Se trata de una unidad asistencial del poblado aborigen de La Puntana, habitado por unas cinco mil personas, y ubicado a unos 500 kilómetros al norte de la capital de esta provincia, en la frontera con la República de Bolivia.

Hoy, la Diputada Liliana Mazzone, del Frente Democrático Salteño, brinda su apoyo y solidaridad a María Casiano, una enfermera de esa dependencia sanitaria que, desesperada ante el abandono gubernamental, decidió hacer público a través de la Agencia Copenoa el deplorable estado del centro de atención médica.

La trabajadora denunció que hay escasez de instrumental, remedios, personal y afirmó que “el Ministerio de salud no manda ni un tensiómetro”.

Al respecto, Mazzone afirmó que “esta situación es desesperante porque el gobierno salteño está dejando morir a los enfermos de este poblado sin siquiera brindarles las atenciones mínimas”, y agregó que “en este caso Urtubey no recurre a la violencia directa pero utiliza el abandono total para matar sutilmente al pueblo aborigen de esta localidad”.

La falta de atención en salud puede ser considerada como otro método de represión social. En este caso la imposibilidad de acceso a la misma es lo que muestra una forma de aniquilamiento progresivo.

Hace algunos días esa población fue noticia por la brutal represión que ejerció la policía provincial sobre los miembros de la comunidad aborigen Wichi mientras encabezaban un reclamo en una escuela. El gobernador Urtubey dio la orden de reprimir tras lo cual quince personas resultaron con heridas de diversa consideración y otras tantas fueron detenidas sin causa.

En este sentido Mazzone coincide con la enfermera denunciante y se preguntó “si mandaron a la policía para que reprima… ¿por qué no mandan una ambulancia, médicos o remedios?”.

Finalmente, la Diputada Mazzone dijo que “Urtubey gasta millones en la organización del Dakar, en el voto electrónico, en la pauta oficial para censurar a los medios y periodistas pero no destina un solo peso para los insumos que necesitan los centros sanitarios de los pueblos más humildes” y concluyó diciendo que “el Gobernador apuesta a la muerte de los pobres permitiendo la fumigación de las tierras, el envenenamiento del agua y los alimentos, y sobretodo dejando a la gente sin acceso a la salud”.