Opinión

Masonería Yanqui y las manos de Perón

Después de la caída del muro de Berlín, nada se interpondría entre los EEUU y su plan de hegemonía mundial. Sin embargo sería necesario hacer creer al mundo que tal poderío no carecía de enemigos.

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Por Federico Gastón Addisi*

Después de la caída del muro de Berlín, nada se interpondría entre los EEUU y su plan de hegemonía mundial (comunmente llamado “globalización”). Sin embargo sería necesario hacer creer al mundo que tal poderío no carecía de enemigos. De esta manera construyeron el falaz mito del “eje del mal”. Pero si se observa con atención la historia misma de EEUU, sus presidentes, y en particular la de George Bush, se descubrirá verdaderamente dónde se encuentra enquistado el mal que hoy soporta la humanidad.

Según serias investigaciones, George Bush (hijo); al igual que su padre (el ex-presidente y gran amigo del Sr. Menem) integran una sociedad secreta llamada Skull and Bones (la Orden de la Calavera y los Huesos), algunos de cuyos miembros han sido denunciados por crímenes que van desde el narcotráfico a la conspiración política.

En efecto; George Bush Jr., al igual que su abuelo, el senador Prescott Bush, y su padre George Bush, pertenece a una sociedad secreta de siniestra fama (el mismo Bush Jr, admitió en un reportaje que era miembro de la Orden en la que se inició estando en la Universidad de Yale). Según las denuncias, que han llegado hasta el mismísimo parlamento, miembros conspicuos de esta logia estarían implicados en una serie de crímenes que van desde el tráfico de drogas, al racismo partidario; de políticas eugenésicas para reducir drásticamente la población del Tercer Mundo y de las minorías étnicas en EE UU, hasta la financiación y planeamiento de golpes de estado. A toda esta funesta política, debe agregarse la profanación de tumbas y cadáveres para la realización de sus “ritos”.

El 1 de mayo de 1990 la tumba del general Omar Torrijos fue profanada. Unos desconocidos robaron las cenizas de este líder de la Patria Grande, símbolo de resistencia ante el imperialismo de EE UU; quien como se sospecha fuera asesinado por la CIA. La operación efectuada en Panamá, presuntamente financiada por La Orden de la Calavera y los Huesos, no haría sino continuar una siniestra tradición; que comenzó también con otra profanación, la del cadáver del revolucionario mexicano Pancho Villa. Estos hechos, como ya se dijo fueron denunciados en el Congreso, pero el escándalo también llegó a la prensa. Así la revista política NACLA Report on the Americas, en su editorial de junio de 1990; se hacía eco del “affaire”. Se aseguraba que Skull and Bones, la sociedad secreta formada por la élite de la universidad de Yale, estuvo detrás de estos episodios.

En mayo de 1918, el senador Prescott Bush -padre del ex presidente de EE UU y abuelo del actual presidente- profanó junto con otros miembros de esta sociedad el sepulcro de Gerónimo, el legendario líder de los apaches. A mediados de los 80, Ned Anderson, líder de la tribu de San Carlos, reunió documentos, fotografías y otras evidencias sobre esta profanación. Ned Anderson logró conseguir una entrevista con un miembro de la Orden para solicitar la devolución de los restos de su líder. Finalmente nada sucedió ya que su interlocutor, que no era otro que Jonathan Bush, hermano del por entonces candidato; no concurrió a la cita.

Skull and Bones fue fundada en 1832 por William H. Russell; fue inicialmente la rama americana de la Orden de los Iluminados de Baviera y surgió para promocionar a 1os hijos de las elites a puestos de relevancia política, económica y social, con la finalidad de consolidar su influencia en los círculos de poder. Su existencia está tan bien establecida como demostrada la pertenencia a ella de los Bush, Rockefeller, Roosevelt, Kellogg, Goodyear, Forbes y Vandervilt. De sus filas salieron tres presidentes, los fundadores de la CIA y varios asesores de seguridad nacional. En 1856, la Orden de la Calavera y los Huesos fue registrada oficialmente como Asociación Russell. Expertos en el tema como Massimo Introvigne, director del Instituto de Nuevas Religiones, recoge la existencia de los rituales macabros y la profanación de tumbas.

El 1º de julio de 1987 la sociedad argentina fue sacudida por un hecho inesperado y brutal: desconocidos ingresaron en la bóveda de Juan Domingo Perón y le cortaron las manos. Los autores de la profanación jamás fueron encontrados. El juez que investigaba los hechos, como testigos que trabajaban en el cementerio, fueron asesinados. ¿Será pura coincidencia?

 

*El autor es dirigente justicialista (historiador y escritor), director de Cultura de la Fundación Rucci en CGT, miembro del Instituto de Revisionismo Historico J. M. de Rosas, miembro del Instituto de Filosofía INFIP, diplomado en Antropología Cristiana (FASTA) y diplomado en Relaciones Internaciones (UAI).