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Obama declara hoy el fin de la guerra en Irak

El anuncio llega en medio de la campaña de cara a los comicios legislativos. Quedarán 50 mil soldados para apoyo logístico.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunciará oficialmente hoy el fin de la guerra en Irak. Lo hará desde el simbólico Salón Oval, el mismo sitio desde el que George W. Bush anunciaba, hace siete años, la invasión a ese país árabe basado en la idea de “guerra preventiva” implantada tras los atentados terroristas del 11-S y con la falsa excusa de eliminar las armas de destrucción masiva que supuestamente estaban en poder de Saddam Hussein. Aunque en los hechos las tropas de combate estadounidenses ya abandonaron días atrás el territorio iraquí, el anuncio oficial de Obama será histórico ya que marca el fin de una guerra que muchos asumen “sin sentido” y que, junto con la de Afganistán, se ha convertido en la más larga en la que se ha visto envuelto Estados Unidos, además de ser una de las de mayor costo económico y humano, con casi u$s 900.000 millones invertidos y 4.200 soldados muertos. Con este anuncio, Obama podrá jactarse de cumplir una de sus principales promesas electorales, lo que podría impulsar a los demócratas que vienen en caída de cara a las elecciones legislativas de noviembre próximo. Se trata, sin embargo, de una retirada a medias. Unos 50.000 soldados seguirán en Irak para dar “apoyo logístico” a las fuerzas de seguridad locales, además de un verdadero ejército de 7000 contratistas privados que colaborarán con esa tarea. Pese a que la retirada definitiva está prevista para fines de 2011, son pocos los que ven que esa meta sea posible. Es que, siete años después, la estabilidad en Irak todavía suena a utopía y la reconstrucción prometida por Washington un engaño. Erigido sobre petróleo, Irak sigue siendo un país empobrecido y corrupto. La desocupación, según cifras oficiales poco confiables, supera el 30%, y todavía hay zonas en donde la electricidad y el agua no llegan. La clase política tampoco ayuda. Cinco meses y medio después de las elecciones, los partidos todavía no logran pactar un Ejecutivo que pueda garantizar un mínimo de gobernabilidad entre tanta incertidumbre.Aunque detestan a “los americanos”, como los llaman, los iraquíes se debaten entre el remedio y la enfermedad. Muchos festejaron aquel 9 de abril de 2003, cuando la estatua de Saddam era derribada en pleno Bagdad. Ahora la mayoría no quiere a las tropas estadounidenses adentro, pero tampoco creen que el Ejército iraquí esté preparado para ponerse al hombro la seguridad del país. El propio jefe del Estado Mayor iraquí, general Babakar Zibari, admitió abiertamente días atrás que teme una escalada de violencia tras el vacío militar. Y el primer ministro en funciones, Nuri Al Maliki, advirtió que la red terrorista Al Qaeda y los seguidores del ex partido gobernante Baaz, de Saddam, podrían lanzar nuevos ataques. “Tenemos miedo y poca confianza en el futuro, pero queremos que se vayan las fuerzas de ocupación sin importar los peligros que nos depare la próxima etapa”, aseguró a Efe Umm Samih, una ciudadana crítica con el papel desempeñado por las fuerzas de EE.UU..Como senador, Obama votó en contra de la invasión a Irak, pero esta retirada puede convertirse en un arma de doble filo. Un recrudecimiento de la violencia en Irak le daría argumentos a la oposición republicana que considera irresponsable y apresurada la salida, en momentos en que la economía tampoco ayuda a su popularidad.