La presidenta Cristina Fernández, junto al ministro del área, Lino Barañao, presentó ayer el proyecto implica llevar la inversión en investigación y desarrollo al 1,65% del PBI en 2020.
Al respecto, Cristina mencionó que es necesario «articular lo privado y lo público», para impulsar el conocimiento científico y aplicarlo a la actividad productiva.
También marcó la importancia de la inversión en investigación y desarrollo de empresas y Estado, que lideran Japón, Corea y Estados Unidos en aportes privados, de manera inversa a lo que ocurre en Argentina.
Previamente, Barañao expuso los lineamientos del plan y destacó que «tenemos la suerte de formar parte de un Gobierno que tiene la voluntad de apostar» a la ciencia.
«Si hablamos de un recurso abundante pero mal administrado, cuyo beneficio hubiera ido al exterior, todos pensarían que hablamos de YPF, tal vez con los cerebros la situación era más vergonzosa que con el petróleo, porque exportábamos cerebros en pie», comparó.
Barañao señaló que «durante décadas hubo un sentimiento hostil de los académicos a los empresarios. Juntarlos es complicado porque un sector busca rentabilidad y el otro reconocimiento de sus pares», subrayó.
«Hemos cambiado la lógica al financiar 45 consorcios públicos privados, entre ellos uno de producción de anticuerpos monoclonales y uno de modelado por supercómputo que le va a servir a YPF y a Invap», destacó Barañao.
El Plan Nacional de Ciencia y Tecnología apunta a «incrementar la competitividad» de la economía para mejorar la calidad de vida de la población y aprovechar las capacidades científico tecnológicas en el «desarrollo integral, inclusivo y sostenible del país».
El escenario deseable para el país en 2020 es que la «inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) alcance el 1,65% del Producto Bruto Interno (PBI), consigna el plan elaborado por el Ministerio con unos 300 referentes del sector científico tecnológico.
«Pretendemos continuar la tarea que -desde la creación del Ministerio, en 2007- ya produjo un incremento en la planta de investigadores, la construcción de decenas de miles de metros cuadrados para institutos en todo el país, la repatriación de científicos y la mejora en las condiciones salariales», sostuvo Barañao.
El plan, presentado en el Salón de las Mujeres Argentinas de Casa Rosada, propone «impulsar la innovación productiva inclusiva y sustentable sobre la base de la expansión y el aprovechamiento pleno de capacidades científico-tecnológicas nacionales».
Respecto a la I+D, buscarán que la proporción en las provincias (excepto Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y la ciudad de Buenos Aires) aumente del 28% al 37%, y llevar del 26% al 50% la inversión financiada por la actividad privada en ese concepto.
Otro objetivo expuesto en el Plan es aumentar del 2,9% al 5% la cantidad de investigadores y tecnólogos por cada mil personas de la Población Económicamente Activa.
El escenario actual, plantean, «se caracteriza por una creciente heterogeneidad del tejido productivo», por lo cual las acciones apuntan a «una identificación de áreas temáticas estratégicas, tomando en consideración la innovación con inclusión social».
«La sistematicidad es imprescindible para detectar dónde se encuentran las nuevas oportunidades de desarrollo, partiendo de considerar la innovación desde el trabajo de redes» entre organizaciones productivas, orientando las actividades de ciencia y tecnología hacia la investigación aplicada a la solución de problemas específicos.
En el proceso de discusión del plan participaron unos 300 referentes del sector científico-tecnológico, productivo y social, que elaboraron un diagnóstico e implementaron mesas consultivas en distintas regiones sobre agroindustria, energía, salud, desarrollo social, industria, biotecnología, nanotecnología, TICs y ambiente y desarrollo sustentable.
Se realizaron reuniones provinciales con organismos de ciencia y técnica, los ministerios participantes en el Gabinete Científico Tecnológico (GACTEC) y la Comisión Consultiva del Plan, integrada por expertos de reconocido prestigio del campo, que generaron aportes relevantes para la identificación de prioridades.
El Ministerio se propone incrementar los enlaces entre diversas áreas «del sector público y entre éste y el sector privado», así como con actores sociales, con capacidad para atender necesidades diferenciadas a nivel sectorial y regional.
El Plan procurará sumar nuevos investigadores en los organismos del sistema, como el Conicet, con becas dirigidas progresivamente a cubrir vacancias y prioridades temáticas y geográficas.
El Ministerio proyecta incorporar más infraestructura edilicia y equipamiento, una mayor inserción laboral y profesional de investigadores atendiendo a la equidad de género, capacitar a más docentes para la enseñanza en ciencia y tecnología y contar con más científicos en el sector productivo nacional.
Al financiamiento externo, que proviene del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, se sumarán más instrumentos de crédito.
Entre las metas está asegurar la autosuficiencia en materia de suministro energético, diversificar las fuentes de energía de las que dispone el país y desarrollar otras alternativas, con protección del ambiente y distribución suficiente en todo el país.
«La industria -señala- posee potencial innovador y el Plan buscará incrementar la calidad, diferenciación y valor agregado de la producción industrial vía innovaciones de proceso y de productos, la expansión de empresas innovadoras en actividades de alta y media complejidad tecnológica y la promoción de aquella que tengan impacto social positivo».