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Los vínculos argentinos de la cocaína hallada en Poseidón

Los procesamientos de la Justicia revelaron la trama oculta tras el escándalo desatado por los 110 kilos de cocaína encontrados en un cargamento de langostinos, en Puerto Madryn. Son seis los argentinos implicados en el frustrado operativo de narcotráfico, en tanto, un español fue apresado y otro es prófugo con pedido de captura internacional.

Luego de que el 10 de junio estallara el escándalo por los 110 kilos de cocaína de altísima pureza hallada en un cargamento de langostinos, en la planta pesquera Poisedón de la localidad de Puerto Madryn, Chubut, la investigación del caso por parte de la Justicia Federal reveló una trama oculta con vínculos y negocios inéditos que unen a la Argentina con España.

Se trató de un importante operativo, en el cual se secuestraron 96 paquetes con cocaína con pureza del 88 por ciento, repartidos en 366 cajas que salieron de La Feliz el 13 de mayo e ingresaron a la cámara Nº 5 de Poseidón el 15 de mayo. La droga distribuida en cajas estaba mezclada con otras cajas con langostino, para sortear controles.

De acuerdo a un informe desarrollado por Diario Jornada, los avances judiciales permitieron procesar a los españoles Salvador Parra Gómez y Alfredo Aranda Barberá, junto con el taxista Juan Eduardo Burgos, quienes crearon en Mar del Plata la empresa “Mar Pesca Azul Argentina” para disimular la droga en un cargamento de langostino que enviaron a Puerto Madryn.

Si bien se ignora quién se las vendió, compraron cocaína para el mercado europeo, por lo que debía desembarcar en la firma “Royal Peche SL”, de España, según establecieron el juez federal Hugo Sastre y el fiscal Fernando Gélvez.

En tanto, el contacto comercial para guardar la carga en Poseidón fue el local, Nicolás Seoane, quien vivía en uno de los barrios más caros de Trelew, Omar “Cura” Segundo y con Salvador Alejandro Pennisi, dueño y presidente del directorio de esa firma, respectivamente.

Los seis implicados en el operativo de narcotráfico abortado en Madryn se conocían hace años. Al momento solo se llevó el procesamiento de Burgos, Seoane, Segundo y Pennisi. Parra Gómez está preso en España y espera su extradición. Barberá es un prófugo con pedido de captura internacional.

 

Fabulador y colaborador necesario

El taxista marplatense, Juan Eduardo Burgos, quien figura como titular de la empresa y socio de Parra Gómez, en julio pasado, en el programa Periodismo Para Todos de Jorge Lanata aseguró que fue engañado por Parra Gómez, al ofrecerle trabajo y hacerle firmar la constitución de la empresa Mar Pesca Azul.

Paralelamente, en su declaración ante la justicia, Burgos repitió este argumento y agregó que lo conoció el 12 de octubre de 2012, cuando se subió en calidad de pasajero a su auto.

15 días después, se juntaron en un café, donde le ofrece ser parte de una empresa. “Sólo tenía que poner mi nombre, como eran españoles y con mi nombre por ser del país sería más fácil para la conformación”, dijo el marplatense, al tiempo que argumentó que aceptó porque “con el taxi ganaba $90 por día y apenas le alcanzaba”, dijo Burgos, según relataron fuentes policiales al mencionado matutino.

Según su declaración, sólo manejaba la plata para la nafta de la camioneta Dodge 74 que le compró la empresa para trabajar. Hoy tiene un juicio laboral con Parra Gómez porque presutamente le había prometido un sueldo fijo de 4.000 pesos más comisiones.

Sin embargo, el juez Sastre encontró elementos suficientes para apresarlo e imputarle el delito de tráfico y comercialización de estupefacientes.

En este sentido, el magistrado alertó: “en corto tiempo y con un evidente poder económico, los españoles comenzaron a realizar negocios con la pesca y Burgos participó sin dudas”.

Para el juez, Burgos fue clave para acondicionar la droga y buscó las cajas para ocultarla, para lo que se valió de testimonios que lo vieron en varias oportunidades manejando una camioneta de mercadería con caja térmica.

