Opinión

Por Pablo Tonelli, economista.

2014: La disponibilidad de Dólares marcará el ritmo del crecimiento

El crecimiento económico de la Argentina en este 2014 que se inicia es directamente dependiente de la cantidad de dólares que genere la economía, más allá de cualquier otra consideración macroeconómica.

El crecimiento económico de la Argentina en este  2014 que se inicia es directamente dependiente de la cantidad de dólares que genere la economía.

Veamos, en primer lugar, porque hago esta afirmación tan categórica. Luego   analizaré los  escenarios que pueden plantearse respecto a la evolución de los flujos internacionales y de las Reservas. En 2013 se perdieron U$S 12.500 millones de las mismas, aún bajo control de cambios y prohibición de atesoramiento en divisas. Es insostenible repetir un escenario similar en 2014 sin afectar directamente la sustentabilidad del esquema político y económico vigente con Reservas en torno a los U$S 30.000 millones a fines del año 2013.

La carencia de divisas para sostener el proceso de desarrollo es un tema recurrente de la política económica argentina y generadora de sus crisis. La Argentina es, siguiendo la conocida frase del Ing. Marcelo Diamand, “una estructura productiva desequilibrada”.  Su sector primario agrícola produce en un nivel similar a los precios internacionales mientras que su industria, en conjunto, no es globalmente productiva ni competitiva.

Dichas crisis se conocen en la literatura especializada como el fenómeno de “stop and go”, consecuencia de la llamada “restricción externa” y se producen porque  las divisas, generadas principalmente (en un principio exclusivamente) por las exportaciones del sector primario resultan insuficientes para sostener el desarrollo industrial. Esta insuficiencia desencadenó históricamente un proceso que culminaba con una fuerte devaluación,  sus conocidas consecuencias sobre el mercado interno y los salarios,  un “ajuste” de la actividad económica (el stop) para luego, (y obviamente con fuertes consecuencias) relanzar el proceso productivo (el go). Y así seguir.

La extraordinaria expansión de la economía argentina de 2003-2011 hizo pensar en el final de la restricción externa, hasta que a fines de ese año (2011) la cuenta corriente de nuestra Balanza de Pagos quedó prácticamente en cero. En la actualidad, al problema del déficit estructural del sector industrial le sumamos el déficit energético y el saldo negativo del sector servicios, en especial el turismo.

Veamos entonces la evolución posible de los flujos de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos y de la Balanza Comercial y del saldo de las Reservas Internacionales en este nuevo año para acercarnos a pensar escenarios posibles de crecimiento. El saldo de la Balanza Comercial, es decir de las exportaciones e importaciones de bienes transables internacionalmente, arroja un saldo estimado en 2013 (no están las cifras definitivas disponibles) de U$S 8.500 aproximadamente y un saldo de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, que involucra la totalidad de las transacciones, negativo en un monto superior a los U$S 1.500 millones (también estimado). Con un nivel de Reservas en un monto de alrededor de los U$S 30.000 millones como hemos visto.

Por el lado de las importaciones el primer problema está ligado a la vieja restricción externa, es decir que a medida que crece el Producto las importaciones ligadas a las compras del sector industrial, en este caso vehículos automotores, piezas y accesorios para bienes de capital (autopartes, partes de la industria electrónica de Tierra del Fuego, etc.) y bienes de capital) crecen más que el crecimiento del PBI. En segundo lugar tenemos las importaciones energéticas. Sumando ambas y sin ser tremendistas no alcanzaría el saldo de la Balanza Comercial para pagarlas, suponiendo en 2014 un saldo equivalente al registrado este año. En un escenario inercial, sin cambios, solo podrían cancelarse estas importaciones utilizando las Reservas.

Adicionalmente existe un déficit en el sector Turismo que proyectado indica un valor que superaría holgadamente  los U$S 10.000 millones, también mayor al superávit comercial externo. Incorporo bajo este rubro la adquisición de servicios turísticos en el exterior por parte de residentes argentinos y el gasto en el extranjero, pagados con tarjetas de crédito y liquidados al tipo de cambio oficial más un plus, deducible de impuestos. Esto se refleja en la Balanza de Pagos. Existe adicionalmente una salida de divisas del orden de los U$S 6.000 millones originada en la suma de  la cancelación de créditos de todo tipo del sector privado con el exterior (unos U$S 4.000 millones) y en la pérdida (salida) de depósitos en  dólares en el sistema financiero, cuyo encaje integra las Reservas  Ambos también afectan la Balanza de Pagos.

