Sociedad

Veinte años de mucho dolor y poca justicia

A dos décadas del caso que paralizó al país, y a doce de la sentencia, los dos condenados se encuentran en libertad y la investigación a los cómplices del homicidio y a los encubridores forma parte de causas prescriptas.

A 20 años del asesinato  María Soledad Morales.

A veinte años del asesinato de María Soledad, su madre Ada Rizzardo de Morales, manifestó que siente un «gran dolor» por «el monumental encubrimiento» del crimen ocurrido en 1990 en Catamarca, el mismo que conmocionó al país y dejó la luz la corrupción institucional catamarqueña.»Sigo sin saber y entender que se esconde detrás de la muerte de mi hija”, aseguró Ada y agregó: “Yo no me quejo de todos los que ejercen justicia, ni tampoco de toda la policía, pero uno sabe que desde el primer momento se encubrieron a los asesinos y se taparon las pruebas, y ese es el dolor más grande que tengo”.A su vez, la mujer sostuvo: «Ya no quiero odio, ni rencores, porque ya esperé tanto tiempo, para que algunos de los artífices del crimen de mi hija Sole, se quiebre, y diga toda la verdad de su muerte”. Además aseguró que desea “no cruzarse nunca” con Guillermo Luque y Luis Tula ya que “ninguna marre toleraría cruzarse con los asesinos de su hija”.También contó que el dinero por el resarcimiento de la muerte de su hija, y que habían donado con su esposo Elías Morales al Hospital de Niños, no fue recibido porque Luque y Tula se declararon insolventes.La madre de María Soledad Morales comentó que mañana a las 19 se llevará a cabo una misa para conmemorar un nuevo aniversario del crimen, en la Parroquia Nuestra Señora de La Merced, donde se espera la presencia de Marta Pelloni, ex directora del Colegio del Carmen y San José, donde asistía la víctima, y principal impulsora de las denominadas Marchas del Silencio en reclamo de Justicia.Cabe recordar que el 12 de abril de este año, Luque fue beneficiado con la libertad condicional luego de haber cumplido dos tercios de la pena de 21 años de prisión que le había aplicado la Justicia por el homicidio de María Soledad, aunque ya desde 2003 gozaba de salidas transitorias para trabajar en una escribanía.María Soledad, de 17 años, desapareció el 8 de septiembre de 1990 después de haber participado de una fiesta de estudiantes y dos días después fue encontrada asesinada y violada en Parque Daza, a unos siete kilómetros de la capital catamarqueña, con el rostro destrozado.La familia, compañeros del colegio y habitantes de la provincia denunciaron que detrás del crimen estaban «los hijos del poder» y organizaron marchas de silencio que desencadenaron la intervención federal de la provincia cuyo gobernador era Ramón Saadi. También le costó el cargo al padre de Guillermo, el entonces diputado nacional Ángel Luque, que fue echado del Congreso por sus pares por las declaraciones que realizaba sobre el tema.El 28 de febrero de 1998, tras un segundo juicio -el primero fue anulado por la recusación de uno de los jueces-, Luque, hijo de un ex diputado nacional, fue condenado a 21 años de cárcel y Tula, a 9, como partícipe secundario del crimen, ambos en libertad.Tras ese debate se iniciaron actuaciones en primera instancia para establecer las responsabilidades en el encubrimiento del crimen, aunque esas causas no prosperaron.