“Testigos lo vieron siempre al lado de Parra Gómez, como su colaborador inseparable, su mano derecha. Podría ser su socio, su empleado o su conocido, pero lo importante es su rol: sin su colaboración, Parra Gómez no hubiera podido realizar su negocio ilegal”, señalaron a diario jornada.

Así, más allá de sentenciar que “en un abrir y cerrar de ojos, de chofer de taxi pasó a ser propietario de una sociedad y socio gerente con un desconocido”, lo que le importa a la justicia de Chubut es que “Burgos prestó colaboración necesaria e imprescindible para que la cocaína llegara a Poseidón”.

 

El bróker

Como ya se dijo, otra parte importante del vínculo local es Nicolás Seoane, procesado por comercio y transporte de estupefacientes.

El hombre también niega todo: el día del hallazgo quiso seguir la exportación de la droga para dar con los responsables mientras que en las declaraciones ante la justicia afirmó que trabaja hace más de 10 años en el rubro pesquero y “nunca necesité cometer ilícitos”.

Seoane explicó que 4.000 kilos de langostino cuestan 80.000 pesos y un producto de máxima calidad costaría el doble, aunque minimizó la baja calidad del pecado y la falta de certificados para su exportación ya que no era suyo sino de los españoles.

“Esta droga rondaría los 8 o 9 millones de dólares. No tiene mucha lógica exponerse a ser descubierto por tan poco dinero: 0,01 % del valor de la droga”, dijo Seoane en las indagatorias.

Pero Sastre desestimó estos argumentos y lo procesó al considerar que “desempeñó una tarea crucial, indispensable y determinante para vincular a todas las partes. Se necesitaba transporte a España y para eso se relacionaron con él”.

Seoane tenía estrecha relación personal con Pennisi y Segundo; una de esas pruebas es que cuando alquiló su casa en Trelew, Poseidón fue su garantía.

Según cree el juez, cuando Parra Gómez se fue a España el 15 de mayo, la operación quedó en manos de Seoane.

Sería él entonces quien habría ordenado cambiar las tapas y colocar las de Poseidón, para superar los controles. No se tardaría mucho pero no se controló a los operarios. Este descuido desencadenó el hallazgo.

 

Segundo y Pennisi: los que permitieron el almacenamiento

Por su parte, en su indagatoria, Héctor Omar Segundo minimizó su rol en Poseidón y dijo no saber detalles de los negocios de la planta.

De acuerdo al informe judicial al que pudo acceder el diario Jornada, el hombre no era para nada un dueño pasivo o un simple accionista, sino que contrariamente mantenía comunicaciones periódicas y Pennisi y Seaone eran personas dependientes de él.

Por tanto, Sastre lo procesó por almacenamiento de estupefacientes: consideró que el vínculo de Segundo con Seoane “demuestra la confianza en el manejo de los negocios y fue esencial para generar la oportunidad de cometer el ilícito”.

Al respecto, el magistrado recordó que apenas se encontró la droga, llamaron a Segundo y no a Ortíz (otro titular de la firma). El juez explicó que el hallazgo levantó una polvareda mediática por lo que “no es extraño que todos los que pudieron estar en ese momento, debían estar, para colaborar o para disimular”.

Por su parte, Salvador Alejandro Pennisi, presidente del directorio de Poseidón argumentó ante el juez que “uno no está pensando mal ni hallar otra cosa que no sea un producto del mar”.

Además, sostuvo que “nuestra preocupación era que esta mercadería, por más que fuera de terceros, iba a salir con la etiqueta nuestra y la calidad del langostino no era buena” por lo que se lo advirtió a Seoane, pero este le habría respondido que “la gente que la mandaba ya había hecho los controles y no era ni su problema ni el mío”.

“Estoy tranquilo porque sé quién soy –declaró-, esto le pudo ocurrir a cualquier empresa, por confiado me pasó”. 

Pese a estas declaraciones, para Sastre, Pennisi también sabía de la operación gestada por Seoane y Mar Pesca Azul Argentina, para permitir la salida de la droga del país.

El juez lo procesó por almacenamiento de estupefacientes, al considerar que “aceptó el depósito de la mercadería con droga y lo hizo con pleno conocimiento por su relación con Seoane, pues a éste y a los españoles les hubiese sido imposible exportar la droga”.