Al finalizar el lavado de pies de 12 internos de la Unidad penitenciaria del Hospital neuropsiquiátrico Borda, el 1 de abril de 2010, el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio dialogó con los periodistas presentes y, en el marco del 28º aniversario de la guerra de 1982, aseguró: “Las Malvinas son nuestras”.

En esa misma línea, en 2012, durante una misa en conmemoración a los 30 años del conflicto bélico, el ahora primer papa latinoamericano manifestó: «Venimos a rezar por aquellos que han caído, hijos de la Patria que salieron a defender a su madre, la Patria, a reclamar lo que es suyo de la Patria y les fue usurpado».

La clara posición a favor de la postura argentina provocó la reacción de David Cameron, quien ayer, durante una conferencia de prensa en Bruselas, dijo que el resultado del referendo que realizaron días atrás los habitantes de Malvinas mostró que “la fumata blanca sobre las islas fue muy clara”.

«Llama la atención que el Primer Ministro se atreva a refutar al Papa», respondió la embajadora argentina ante las declaraciones del líder conservador británico.La diplomática afirmó que «aunque haya creído que su observación era divertida, es irrespetuoso comparar un referéndum entre los 1.513 habitantes británicos de las islas -una maniobra publicitaria que no tiene ningún efecto legal- con la elección del jefe de la Iglesia Católica, que congrega a 1.200 millones de personas en todo el mundo».

«En lugar de criticar a la opinión del Papa Francisco, el primer ministro debería recordar que los derechos de soberanía de la Argentina sobre las islas Malvinas cuentan con el apoyo abrumador de todos los países de América Latina y el Caribe, así como de los 54 países de África», agregó.

A través de un comunicado, la representante argentina en Londres recordó que «el resto del mundo, incluyendo China y los Estados Unidos, llaman al diálogo y a la reanudación de las negociaciones entre el Reino Unido y Argentina, de acuerdo con lo establecido en 40 resoluciones de las Naciones Unidas».