No hubo ninguna sorpresa en el Senado. Como ya se sabía –voto más o voto menos-, el oficialismo logró imponer su voluntad y convirtió en ley la iniciativa que incrementa el número de consejeros de 13 a 19 y que propone la elección popular de varios de sus integrantes.La oposición se abroqueló para rechazar la medida, pero el kirchnerismo y sus aliados tenían más votos, algo que ya habían demostrado en oportunidad del tratamiento inicial del proyecto, que luego sería modificado en la Cámara de Diputados.A la hora de los discursos, el socialista e integrante del FAP Rubén Giustiniani criticó el proyecto al señalar que: “Los ciudadanos de a pie tienen el derecho a tener un juez independiente. Y esta modificación del Consejo de la Magistratura rompe con esa premisa. No se ha explicado con fundamentos sólidos, cómo se va a hacer después de esta modificación, para que los jueces designados actúen de manera independiente”.Otro opositor, el peronista puntano Adolfo Rodríguez Saá, destacó “no solamente los errores de concepción” de la ley, sino sobre todo “los errores elementales referidos al tema presupuestario y a la administración (del Poder Judicial), hacen que dictemos una ley sabiendo que después la van a violar. Como esto de que a los jueces se les prohíbe actuar en política y ahora resulta que tienen que integrar las listas de los partidos”. Así, el legislador de San Luis se preguntó “¿qué ganamos con estos tratamientos exprés, sin debate, sin modificaciones que impulse el Parlamento?”.Por su parte, el titular de la bancada radical, el tucumano José Cano, cuestionó el contexto en el cual se lleva adelante la reforma que ahora es ley. Y afirmó: “Lo estamos haciendo en el marco de denuncias por supuestos hechos de corrupción que han tomado estado público y que a todos nos preocupan”.Cano justificó el rechazo de su bancada al proyecto del Ejecutivo al afirmar que la modificación impulsada en el Consejo de la Magistratura era “inconstitucional” y que condicionaba la futura independencia del Poder Judicial.Antes, la peronista chubutense Graciela Di Perna también había manifestado su rechazo afirmando: “La situación actual del Poder Judicial no es buena, sobre todo cuando cada juez o fiscal que investiga un hecho de corrupción de este gobierno termina desplazado de la causa. Pero con este proyecto volvemos a tiempos más oscuros de nuestro país, volvemos a la selección de jueces por medio de una servilleta.”Pero la suerte estaba echada para la oposición –que ahora seguramente recurrirá a una verdadera catarata de amparos y, tal vez, al Per Saltum. Al defender el proyecto del kirchnerismo, el senador rionegrino Miguel Pichetto fue contundente: no solo descalificó a la relatora especial de la ONU (Gabriela Knaul) que cuestionó la reforma.El titular de la bancada oficialista fue mucho más allá. Dijo que había una clara intención de distorsionar la realidad y de jugar con la inocencia de la gente y luego se adentró en la discusión propia del tema en debate. Se preguntó si el Poder Judicial era o no un poder político del Estado y pidió dejar de tener una mirada necia ya que, dijo, la Justicia también tiene “un fuerte contenido de politización y de definición, una visión más conservadora” que otros poderes.Pichetto tranquilizó a los opositores diciendo que “ningún juez se va a someter” al gobierno de turno porque “todo juez tiene un espíritu libre a partir de que asume” como magistrado. Y luego defendió la idea de elegir a los consejeros a través del voto popular. En ese sentido, le enrostró a la oposición que en lugar de rechazar el proyecto porque “descartan que van a perder la elección”, piensen en ganarla”.Al cierre de este despacho el Senado debatía los otros proyectos que integran el paquete de reformas y que están relacionados a la apertura del ingreso al Poder Judicial a todos los ciudadanos; la publicación de las sentencias judiciales y de las declaraciones juradas patrimoniales de los magistrados y fiscales.