Promediaba septiembre, pero de 1861, cuando se libraba junto al arroyo Pavón en la provincia de Santa Fe, una batalla que por sus consecuencias, marcarían de manera indeleble la matriz unitaria y violenta de la cultura política oligárquica en nuestro país.
El Diario La Nación habló durante 1861 y 1862 de “El reinado de la libertad” para simbolizar el asesinato a degüello de criollos. “Esa limpieza de criollo que hace el ejército de la Libertad entre 1861 y 1862 es la página más negra de nuestra historia, no por desconocida menos real.” decía José María Rosas antes de conocer nuestra historia las consecuencias de la ofensiva oligárquica en la última dictadura genocida.
Bartolomé Mitre, victorioso, impone un dispositivo sobre la economía nacional tendiente a que la riqueza que se produce con el trabajo argentino se traduzca exclusivamente en los balance de un puñado de familias. Política de aduanas y endeudamiento, fueron la clave de una matriz económica que dejó en la miseria a la mayoría. Centralismo y represión, fueron la clave de una matriz política que asesinó a quien se sublevaba.
Los ganadores de Pavón
Los especialistas en rumores de pasillo y palacio se deleitaron con los amagues internos en el Frente de Todos desde la derrota electoral hasta el presente. Para acallar la estridencia del rumoreo, Alberto y Cristina decidieron encontrar un anuncio que los reuniera para la foto.
El 30 de septiembre, Alberto Fernández anunció ante la mirada de Cristina y bajo el auspicio del flamante Ministro de Agricultura, el proyecto de ley que crea el Régimen de Fomento al Desarrollo Agroindustrial. Según explicó el gobierno fue construido de consenso con el Consejo Agroindustrial Argentino, quien aplaudía sentado en primera fila.
José Martins tiene una trayectoria de 44 años en Cargill, empresa agroexportadora de capitales norteamericanos que se apropió del comercio exterior de nuestro país y controla uno de los complejos con mayor opacidad fiscal y mayor contrabando. Desde esa experiencia acumulada, Martins coordina los destinos del Consejo Agroindustrial.
La otra voz cantante la tiene Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) y del Centro de Exportadores de Cereales (CEC), quien señaló: «Del lado nuestro, hay mucha satisfacción».
“El Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) es un espacio nacido en 2020 que reúne a casi la totalidad del sector empresario del agronegocio del país. Su plan para la próxima década se llamó “Estrategia de Reactivación Agroindustrial Exportadora, Inclusiva, Sustentable y Federal. Plan 2020-2030” y fue la base para el proyecto de ley presentado por el Gobierno. Se trata de la profundización del modelo de agronegocio durante diez años, donde prometen aumento de exportaciones (dólares que el Gobierno prioriza), con leyes a medida de las empresas, donde sobresalen beneficios impositivos. «Traducido: menores impuestos”, explica Darío Aranda desde las páginas de Tierra Viva.
Sentados alrededor de la mesa del Consejo Agroindustrial, bajo cuyo manto de piedad, decidió el Frente de Todos renovar su compromiso de unidad, están los responsables de que el precio de la carne aumentó 400 por ciento en los últimos cinco años. El precio del pan se incrementó 230 por ciento en cuatro años. Y el precio de la yerba aumentó 55 por ciento en solo un año.
La ley que favorece el agronegocio, que apuesta a incrementar la renta bajo una política de aduanas, apunta a seguir promoviendo el enorme rédito que obtiene un puñado de siete gigantes económicos que se siguen beneficiando de las consecuencias de un dispositivo montado sobre la economía nacional que va dejando balances multimillonarios para unos pocos, al mismo tiempo que deja tendales de miseria en nuestro suelo.
Los sucesores de Pavón, le dieron la bendición del aplauso, al relanzamiento de gestión del Frente de Todos.
En definitiva, eran de los que más tenían para estar contentos antes del resultado electoral.
La miseria y los miserables
En la misma semana, el propio Indec daba a conocer dos indicadores muy reveladores de aquella máxima del poeta uruguayo que reza que “la miseria es culpa de los hombres miserables”.
El mismo día del lanzamiento del proyecto de ley agroindustrial, el Indec difundió que la pobreza afecta al 40,6 por ciento de la población de Argentina y la indigencia llega al 10,7 por ciento. En los menores de 16 años la pobreza alcanza al 55 por ciento. Para graficarlo: seis de cada diez chicos de Argentina es pobre.
No es apenas un numero. Es una postal cotidiana de nuestra Argentina. No es algo que desaparece cuando alguien se enfrasca en el diagnóstico de las estadísticas. Es una enorme mayoría silenciosa al oído de la dirigencia política, que construye su dinámica de supervivencia económica, su propia comunidad de carencias y una nula representación política en las estructuras tradicionales.
Contrasta los indicadores de la miseria con el informe aportado por el propio Indec el día 1 de octubre. El estudio sobre los complejos exportadores marcan que, pandemia mediante, las exportaciones medidas en millones de dólares han registrado el mejor año de los últimos cuatro informados.
Lideradas por la soja y seguidas por el maíz, las exportaciones del país alcanzaron los 35 mil millones de dólares durante el primer semestre del 2021. La pandemia, muchas veces utilizada como excusa para justificar los indicadores económicos a la baja de trabajo, salarios e ingresos, ha potenciado al complejo agroexportador.
Es decir, mientras a la inmensa mayoría de los argentinos, cada día, desde marzo de 2020 le iba peor, al complejo agroexportador le iba todos los días un poco mejor. 2020 le ganó en exportaciones al 2019, y el 2021 supera holgadamente cualquier guarismo. Mientras eso sucedía, los precios de los alimentos se transforman en inalcanzables para una inmensa mayoría.
Pavos y Pavones
Como acto celebratorio de Pavón, del otro lado de la grieta, Horacio Rodríguez Larrreta, a quien también se le piantaron los votos en las PASO de a cientos de miles, decidió meter cuchara sobre el ordenamiento jurídico argentino para lograr que sea el Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires, quien regule decisiones que resultan privativas de los “fueros nacionales”.
Es una discusión leguleya, pero de todo sentido común. Para que se entienda, si una multinacional llega a la Argentina, decide desconocer las leyes laborales del país, vestir un ejército de personas con uniformes, hacerlos utilizar sus propios medios de locomoción para que vayan y vengan llevando productos de un lado al otro de la Ciudad de Buenos Aires sin percibir ningún salario y viviendo de la propina, para Rodríguez Larreta, es un tema que no trasciende a la Ciudad de Buenos Aires, allí donde puede garantizar que los Tribunales le respondan a las necesidades de las multinacionales.
En el camino, el delincuente de Macri se lleva una tajada de impunidad para su propia casa. Un poco de Mitre, un poco de Sarmiento. Allí andan, los herederos de Pavón, intactos en sus privilegios.
Allá lejos en nuestra historia, el Chacho Peñaloza decidió no quedarse callado y pagó con su vida la Fe en su pueblo. No tendría Instagram para subir una historia picante, pero forjó la historia sobre los cimientos de una organización popular que sirvió de tradición durante generaciones.
El Chacho y un testimonio absolutamente en las antípodas de la postración moral que hace del escarceo por tajadas de privilegio y el conchabo una esencia de la dinámica política actual. Una historia lejana para la dinámica efervescente y efímera de la cultura virtualizada, pero no por ello menos vigente.
No hay Pueblo que sacrifique el destino de sus hijos en el altar de los privilegios de los herederos de Pavón. Tampoco en el ombliguismo con el que los pavos cimentan la crisis de representatividad.
Es el presente, difícil, de gambetear entre Pavos y Pavones.