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¿Qué modelo de ciencia y tecnología necesita la Argentina?

“La única solución para los países en desarrollo, es recuperar la tecnología como parte realmente integrante de su cultura. Convertirla de elemento exógeno condicionante, en modo legítimo de expresión de sus propios valores y aspiraciones (…) El problema principal es recuperar la capacidad de decisión social del uso y fines de la tecnología” Amílcar Herrera[i]... Leer más »

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“La única solución para los países en desarrollo, es recuperar la tecnología como parte realmente integrante de su cultura. Convertirla de elemento exógeno condicionante, en modo legítimo de expresión de sus propios valores y aspiraciones (…) El problema principal es recuperar la capacidad de decisión social del uso y fines de la tecnología” Amílcar Herrera[i]

Uno de los desafíos que enfrenta nuestro país, está vinculado con la utilización de la ciencia y la tecnología en el marco del proceso global de transformación digital. Armar nuestro destino depende en gran medida del Estilo Tecnológico argentino.

En argentina, entre los años 2003 y 2019 vivimos una experiencia claramente diferenciadora. Un Estilo Tecnológico Nacional y Popular ETNP y otro neo liberal ETNL.

El desarrollo de un país industrialista y distribucioncita que promovió el crecimiento de pequeñas y medianas empresas que posibilitaron la creación de fuentes de trabajo y la producción con destino al consumo local; configuraron las bases de lo que llamamos ETNP.

El ETNL responde a un modelo elitista, asociado con la privatización de la economía, basado en la apropiación de las ganancias de la producción agrícola, petrolera y minera por parte de las grandes empresas y la centralización de la producción industrial y los servicios de telecomunicaciones en manos de multinacionales. El ETNL se desarrolló en el período 2016-2019.

Saber hacer, tener capacidad de operar y posibilidad de transformar para alcanzar ciertos objetivos concretos de producción, no sólo de bienes sino de servicios de tipo cultural, político, institucional y de infraestructura, determinan un camino hacia la soberanía política u otro en el sentido de la dependencia.

Qué se inventa, con qué fines, quién financia las investigaciones científicas y tecnológicas, depende de decisiones políticas acerca de las prioridades y objetivos sociales. Quiénes acceden a los productos tecnológicos, quiénes se benefician con ellos o cuáles son los usos previstos, también depende de la visión ideológica de quienes sustentan el poder. Estos aspectos definen los estilos tecnológicos.

En el territorio digital, la tecnología funciona como una herramienta para consolidar las relaciones de poder que el capitalismo en su etapa actual impone.

La importación y el uso acrítico de tecnologías en la sociedad del conocimiento, supone, en ocasiones, una adaptación a estándares ajenos a las realidades locales que generan conflictos cuando se pretenden imponer modelos de crecimiento en geografías con sus propias trayectorias culturales. Además, las transferencias de tecnología de los países centrales hacia Argentina y Latinoamérica tienen como principal objetivo el negocio y la dependencia por sobre la cooperación y la integración regional.

Artífices de nuestro propio destino

Cuando empezamos a plantear nuestros propios objetivos, encontramos que el estilo tecnológico global no tiene respuesta para muchísimos de los problemas prácticos que estos objetivos nos obligan a resolver; entonces debemos asumir una decidida actitud creativa y construir muestro propio estilo tecnológico (ET). Un ET que este en función del modelo nacional con desarrollo inclusivo que impulse el desarrollo tecnológico autónomo, concatenado y motorizado por la participación del Estado, de las PyMEs y del sistema nacional de Ciencia y Tecnología y de formación profesional. Disminuir las inequidades para cerrar la brecha tecnológica necesita de estos actores centrales.

En este marco las prioridades del sector tecnológico deben ser: impulsar la creación de nuevos puestos de trabajo de calidad, favorecer la exportación de productos y servicios tecnológicamente complejos con alto valor agregado y minimizar el gasto en divisas y promover la formación terciaria, universitaria y de postgrado en la promoción de profesionales comprometidos con el estilo tecnológico y las políticas de desarrollo e innovación.

El gobierno del presidente Alberto Fernández está orientando caminos incipientes para sanar la desigualdad social producida durante el período 2016/2019.

La suspensión de la reglamentación de la Ley de Economía del Conocimiento sorprendió a las empresas del sector, que esperaban contar con beneficios fiscales desde el comienzo del año 2020. La norma, que fue votada por el Congreso y reglamentada por el Gobierno de Cambiemos en octubre de 2019, se proponía impulsar la actividad de empresas de servicios. El objetivo era llegar con el beneficio de esta ley a un total de 11.000 empresas. Entre las principales firmas que se hubieran visto beneficiadas por el nuevo régimen se cuentan empresas de servicios empresariales como: JP Morgan, EY Argentina, Aegis y Apex, tecnológicas como Globant, Mercado Libre y Belatrix, audiovisuales como TyC Sports, Pol-ka e ESPN, y otras como Wellfield Services y Sísmica.

