad».

 “A partir de la desaparición de mi viejo empecé a participar en política social y a ayudar al prójimo, brindándole algo al que lo necesita. Creo que esa es la mejor manera de rendirle homenaje a mi viejo”, añadió.

En esa línea, Rubén López manifestó: “A mi padre lo recordamos trabajando, coordinando acciones. El hizo todos los días estas cosas, cuando no estaba arreglando mi casa, estaba en la unidad básica, colaborando con los chicos del barrio. Por eso lo secuestraron: por estar militando con chicos jóvenes, que lo único que querían era mejorar el mundo. Así pasó con los 30 mil compañeros desaparecidos. Y hoy estamos acá, pidiendo justicia por mi padre, que no está, tomando su legado como ejemplo”.

Durante el encuentro, se instalaron también los rostros de Beatriz Albores, desaparecida el 19 de junio de 1977; y de Eduardo Jorge «La Foca» Murillo, secuestrado el 10 de noviembre de 1976.

La jornada continuará mañana, desde las 13, con la instalación de las imágenes con los rostros de Verónica Freier y Sergio León Kacs.