Economía

El martes se debatirá en Diputados el Impuesto a las Grandes Fortunas

El aporte extraordinario a las grandes fortunas se establecerá por única vez sobre las personas físicas que cuenten con grandes fortunas “para afrontar las consecuencias de la pandemia de coronavirus y "apoyar el camino de recuperación económica", explica el comunicado difundido por el Frente de Todos.

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El aporte extraordinario a las grandes fortunas se establecerá por única vez sobre las personas físicas que cuenten con grandes fortunas “para afrontar las consecuencias de la pandemia de coronavirus y «apoyar el camino de recuperación económica», explica el comunicado difundido por el Frente de Todos.

Es decir que se gravará sobre los bolsillos del puñado de multimillonarios de la Argentina que durante la pandemia, no han hecho más que ganar dinero y presionar para lograr más políticas destinadas a sus sectores.

La sesión especial fue solicitada por el presidente de la bancada oficialista y autor del proyecto, Máximo Kirchner, junto a los titulares de los interbloques Federal, Eduardo Bucca; del Interbloque Unidad Federal para el Desarrollo, José Luis Ramón, y Acción Federal, Felipe Álvarez.

El respaldo de estas bancadas opositoras le asegura al oficialismo poder sancionar este dictamen, ya que se requieren una mayoría calificada de 129 votos. El Frente de Todos tiene 117 votos y, con el respaldo de una veintena de diputados opositores, alcanzará 137 voluntades, ya que Juntos por el Cambio ya se expresó por el rechazo del proyecto.

Un debate sumamente demorado, de un impuesto que –a esta altura de los acontecimientos- parece solamente una buena intención del gobierno, en medio de la ofensiva de los grupos económicos y las grandes empresas contra el desarrollo de la economía nacional.

Se trata de un aporte solidario que alcanzaría a un universo potencial de 9.298 contribuyentes que tributan en concepto de Bienes Personales, lo que a su vez significa 0,02% de la población.

¿Por qué es urgente este debate?

La crisis en América Latina no tiene precedentes y la única certeza es que la única herramienta para defender el derecho de las mayorías es el Estado.

En el caso de Argentina, en materia de salud pública, fue el Estado el que asumió la inversión y las compras de insumos médicos como así también el montaje de hospitales modulares y la búsqueda de una vacuna. También fue el Estado el que implementó programas de salvataje económico para las empresas, destinando cuantiosas sumas a pagar sueldos, además de transferir recursos hacia los sectores históricamente postergados, para poner un colchón que apenas amortigüe el peso de la caída ante semejante crisis.

En este marco, el caudal de gastos que se vienen realizando necesariamente requiere de un aporte de aquellas personas y empresas que no han dejado de ganar ni un solo peso desde que comenzó la pandemia e inclusive en muchísimos casos, han ganado aún más.

Y esto, es parte de un consenso que las sociedades vienen gestando a lo largo y ancho de todo el continente y que finalmente, tras largos anuncios y ninguna concreción, en Argentina se presenta en forma de proyecto de ley para que sea debatido en el Congreso de la Nación.

Alfredo Serrano Mancilla, director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), plantea que además lo interesante del fenómeno es que “no está disociado de lo que piensa la gente” y por ello “tiene mayor fuerza y posibilidades para que sea plenamente implementado”.

En esa misma nota, el economista hace una comparación de las tres últimas encuestas realizada por el centro de estudio en Argentina, Chile y México respecto de la adhesión por parte de la población que tendría una medida como esta.

En Argentina, de manera contundente, se supo que el 76,2% de la población apoyaría, mientras que en Chile el valor sería del 72,8% y México del 67,4%.

Lo que es más, a esta medida también se ha sumado un grupo de 83 millonarios de todo el mundo que mediante una carta, demandaron a los gobiernos el cobro de impuestos para recaudar fondos que permitan afrontar los efectos de la pandemia.

Es hora entonces de que las ventajas fiscales para los más grandes comiencen a frenarse para recuperar al menos, una pequeña porción de recursos y destinarlo a quienes siempre pagan el precio de los platos rotos.