Legisladores del Frente de Todos presentaron “la Modificatoria de la Ley 27506” que fue aprobada por el Congreso Nacional en octubre del 2020 y reglamentada por el Poder Ejecutivo en diciembre pasado.

La Ley de Conocimiento, apunta a promover nuevas tecnologías, generar valor agregado, fomentar el empleo de calidad, facilitar el desarrollo de PyMES y aumentar las exportaciones de las empresas que se dediquen a servicios basados en el conocimiento. Entre los principales beneficios que ofrece este régimen de promoción se destaca la reducción de manera segmentada del Impuesto a las Ganancias según el tamaño de la empresa; una rebaja de hasta 70% en las contribuciones patronales y un alícuota del 0% de derechos de exportación de servicios.

La economía del conocimiento

A partir de 1990 se produjeron transformaciones que tuvieron centro en la economía mundial, focalizadas primordialmente en las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), que definirían como menciona Stiglitz (2003), el fin de un ciclo económico y el comienzo de una nueva economía. La economía de la sociedad del conocimiento.

La economía del conocimiento (EC) integra un conjunto de actividades económicas que requieren del aporte intensivo del conocimiento humano para generar valor y ofrecer a la sociedad nuevos productos y servicios, que pueden ser aprovechados por todas las ramas de la producción. Su desarrollo, ha significado un cambio trascendental en el desplazamiento de la producción de bienes a la producción de ideas, lo que supone el tratamiento, no de personal o stocks, sino de información.

 

Algunas de las características que se encuentran en el modelo de la EC están definidas por:

  1. Producción de Datos e Información
  2. Infraestructura apoyada en las tecnologías de la información (TIC)
  3. Conectividad global de flujos de capital, productividad, y gestión que sólo es factible gracias a la infraestructura tecnológica de Internet y el trabajo en red o networking.

 

La red Internet está en el corazón de este modelo y es mucho más que una tecnología. La Economía del Conocimiento no es la economía de los que proveen Internet (ISP), sino la de quienes desarrollan valor agregado sobre la red y producen innovaciones de servicios para los diversos sectores de la vida humana, en Salud, Educación Consumo, Entretenimiento, Transporte, Medios, etc. innovaciones destinadas a quienes son usuarios de la red.

La fibra óptica y las nuevas tecnologías inalámbricas posibilitaron el desarrollo de la estructura física de las telecomunicaciones potenciaron su capacidad y calidad de servicios. El hardware y el software son los componentes vitales de todo dispositivo activo en la economía del conocimiento.

Este contexto, mediado por plataformas de software, y conectividad de dispositivos a la red Internet, configuran el modelo actual de Internet de las Cosas (IoT); esta disrupción tecnológica produce un cambio tan importante como han sido los cambios anteriores en la producción de bienes y servicios.

 

La industria del conocimiento

Podemos mencionar como industria del conocimiento a la industria del software, a la producción o postproducción audiovisual, a la biotecnología, a los servicios geológicos y de prospección, a los servicios relacionados con la electrónica y las telecomunicaciones, la nanotecnología y nanociencia, la industria aeroespacial y satelital o tecnologías espaciales, el tratamiento masivo de datos o minería de datos entre otros. Este conjunto de actividades muy diversas tiene dos elementos en común: uso intensivo de tecnología (hardware y software) y conocimiento humano calificado.

La economía del conocimiento es el gran diferencial del proceso actual de transformación digital ya que crea valor agregado a los procesos de producción de productos y servicios en los que participa ya sea para su creación o su transformación. En este contexto, se ha producido un cambio estructural en las actividades económicas, sociales y políticas; reconfigurando así, las relaciones sociales, culturales, de producción y distribución en el mundo entero. Por lo que, el capitalismo contemporáneo presenta a una economía del conocimiento sumamente concentrada en pleno desarrollo en países centrales que definen el nuevo patrón industrial.

En relación al Estilo Tecnológico Neo Liberal, la firma emblema de la economía del conocimiento, y en particular de la actividad de servicios basados en el conocimiento, es Mercado Libre.

El unicornio (los unicornios son las empresas que tienen un valor en bolsa superior a los mil millones de dólares.) fundado por Marcos Galperín vale hoy 10 veces más que YPF.

