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TUCUMAN

Con barricadas, los tucumanos se defendieron de nuevos actos de vandalismo

Pese a que los policías acuartelados llegaron a un acuerdo, la situación en San Miguel de Tucumán aún no se ha normalizado. Anoche, víctimas de los saqueos fueron reprimidos por la policía. Durante toda la madrugada, con palos y en algunos casos con armas, custodiaron el ingreso de desconocidos a sus barrios. El regreso a las actividades se realiza de manera paulatina.

Según denunciaron ante la prensa local -a pesar del acuerdo- delincuentes pugnaron por ingresar a los domicilios, mayormente en grupos y movilizados en motocicletas.

Los habitantes de San Miguel de Tucumán volvieron a vivir una madrugada de tensión, a pesar de que en la tarde noche de ayer el Gobierno de la provincia y los policías acuartelados llegaron a un acuerdo fijando un salario básico de $ 4.900 y no menos de $ 8.700 de bolsillo.

Sin embargo, luego de que el gobernador José Alperovich anunciara el acuerdo con los policías, manifestantes -víctimas de los saqueos registrados días anteriores- comenzaron una protesta frente a la Casa de Gobierno, en la cual pedían seguridad.

Lo que empezó como un cacerolazo convocado por las redes sociales, dos horas más tarde, se convirtió en un caos, con represión policial por parte de la Infantería, que arrojó lacrimógenos y balas de goma contra los ciudadanos.

El hecho despertó la ira de los tucumanos, que también comenzaron a hacer destrozos. 

Cerca de las 21, el personal de Gendarmería Nacional avanzó con sus escudos contra los ciudadanos, ya que una persona no identificada había arrojado una bomba de estruendo. 

El saldo fue un comerciante con una fuerte herida en la cabeza, un hombre con dos postas de goma en su espalda y decenas de mujeres y jóvenes que aseguraban haber recibido golpes. Según el comisario Jorge Cruz, hubo dos oficiales lesionados.

Así, los vecinos decidieron nuevamente no dormir: organizados con palos, barricadas y en algunos casos con armas de fuegos, custodiaron durante toda la madrugada el ingreso a distintos puntos de la Capital, especialmente en los barrios periféricos del Gran San Miguel de Tucumán.

Según denunciaron ante la prensa local -a pesar del acuerdo- delincuentes pugnaron por ingresar a los domicilios, mayormente en grupos y movilizados en motocicletas.

«No pudieron ingresar a un negocio de la esquina de mi casa y estos delincuentes optaron por saquear las casas vecinas. Yo estoy preparado para todo, a mi casa no entrarán. Vivos no saldrán», dijo Luis, de la zona de Villa Amalia al diario Noticias Tucumán, mientras se encontraba atrincherado con sus parientes con palos, hierros y empuñando un arma.

«Se están preparando para ingresar a nuestro barrio, son de la Costanera, por favor necesitamos a la policía, a la Gendarmería o a alguien que nos ayude», manifestaba Gloria una vecina que vive en las inmediaciones del Río Salí.

 

“En vías de normalizarse”

Las barricadas continúan incluso hasta este mañana, aunque la situación tiende a normalizarse.

En pos de este objetivo, desde las 6.30 se ordenó a los choferes que transitaran por sus recorridos normales y con la frecuencia habitual; mientras que también se decretó el regreso a las clases.

En declaraciones a La Gaceta, el titular de Unión Tranviarios Automotor (UTA), César González, precisó que las múltiples barricadas que se armaron en las calles del Gran San Miguel de Tucumán demoran la circulación de las líneas de colectivos. «Estamos dispuestos a prestar el servicio. Lamentablemente, hasta que no limpien la ciudad es imposible», dijo.

Por su parte, la ministra de Educación de la provincia Silvia Rojlkés de Temkin informó que persisten numerosos problemas entre estudiantes y docentes para llegar a las escuelas y colegios, por lo que el reinicio de las clases se realiza de manera paulatina.

«Se decidió que haya actividad pero sabemos que los colectivos y taxis aún no pueden ingresar a los barrios y esto impide que las comunidad educativa llegue a las aulas», sostuvo la funcionaria.