Sociedad

A los 106 años, murió Rosa Roisinblit, presidenta honoraria de Abuelas de Plaza de Mayo

Su hija, Patricia, fue secuestrada embarazada por una patota de Fuerza Aérea en 1978 junto a su pareja José Pérez Rojo y la hija de ambos, Mariana Eva. Roisinblit se integró a Abuelas en 1979, cuando empezó la búsqueda de su nieto Guillermo, nacido en cautiverio, y luego identificado y restituido en 2004. “Siento que mi compromiso con la vida es para siempre”, dijo tiempo atrás

Rosa Tarlovsky de Roisinblit, presidenta honoraria de Abuelas de Plaza de Mayo, murió este sábado, a los 106 años. Con su partida, se va un personaje central en la búsqueda de hijos y nietos secuestrados, torturados, desaparecidos y robados durante la última dictadura.Un símbolo de los derechos humanos

“Yo no salí, el día que se llevaron a mi hija, a formar parte de Montoneros, o me convertí en una revolucionaria, no, eso no, yo salí a buscar a mi hija, y eso me llevó todos estos años. Ella desapareció en octubre de 1978, y desde entonces yo estoy luchando. No me quedé en casa a llorar, yo salí a luchar. Y yo creo que mi lucha ha dado sus buenos resultados porque hemos obtenido muchos logros», señaló a poco de cumplir 100 años.

A Patricia Julia Roisinblit y a su pareja José Manuel Pérez Rojo se los llevó una patota de Fuerza Aérea el 6 de octubre de 1978. Ella tenía 25 años y estaba embarazada.

Por testimonios de sobrevivientes se supo que Patricia fue trasladada a la ESMA pocos días antes de dar a luz a un varón al que llamó Rodolfo Fernando, nacido el 15 de noviembre de 1978. El parto fue asistido por el obstetra del Hospital Naval, Jorge Luis Magnacco.

Rosa hizo la denuncia por la desaparición de su nieto en 1979. Es decir, pasó casi 40 años buscando. “Yo no espero que mi hija aparezca viva, por supuesto que no, pero el Estado me tiene que decir a mí a dónde está, quién se la llevó. Aunque era una dictadura feroz, era el Estado, y yo espero del Estado esa respuesta”, dijo a en una entrevista publicada en 2016.

Rosa fue tesorera de la Comisión Directiva de Abuelas entre 1981 y 1989, cuando pasó a ser la vicepresidenta de la institución. Desde 1982 asistió todos los años a las reuniones de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, hasta la disolución de esa comisión. Mientras le respondió su cuerpo, Rosita viajó por todo el mundo difundiendo la búsqueda de los nietos y el trabajo de Abuelas.

Reconocimientos por su rol en materia de Derechos Humanos

Rosa Roisinblit recibió el Doctorado honoris causa de la Facultad de Ciencias Médicas, de la Universidad Nacional de Rosario; el Premio Anual Azucena Villaflor; la Mención de Honor Juana Azurduy otorgada por el Senado de la Nación; el Reconocimiento de la Cámara de Senadores de la Provincia de Santa Fe por su labor institucional en derechos humanos y fue reconocida personalidad Destacada de Moisés Ville, en homenaje a la misión inclaudicable por la defensa de los Derechos Humanos; entre otros tantos reconocimientos.

Pero el mayor reconocimiento es el de los nietos y nietas que fue encontrando, que en cada encuentro la abrazaban como si fuera su propia Abuela”, la despidió este sábado Abuelas de Plaza de Mayo en un comunicado, donde se la recuerda como “una gran compañera, amiga leal, siempre dispuesta a hacer lo que la institución requiriera”.

Abuelas destacó su rol “para el avance en los estudios genéticos que lograron identificar a los niños desaparecidos fue central, cuando junto a su nieta, repetían los estudios hasta que se llegó a conocer índice de Abuelidad”.

“Pienso que mi actividad va un poco más allá del objetivo principal de Abuelas, que es el Derecho a la Identidad. Siento que mi compromiso con la vida es para siempre, con todos los que padecen la falta de justicia y de libertad en el mundo entero. Para siempre. Hasta el último día de mi vida», dijo algunos años atrás en una entrevista.

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Los restos a Rosita Tarlovsky de Roisinblit serán despedidos este domingo de 9 a 12 en Loyola 1139, Ciudad de Buenos Aires. Desde desde allí serán llevados al cementerio de La Tablada.