Otra empresa catalogada como unicornio es Globant dedicada a los SBC (servicios basados en conocimiento) específicamente el software; considerada como una de las empresas más beligerantes en contra de los programadores deslocalizados. Globant hoy cotiza en la bolsa de Nueva York y su capitalización bursátil supera los 8,5 mil millones de dólares. La estrategia de Globant para atraer programadores es ofrecer hasta un 30% del salario en una cuenta en dólares en el exterior o bien contratar a empleados a contra factura, es decir de manera informal, sin aguinaldo, ni vacaciones de modo de pagarles un salario más alto. ¿Este Estilo Tecnológico a qué modelo de país está asociado?

Globant origina el 70% de los ingresos en los Estados Unidos. En este país Globant tiene clientes de la talla de Google, Disney, la FIFA y la empresa de transporte de Nueva York. Europa concentra el 8% y América Latina y otros destinos el 22% de sus ingresos. En 2020, las ventas totales de Globant alcanzaron los 814,1 millones de dólares, con un crecimiento anual de 23,5% y un 37,4% de margen bruto de ganancias. Globant se nutre de capacidades profesionales de universidades públicas argentinas paga sueldos en pesos y cobra sus servicios en dólares.

La primarización tecnológica no es tan evidente, porque asociamos a este sector con la producción de valor agregado. Este concepto, parte de considerar al sector independiente del resto de la economía y solo ponderar el factor de estar produciendo y exportando bienes y servicios tecnológicos y no valorar la integración de las cadenas productivas de manera vertical y horizontal. Exportar horas de programación o proyectos tecnológicos e importar programas o bienes de mayor valor tecnológico es análogo a exportar el cuero e importar los zapatos.

El Prof. Dr. Fernando D. Stefani, Vice-Director del Centro de Investigaciones en Bionanociencias da un ejemplo que ilustra las diferencias entre MTNP y MTNL: “Imaginen que una emprendedora argentina desarrolla una nueva antenita para celulares, mucho mejor que las existentes. ¿Qué puede ocurrir? La va a vender a Huawei o Motorola, ganará algunos millones de dólares y va a salir en todos los diarios. Será objeto de nuestro orgullo. Y al poco tiempo compraremos el teléfono con la antena de la emprendedora argentina. Pero el balance para el país será negativo: invirtió en criarla, educarla y formarla, le permitió desarrollar su emprendimiento hasta el punto en que una empresa lo consideró suficientemente interesante.”

Los avances tecnológicos que definen la transformación digital 4.0, como la big data, el internet de las cosas, la robotización, la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y la impresión 3D, los sensores, la realidad virtual, los servicios en la nube y la nanotecnología son el eje transversal productivo que afectan a todos los sectores transformando la manera de producir bienes y servicios. Son estas tecnologías del conocimiento los factores transversales que impactan en toda la vida cotidiana de las personas, de las ciudades y de todos los ecosistemas y sectores de la economía y la producción.

Los servicios basados en el conocimiento, en un modelo de desarrollo sustentable ETNP, agregan valor a un bien o servicio tangible de generación nacional. En un modelo de desarrollo sustentable la economía del conocimiento se debe pensar más por su capacidad de impacto transversal en los sectores tradicionales de la economía que por un fin en sí mismo.

El crecimiento del sector demanda capital humano de alta formación. Pero eso también implica que la economía del conocimiento no es accesible para cualquiera. Demanda un adecuado nivel de formación y de preparación profesional. Hay un problema en la desproporción de egresados en carreras de ingenierías y ciencias exactas con respecto a las carreras humanísticas y sociales y dar así respuesta a los desafíos de las nuevas tecnologías y empleos subyacentes. ¿Con qué Estilo Tecnológico se forma el capital humano?

La alta tasa de calificación de las capacidades de trabajo de Argentina se debe, en gran medida, a que la educación superior es pública, que la Facultad de Ciencias Exactas haya creado la primera carrera de computación científica, alojado a Clementina la primera computadora de uso académico en los comienzos de la década de 1960 y que la Facultad de Ingeniería haya creado la Computadora Electrónica de la Facultad de Ingeniería de Buenos Aires (CEFIBA)[ii].

Con el retorno de la democracia en 1984, se creó la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI) retomando las iniciativas en Tecnologías en Informática y Comunicación que las sucesivas dictaduras militares habían desarticulado.

Estos motivos explican por qué Argentina tiene capacidad para la industria del conocimiento calificada de primer nivel en el sector del software y, más en general, en tecnologías digitales.

Vivir en una zona horaria próxima a la de San Francisco también influye. La ecuación cierra para las empresas del norte con la posibilidad de pagar salarios mucho más bajos que en sus propios países, pero igualmente muy altos en relación a lo que se paga en Argentina.