Lógicamente tenemos los compromisos de la Deuda Pública, cuya erogación en divisas alcanza los U$S 5.000 millones Ello se debe a que se pagaría un monto de aproximadamente U$S 2.800 millones vinculados al  Cupón ligado al PBI, que se abona cuando el crecimiento del año anterior (2013) supera el límite del 3,20 %. Esto asumiendo la refinanciación de los vencimientos de capital e intereses con los organismos financieros internacionales, en lo que se ha venido trabajando. (Unos U$S 2.500 millones según la Oficina Nacional de Crédito Público).

Los cambios registrados en la composición del Gobierno Nacional introdujeron modificaciones en la dinámica de la política económica. En primer lugar se aceleró el ritmo devaluatorio en forma significativa, a un nivel superior al de la inflación “alternativa” (IPC 7 Provincias, etc., etc.). Luego se elevó al 35 % el impuesto al uso de los servicios turísticos, lo que aunado a la suba del dólar oficial colocó al “dólar turista” en un nivel próximo al tipo de cambio “financiero” legal que surge como dato implícito de la operatoria denominada “contado con liqui” o también “dólar MEP”, que consiste en hacerse de dólares físicos o transferidos a una cuenta del exterior mediante la operatoria de compra de títulos públicos en pesos y su venta en dólares.  Informalmente operadores vinculados a la mesa de cambio del BCRA estiman una reducción  no menor al  40 % del monto de las de las divisas gastadas en turismo en el 2013. Unos U$S 4.000 millones de ahorro por este concepto. Esta aceleración del ritmo devaluatorio y su proyección futura, es decir un tipo de cambio real positivo en relación con la inflación interna, también opera sobre la dinámica de cancelación anticipada de crédito, comercial y financiero, desalentándola. También en Gobierno operó sobre el sector automotriz y de la electrónica de consumo masivo al obligarlos a reducir sus importaciones un  20 % en el primer trimestre del año. A esto se agrega el impuesto interno del 35 % a los automotores, intentando impactar en el sector de alta gama, en general proveniente de Brasil  Mayor devaluación e impuestos apuntar a contener y moderar el aproximadamente 8 % de las importaciones de artículos de consumo, que superan los U$S 6.000 millones.

Por el lado de las exportaciones el Gobierno anunció un incremento  de un 8,46 %  de las mismas respecto de su nivel de 2013 llevándolas a U$S 94.034 millones. Este dato parece excesivo. En principio si bien la campaña 2012/2013 podría dejar un saldo de U$S 31.000 millones del complejo de granos, aceites y subproductos según la Bolsa de Cereales de Rosario, el tema es cuál será el rol de los grandes productores, que durante el año decidieron “ahorrar” su excedente en granos, es decir dejar la cosecha en silo-bolsas por un total de aproximadamente 13 millones de toneladas, algo más de U$S 6.000 millones a valores de hoy. El escenario internacional, con previsibles modificaciones de la política monetaria en EEUU y alza de la tasa de interés,  induce a la caída tendencial del precio de los commodities (bienes primarios), el problema es que la caída del precio puede ser equivalente al incremento de las cantidades de grano que se vendan este año, provenientes tanto de la última campaña, como el grano almacenado. Como ejemplo: A julio de 2013 el precio de la soja era U$S 550 la tonelada. En julio de 2014 podría llegar a valer U$S 100 dólares menos.  Por el lado de las MOI (Manufacturas de Origen Industrial) me parece que el fenómeno que más gravitará es la revaluación de la moneda de Brasil debido a los reacomodamientos del escenario financiero internacional. Los capitales tienden a replegarse a los mercados de EEUU en particular y se comienza a observar un fenómeno de revaluación del real, lo que torna mucho más compleja la colocación de nuestros productos industriales en el país vecino, afectando en primer lugar a la industria automotriz. Que el tipo de cambio más competitivo favorece al sector industrial porque reduce el costo del salario en dólares  y lo induce a exportar es cierto, pero del monto de exportaciones MOI (aproximadamente U$S 30.000) un 40 % corresponde a la industria automotriz y está influida por Brasil a la baja. La rapidez con que el resto de las exportaciones industriales compense dicha baja y responda a una suba del tipo de cambio, lo que los economistas llamamos elasticidad, no parece ser un efecto ni tan inmediato ni de tanta magnitud. Y el tema del volumen de las exportaciones es un dato clave, en palabras de Ramiro Castiñeira…..”Si las exportaciones no crecen, pero en cambio crece el mercado interno en base a política fiscal y monetaria expansiva, rápidamente se traduciría en mayores importaciones, lo que achicaría el menguado saldo comercial o le pondría mayor presión a las reservas y el tipo de cambio paralelo”