En el contexto en el cual la digitalización de la vida cotidiana o de “Silicolonización del mundo” [iii] está en pleno desarrollo, donde los modelos de negocios permiten formas de contratación (Teletrabajo) a distancia e informales especialmente en los trabajadores de la industria del software, nos preguntamos por qué las empresas, cada vez más venden parte de sus servicios (Software y Servicios Informáticos SSI) o Servicios Basados en Conocimiento (SSB) en dólares al exterior. Acaso este ET funcional al ETNL donde la exportación de mano de obra calificada sin valor agregado, no permite crecimiento productivo en la industria del software y menos en la industria del conocimiento. Este Estilo Tecnológico es solo asimilable a la producción de líneas de código sojera o sea el Sojware.

Participación de sectores y tecnologías 4.0 en la Economía del Conocimiento en Argentina. Fuente Secretaría de la Transformación Productiva.

El crecimiento del sector demanda capital humano de alta formación. Pero eso también implica que la economía del conocimiento no es accesible para cualquiera. Demanda un adecuado nivel de formación y de preparación profesional. Hay un problema en la desproporción de egresados en carreras de ingenierías y ciencias exactas con respecto a las carreras humanísticas y sociales y dar así respuesta a los desafíos de las nuevas tecnologías y empleos subyacentes. ¿Con qué Estilo Tecnológico se forma el capital humano?

La alta tasa de calificación de las capacidades de trabajo de Argentina se debe, en gran medida, a que la educación superior es pública, que la Facultad de Ciencias Exactas haya creado la primera carrera de computación científica, alojado a Clementina la primera computadora de uso académico en los comienzos de la década de 1960 y que la Facultad de Ingeniería haya creado la Computadora Electrónica de la Facultad de Ingeniería de Buenos Aires (CEFIBA)[ii].

Con el retorno de la democracia en 1984, se creó la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI) retomando las iniciativas en Tecnologías en Informática y Comunicación que las sucesivas dictaduras militares habían desarticulado.

Estos motivos explican por qué Argentina tiene capacidad para la industria del conocimiento calificada de primer nivel en el sector del software y, más en general, en tecnologías digitales.

Vivir en una zona horaria próxima a la de San Francisco también influye. La ecuación cierra para las empresas del norte con la posibilidad de pagar salarios mucho más bajos que en sus propios países, pero igualmente muy altos en relación a lo que se paga en Argentina.

En el contexto en el cual la digitalización de la vida cotidiana o de “Silicolonización del mundo” [iii] está en pleno desarrollo, donde los modelos de negocios permiten formas de contratación (Teletrabajo) a distancia e informales especialmente en los trabajadores de la industria del software, nos preguntamos por qué las empresas, cada vez más venden parte de sus servicios (Software y Servicios Informáticos SSI) o Servicios Basados en Conocimiento (SSB) en dólares al exterior. Acaso este ET funcional al ETNL donde la exportación de mano de obra calificada sin valor agregado, no permite crecimiento productivo en la industria del software y menos en la industria del conocimiento. Este Estilo Tecnológico es solo asimilable a la producción de líneas de código sojera o sea el Sojware.

El Estilo Tecnológico

Como explicitamos el ET está en función de las orientaciones políticas de quienes gobiernan la Argentina. En este sentido, el ETNP necesita ser profundizado en función de un proyecto científico tecnológico productivo que organice las capacidades existentes y pueda motorizar las propuestas enunciadas como muchas otras que seguramente están en carpetas de empresarios comprometidos con el desarrollo de la Argentina.

No alcanza con la articulación público privada que viene llevando muy bien el gobierno nacional. Tampoco con la Ley de Conocimiento y el despliegue del Ministerio de Producción y el de Ciencia y Técnica en la articulación con diversos sectores de la Economía del Conocimiento.

Necesitamos presentar un plan a la sociedad, mostrar el ETNP motorizado por el gobierno de Alberto Fernández que oriente la sustitución de importaciones en los productos de software transversales en cada componente de la Economía del Conocimiento.

En el imaginario colectivo, la ciencia, la tecnología era vista como algo lejano, algo que no tenía que ver con la vida cotidiana de las personas. Ese paradigma comenzó a modificarse. Hemos comenzado a vincular en los hechos los recursos con los resultados; a la ciencia y la tecnología con el crecimiento económico, con el desarrollo y la industrialización. YPF Litio, Invap, Arsat, Sputnik Vida son algunos ejemplos en nuestro país.

El ET es un modelo sobre la argentina que necesitamos los que la habitamos; por lo que la integración y el desarrollo social dependen del Estilo Tecnológico que motorice el Estado en función de los objetivos nacionales. Un ET que permita nuestro ingreso a la sociedad y la economía del conocimiento con equidad social y soberanía política.