Esto es así porque las exportaciones constituyen nuestra casi exclusiva fuente de divisas. El crédito de organismos internacionales se agotará mayormente en el pago de los vencimientos de capital e intereses del año en curso y el acceso a los mercados internacionales de crédito es un proceso que tiene muchas instancias previas, CIADI, hold-outs, Club de París, no es de disponibilidad inmediata. El mecanismo que sí está a la mano del Gobierno es dar en garantía los títulos públicos en manos del ANSES o del BCRA para obtener recursos financieros en divisas. Un mecanismo algo extremo, como hipotecar la casa propia para pagar deudas y el Gobierno sólo recurrirá a éste como último recurso.

En este contexto el monto efectivo en que las exportaciones argentinas puedan crecer depende de la política monetaria de los EEUU en primer lugar, si ésta se modifica en forma lenta y gradual o en forma más rápida y su directo impacto sobre el precio de la soja y los otros granos exportables. Y el impacto de estas modificaciones en el alza del tipo de cambio de Brasil.

La hipótesis del Gobierno de crecimiento de las exportaciones en aproximadamente U$S 7.300 millones en el 2014 supone un ajuste blando en la política monetaria y de tasas de interés de la Reserva Federal, un sostenimiento del precio de los commodities agropecuarios, un freno a la revaluación del real brasileño y una respuesta rápida de la industria a las modificaciones en el tipo de cambio local.

A su vez el efecto combinado de mayor devaluación y la tasa del 35 % al dólar turista podría permitir un ahorro que permitiría la cancelación de la Deuda Pública que vence en 2014, cupón del PBI incluido.  

El número final que exprese en nuestro país el estancamiento o el  crecimiento dependerá de cómo los llamados componentes de la demanda global (el consumo privado, el consumo público, la inversión y las exportaciones), se comporten.

Basado en los datos dados a conocer en las Metas anunciadas el jueves 2 de enero (no en el Presupuesto, que ha quedado desfasado) se podría interpretar que la hipótesis de crecimiento de las exportaciones permite financiar una mayor necesidad de importaciones producto del aumento de la actividad económica sin alteraciones significativas del cuadro fiscal expansivo de la última década, en relación con el consumo público.  El componente del consumo privado ligado a la masa salarial de los trabajadores continuará sosteniendo la demanda como efecto de las paritarias de este año, en línea con la inflación real para los trabajadores formales. El componente del consumo de los sectores empresariales, los que perciben rentas y ganancias seguramente mostrará un comportamiento más proclive al atesoramiento que al gasto, eliminado el subsidio implícito al turismo y la compra de autos de alta gama. Los datos sobre inversión en 2014 dados por el Gobierno suponen un nivel de 22,70% del PBI, creciendo cerca de tres puntos sobre el nivel de 2013 en el que parece haberse estancado. Estas suposiciones permitirían sostener que el nivel de crecimiento del PBI en 2014 será similar al de 2013, un 4,5 % anual, digamos, siguiendo a los números de la CEPAL. Las Reservas, a fin de 2014 oscilarían en su nivel actual o crecerían ligeramente.

Si las exportaciones apenas superan o mantienen su nivel de 2013, porque los precios internacionales caen y el escenario internacional se modifica, no existen recursos para financiar la expansión local que requiere de divisas que no se tendrían y los dólares acumulados pagarán la Deuda Pública. Es decir crecimiento cero y divisas a fin de 2014 en U$S 25.000 millones.

Entre ambos extremos, opino, se moverá la economía argentina. Por Pablo Tonelli, economista.